No ha sido fácil para mi dar clases en este lugar, durante mi primer año descubrí que este lugar no tiene la misma ética que otros establecimientos. En mi primer semestre varios estudiantes habían hecho insinuaciones bastante descaradas, intenté ignorarlas y culpar a las hormonas, puesto que nos encontrábamos en las montañas y si bien una gran población del lugar son gays supongo que podría considerarme un hombre sexy por lo que no los culpo y tampoco me molesta, solo los rechazaba con delicadeza y seguía con mi trabajo. Pero, este año a los demás profesores y al director parecieron molestarles la atención que recibía de los estudiantes y ellos no ser tan cotizados, porque fui obligado a dar clases complementarias a jóvenes con problemas o me enfrentaría a una reducción de salario, intenté evadirlo los primeros meses, pero ya me dieron la última advertencia, no tenía otra opción.
Me encuentro esperando a un alumno en la biblioteca junto a una pila de exámenes que me falta por corregir, cada minuto que pasaba mi enojo crecía, el chico tenía ya 40 min de retraso, soy un profesor benevolente, pero mi paciencia no es eterna. A los 45 min el chico entra en el lugar; ya casi vacío, sin prisa mientras intenta acomodar su ropa, arrugada y mal abotonada, cuando toma asiento frente a mi noto las marcas rojas en su cuello, simplemente intento ignorar esos aspecto.
— 45 minutos tarde. — digo serio mientras sigo revisando exámenes.
Tamura suspira frustrado. — perdone profesor, me surgió un imprevisto.
— Si, puedo notarlo. — digo con sarcasmo levantando levente la mirada.
Al volver a revisar exámenes, no escucho respuesta, pero a los segundos su risa me desconcentra. — ¿Sabes que estamos en la biblioteca?
Miro al chico con enojo, pero este solo me sonríe con altanería.
— ¿Está celoso, profesor?
— ¿celoso? — pregunto sin entender las palabras del muchacho. — ¿de qué?
— Oh. — el peli celeste me mira con tristeza fingida. — ¿Cuánto lleva sin follar, profesor?
Mis mejillas se calientan de golpe. — ¿Qué? — Sus palabras me dejan sin habla, mientras mi boca se abre y cierra sin poder formular palabra.
Desvío mi vista de su mirada aun avergonzado, sigo corrigiendo los exámenes, empujo un libro de matemáticas junto a mi dejándolo frente al muchacho. — ejercicios de la página 60 a la 70, si tienes preguntas hazlas.
No volví a mirar al joven, pude escuchar como abría el libro y su lápiz se deslizaba por la página, así que simplemente seguí haciendo mi trabajo, todo iba bien hasta que escucho un ruido, levanto la mirada para encontrarme la silla frente a mi vacía, estaba a punto de levantarme para buscar en la biblioteca cuando siento como algo presiona mi entrepierna, al ver hacia abajo, Tamura con mucha confianza y una sonrisa altanera en el rostro se encuentra bajando mi bragueta, antes de bajar mis manos y detenerlo, saca mi pene y comienza a masturbarlo. Aprieto mis puños intentando reprimir un gemido, asustado de ser visto, recorro con las vista el lugar, solo puedo escuchar a lo lejos unos chicos estudiando, pero no soy capaz de ver nada.
— Sal de ahí, ahora. — gruño enojado, alargo mi mano tomando su muñeca con fuerza.
Ante mis acciones el chico aprieta con mayor fuerza mi miembro, con rapidez llevo mi otra mano a mi boca intentando reprimir un gemido.
— Vamos profesor, no sea tan obvio o nos descubrirán. — puedo escuchar su risa, aunque no lo vea.
Cuando estaba a punto de insultar al chico, pude sentir como este metía mi pene en su boca, succionando con fuerza.
— Dios... -—gruño dejando ambos puños sobre la mesa apretándolos con fuerza.
Intento reprimir cada sentimiento de placer que recorre mi sistema, pero el ambiente altamente peligroso sumado a la experimentada boca de mi alumno no me dejaba la tarea fácil, poco a poco mi respiración se aceleraba.
— Profesor, tiene una polla deliciosa. — miro al joven y como su boca vuelve a tomar mi extensión, sus ojos no dejan los míos mientras jadeo bajo su intensa succión.
— Basta, por favor. — susurro de forma entre cortada con la voz gruesa cargada de excitación.
Mi ansiedad estaba al límite, en cualquier momento podrían atraparnos, sabía que no tendría grandes repercusiones, pero no quería que nadie viera esto, no cuando había mantenido una imagen limpia por tanto tiempo.
A lo lejos escucho como unas sillas se mueven indicando que los jóvenes que estaban al otro lado de la biblioteca se estaban moviendo, instintivamente mi mano empuja la cabeza de Tamura hasta la base de mi pene, haciéndome jadear y al chico soltar un gemido, al mirar hacia abajo puedo ver lágrimas en sus ojos y un fuerte sonrojo en su rostro. Mi rostro se llena de sangre producto de la vergüenza, siento mi corazón latir con fuerza, al darme cuenta de mis acciones suelto su cabeza, al hacerlo Tamura aumenta la velocidad de sus succiones, mientras podía ver como los chicos comenzaban a caminar hasta la salida de la biblioteca, la adrenalina y el placer corrían por mis venas, estaba en mi limite me vendría en cualquier momento, ya no soy capaz de contenerme. Bajo la mirada intentando no llamar la atención, cuando escucho la puerta cerrarse, me relajo, Tamura al ver mi reacción suma sus manos a la acción ocasionando que mi cuerpo se contraiga y mi cabeza se incline hacia atrás por el placer, me recorren corrientes eléctricas, mi mano se cierra en el cabello celeste del chico apretándolo con fuerza, guiando sus movimientos de forma brusca y rápida hasta hundir totalmente su boca en mi pene y soltar todo mi semen en ella con un gruñido.
Jadeante libero el cabello de Tamura e intento recuperar el aliento después de la descarga de adrenalina y placer, miro al chico en mi regazo para encontrarlo con una sonrisa, al conectar nuestras miradas abre su boca mostrándome mi carga de semen, para luego tragarla y limpiar mi polla.
Gimo suavemente ante la sobre estimulación. — Dios, por favor... ya sal de ahí.
— Para ser un reprimido. — dice Tamura al volver a sentarse frente a mí. — eso fue estupendo.
Sin mirar su rostro acomodo mi miembro de vuelta a los pantalones, sintiendo la culpa comenzar a recorrer mi cuerpo.
— Espero con ansias su próxima clase, profesor. — Sin que pueda evitarlo el chico sale de la biblioteca con ambas manos tras un nuca con aspecto relajado, como si esto fuese su rutina diaria.
Rendido recargo micabeza en mis brazos sobre la mesa. — Estoy jodido...
Hola corazones, espero les gustara el capitulo, hecho con amor para ustedes de uno de mis personajes favoritos de la serie.
Nos vemos próximamente.
~Alpha.
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One-Shots Yarichin Bitch Club
FanfictionNo pude resistirme a crear historias de estos sensuales hombres, espero les gusten.