MI COMPLEMENTO

CAPÍTULO 7

Cada pedazo de su piel, cada nervio, cada estructura luchaba por mantenerse cuerdo en esta situación. Un terrible nudo en su garganta le impedía expresar lo peor de aquellos que hacen el mal, aquellos que se hacen llamar familia. ¿Cómo podían siquiera pensar que lo que le hacían estaba bien? No por ser familia, si es que se les podía llamar así, se les debía permitir esta clase de aberraciones y blasfemias.

No es agradable para la vista de cualquiera ver a la persona que amas, cubierta de pies a cabeza con terribles moretones de distintos colores. ¿Era siquiera posible que con toda la magia de curación del mundo eso sanara rápido? Aborrecía con cada célula de su cuerpo a los estúpidos muggles que se atrevieron a hacerle eso a Harry... a su Harry.

La terrible sensación que recorría desde las puntas de sus dedos y envolvía su torso con una impotencia sin igual, el deseo de terminar con cualquier ser que osara herir a su omega, era indescriptible... Este era el momento en que una persona decide qué hacer ante tal situación; no era él quien había sido lastimado, pero aún así, quería vengarse con todas sus fuerzas de algo, o más bien, de alguien.

Y qué decir de lo incompetente que se sintió al permitir que los crueles comentarios de Pansy afectaran profundamente a Harry. Sabía que el moreno era fuerte, tanto física como mentalmente, pero aún así, la punzada de la conciencia se hundía en él hasta doler.

No podía permitir ni un momento más que esto continuara ocurriendo...

¿Qué era eso? ¿Por qué se encontraba en ese lugar? Unas inmensas ganas de vomitar invadieron su cuerpo al instante. Se sentía tan vívido, pero no como si realmente su cuerpo estuviera allí; era como verlo desde una dimensión diferente a lo vivido. Un estruendoso portazo a su espalda llegó a sus oídos, y ahí estaba él, una versión de sí mismo de hace unas semanas atrás. ¿Acaso era posible? No, no podría ser cierto. Su mente lo había traído a algo que deseaba olvidar, pero por causas obvias no podía. Quería salir de ahí, correr a los brazos de Draco y sentirse seguro una vez más, y sin embargo, no podía. Sus recuerdos se aferraban a tenerlo en ese lugar. ¿Qué podía hacer ahora? Verse a sí mismo sufrir no era lo más agradable. Sin darse cuenta, se abrazó a sí mismo.

El ambiente se tornó aún más opresivo. La oscuridad de la habitación parecía cobrar vida, envolviéndolo en un manto de desesperación. Cada sonido, cada crujido, se amplificaba en su mente, alimentando su terror. Sentía el sudor frío recorriendo su espalda, mezclándose con las lágrimas que no dejaban de brotar de sus ojos. Su respiración se volvió errática, y cada intento de calmarse solo lo sumía más en el abismo del miedo.

Recordó los momentos felices, los días en Hogwarts, las risas con sus amigos, pero esos recuerdos parecían tan lejanos ahora, casi irreales. La presencia de la bestia lo anclaba, en esa realidad aterradora de la que no podía escapar. Intentó concentrarse, buscar una salida, pero su mente estaba nublada por el pánico.

De repente, un ruido sordo lo hizo saltar. La bestia estaba más cerca. Cerró los ojos con fuerza, deseando que todo fuera una pesadilla, que en cualquier momento despertaría en su cama, a salvo. Pero la realidad era implacable. La bestia estaba ahí, y venía por él.

Con un último esfuerzo, trató de levantarse, de correr, pero sus piernas no respondían. Estaba paralizado por el miedo, atrapado en su propio cuerpo. Harry supo que su tiempo se había acabado. Las palabras de la criatura resonaron en su mente, una y otra vez: "Regresaré a terminar lo que vine a hacer". Y ahora, estaba aquí para cumplir su promesa.

Los gimoteos de Harry llenaron la habitación, resonando con una angustia que Draco no podía ignorar. Sin dudarlo un instante, Draco corrió hacia él, envolviendo el cálido cuerpo de Harry en sus brazos. Con una voz suave y tranquilizadora, le susurró al oído, rogándole que despertara de la pesadilla que lo atormentaba.