Capítulo 9

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Dylan:

¿Saben cuánto duerme un gato?

Verdaderamente me estoy preocupando porque estos dos se la pasan durmiendo todo el día.

Hoy Amie no fue a la escuela. Me preocupó bastante ,así que le envié un mensaje pero no  contestó.

Intenté llamarla pero su teléfono estaba apagado, tal vez le había dado una de sus crisis existenciales y no quería hablar con nadie.

Amie es de esas personas maravillosas que te topas una sola vez en la vida , de esas que te dicen que no tienen nada que ofrecerte y acaban poniendo el mundo a tus pies .
Ella es de esas que convierten todo lo que tocan en arte .

Amie es eso, es arte , un poco abstracto la verdad.
Pero cada vez que lo observas te adentras más en el , descubres los sentimientos plasmados y comprendes que existen para eso ,para confundirte y luego adentrarte en un completo caos de emociones y sentimientos del que es imposible salir, del que no te apetece salir.

***

D: Amieeeeeee

Eran pasadas las 4 de la tarde y seguía sin saber nada
, me resultaba bastante extraño ya que siempre me escribía para dejarme , al menos , un insulto diario.

Recordé que tenía el número de su madre , de cuando me llamó para invitarme a su cumpleaños  , así que le marqué.

Al tercer tono contestó.

— Hola Dylan .

— Hola señora Esther, ¿cómo está?

— Muy bien hijo .

— Le llamo para saber de Amie , hoy no la vi en la escuela y su teléfono está apagado.

— Amie esta enferma cariño.

Sentí como una oleada de tristeza me invadía.

— ¿Co- cómo está? , ¿como se siente?, ¿que tiene ?

— Está con un poco de fiebre , es la gripe .

— ¿Puedo ir a verla?

— Claro hijo , aquí te esperamos.

Dicho esto colgó, y yo me apresuré a cambiarme para salir hacia su casa.

El camino se hizo corto mientras corría , mis pulsaciones aumentaban y no podía evitar la angustia que sentía al saber que ella no estaba bien .

Cuando llegue me recibió su padre . Sus labios formaron una gran sonrisa al verme y me dió un fuerte abrazo.

— Me alegra que vinieras .

La señora Esther salió de la cocina y también me dio un abrazo.

— Está en su cuarto.

Caminé decido, pero a la vez demasiado asustado, me entristecía que Amie estuviera mal .

Cuando entré a su habitación estaba envuelta como una oruga en una colcha inmensa, con el gato abrazado y viendo los Minions en su laptop.

Se reía como una loca y de vez en cuando hacía muecas de dolor .

Era encantadora.

Toqué su puerta ganándome su atención .

— ¿Pensabas dejarme abandonado?

Rodó los ojos.

— Que dramático eres.

— ¿Yooo?

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