CON MUCHO AMOR (Terminada)

Capítulo cuarto

—N-no puedo, hacerlo…
Desde el obrador, ultimando los detalles antes de abrir, Jimin escucha balbucear a su amado.
—¿Decías algo?.
Frotándose las manos con un trapo, empuja la puerta del obrador para entrar en la tienda, con su pelo largo recogido en una coleta y su delantal blanco salpicado de harina.
Con la mirada perdida, la postura encorvada y los brazos laxos a ambos lados del cuerpo, Jungkook está de pie frente a los mostradores.
—N-no puedo, hacerlo…
Jimin sonríe, al tiempo que con su dedo índice acomoda un mechón rebelde en la frente de Jungkook.
—¿Qué es, lo que no puedes hacer, amor?.
—No puedo vender…esto.¡No puedo vender cruasanes, manchados con la sangre de esa mujer!,¡Esa mujer que mataste!.
Sin variar la expresión de su rostro, Jimin se frota las manos de nuevo y con el mismo trapo, sacude la harina de su delantal.
—¡Claro que puedes!,¡Tú eres capaz de venderlo todo!—exclama con una carcajada—  ya te dije, que no los iba a tirar,¡Y miralos, tienen un aspecto increíble, tan hinchados, dorados y crujientes!.
Con aspecto transtornado, Jungkook sigue negando con la cabeza.
—Lle-llevan…sa-sangre.
Ignorándolo Jimin, se acerca a la persiana para subirla.
—¡Y también mucho amor!.
Seguidamente, cruza corriendo la tienda para entrar de nuevo en el obrador, no sin antes lanzar un beso volador a su amado.
—¡Vamos Jungkookie, hay clientes esperando, haz tu magia!.
En el rostro de Jungkook aparece una mueca, sin embargo, inmediatamente se transforma en una cálida sonrisa, para dar la bienvenida a los primeros compradores que cruzan la puerta.

Varias horas más tarde, Jungkook apaga las luces para comenzar a limpiar y recoger, para tenerlo todo a punto, para abrir al día siguiente.
—¿Qué tal ha ido?—inquiere Jimin, saliendo del obrador, arremangado y con la frente llena de harina y sudor.
—Lo hemos vendido todo…a pesar de ser género infectado y corrupto.
Al responder, la expresión de Jungkook vuelve a ser vacía.
—¡Eso es genial!—responde Jimin con entusiasmo, sin hacer caso de su comentario—¡Voy a tener que hacer muchos más cruasanes para mañana!,¡Y magdalenas!,¡Y Brioches, Pretzels, Palmiers y pan!.
Sin responder, Jungkook armado con una pequeña brocha, limpia los estantes del pan en silencio.
—Jungkook, ¿Puedes traerme la masa que guardé en la cámara?.
Jungkook no responde, concentrado y silencioso se dedica a pasar un paño húmedo por los cristales de los mostradores, para quitar las huellas de manos.
—¡Vamos amor, anímate!—exclama Jimin posando sus labios sobre su nuca para darle un beso—¡Hoy ha sido todo un éxito!.
Después, dando pequeños saltos, se dirige de nuevo al obrador.
—Jungkookie, ¿Puedes traerme la masa de los cruasanes que está en la cámara?—repite Jimin—¡Tengo tanto trabajo!.
Con un suspiro, Jungkook abandona el paño y obediente, se dirige al almacén frigorífico.Una vez dentro sus ojos se desplazan por los estantes buscando la bandeja que contiene la masa, hasta que tropiezan con algo.
Segundos más tarde desde el obrador, Jimin escucha un grito desgarrador y sobresaltado entra en la cámara, para encontrar a su amado sentado en el suelo temblando y llorando.
—¡Jungkookie!—inquiere agazapandose junto a él—¿Estás bien, qué ocurre?.
Sin embargo este aterrado, es incapaz de moverse.
—Amor, ¿Qué pasa, que tienes?.
Por respuesta, Jungkook solo es capaz de  señalar un estante por encima de su cabeza con mano temblorosa, justo donde descansa, el cuerpo muerto y blanquecino de la mujer, sentado y envuelto en una gran bolsa de plástico.
—Si, es la vieja…está dónde la dejamos…¿Por qué gritas?.
Cubriéndose la cara con una mano, con la otra Jungkook señala a su lado, justo donde Jimin, guardó la masa para los cruasanes.
—Vaya,ya veo…parece que la sangre ha llegado hasta la masa…Te refieres a eso,¿no?.
Sin dejar de temblar, Jungkook asiente.
—No te preocupes, amor—susurra Jimin poniéndose en pie, al tiempo que sacude los restos de suciedad de sus níveos pantalones—¡Con esta masa, crearé unos cruasanes aún mejor que los anteriores!.
Perplejo, Jungkook observa a su socio y amante, eufórico por completar su labor retirando la bolsa de la camara, mientras en su corazón aún reside la culpabilidad y el asco, por haber vendido productos contaminados a sus clientes.
—¡No podemos seguir haciendo esto!—clama cuando consigue recuperarse y salir del congelador—¡Nuestra obligación, es llamar a la policía, alguien debe de echar de menos a esta mujer!,¡Alguien querrá recuperar su cuerpo!.
En el obrador, Jimin tararea feliz, mientras sus pequeños dedos, se hunden en la blanda, viscosa y multicolor mezcla.
—¡No vamos, no vamos a hacer eso, Jungkookie!—repite cantando con voz melodiosa—te dije, te dije, que no voy a desperdiciar, ni un solo gramo de este material, además, parece que al público le encanta, ¡Esta señora, nos hará ricos!.

Continuará…