Capítulo quinto.

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Los largos dedos de Jungkook sujetan las pinzas con maestría, seguidamente mueve el brazo y lo dirige a un cruasán grande y brillante que reposa en la cima, de una montaña de cruasanes grandes y brillantes.
—¡Ese, ese tiene una pinta maravillosa!.
La clienta aplaude, al tiempo que no puede evitar dar pequeños saltos emocionados, mientras Jungkook caza la pieza y la coloca sobre un papel de estraza con el logo de la panadería, para envolverla.
—¡Tengo que felicitaros!—parlotea excitada—¡Son los “croissants” más exquisitos que he comido nunca!, ¡Crujientes por fuera, blandos y apetitosos por dentro!,¡Tienen un sabor tan peculiar!,¡Un “je ne se quoi” exquisito!.
Tras entregar el paquete, Jungkook esboza una sonrisa.
—¿Le pongo algo más?.
La mujer, azorada por la vergüenza, suspira mientras se abanica con una servilleta de papel, que ha cogido del mostrador.
—¡Ay, es que con un dependiente como tú y un pastelero como tú socio, no me marcharía nunca de aquí!,¡Me lo llevaría todo!,¡Y solo para ver, cómo tú me sonríes cuando me atiendes y a tu socio, aparecer por esa puerta arremangado y con el cabello recogido con esa coleta tan sexi!.
Paciente, Jungkook sonríe de nuevo.
Sin embargo, otra mujer que aguarda turno a su lado, no se muestra tan sosegada.
—¡Pues acabe su pedido o váyase, todas queremos comprar algo y poder disfrutar de su exquisita bollería y de su atención!.
Las otras cinco mujeres que esperan en el estrecho local, asienten al tiempo que sacuden sus cabezas frenéticamente.
—¡Si, si, pida o váyase ya!.
La mujer aún más colorada, golpea una vez más con su esmaltada uña el cristal protector.
—¡Y quiero… todas las magdalenas de chocolate!.
Sin embargo, su petición levanta la ira de sus congéneres.
—¡Señora!,¿Se ha vuelto loca?,¡Cómo se las va a llevar todas!,¡Yo también quiero!.
Segundos más tarde y ante la mirada atónita de Jungkook, todas las clientas se abalanzan sobre el mostrador exigiendo su parte de las magdalenas.
En ese instante se abre la puerta batiente del obrador, dando paso a un sudoroso y enharinado Jimin, quién tras haber escuchado la petición, aparece cargado con una enorme bandeja de los deseos de las clientas, recién horneados.
—¡Este chico, es un amor!—exclaman todas al unísono—¡Él sabe, cómo tenernos contentas a todas!.
Tras depositar la bandeja, Jimin se da la vuelta para que las clientas, se regocijen con los músculos que se dibujan en su espalda a través de su camiseta mojada, no sin antes dedicarle un guiño a Jungkook.
—¡Vamos, espabila chico!—exclama una clienta bromeando al ver su expresión alelada—¡Y ponme magdalenas!.
Tras ese instante, Jungkook regresa a la realidad para llenar con su mejor sonrisa, una bolsa tras otra con el dulce género, mientras las clientas profesan su admiración, con gritos y aplausos.
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Cuando media hora más tarde Jimin sale de nuevo del obrador, encuentra a su socio, recogiendo el poco género que aún sobrevive.
—¿Cómo te ha ido con tus admiradoras?,¿Ves, como tienes un don con ellas?—susurra besando a Jungkook en la nuca—¡No he parado ni un segundo ahí dentro, casi he terminado el saco de harina entero!.
Jungkook sonríe con timidez.
—La verdad es que no soy yo, son tus magdalenas… ¡Les ha encantado!,¿Qué les has puesto?,¿Miel, semillas de chia y quinoa?,¡Están buenísimas!.
Su socio, responde con un susurro al tiempo que sonríe misteriosamente.
—Un ingrediente secreto.
Las palabras pronunciadas por Jimin, hacen palidecer a Jungkook, quien mareado necesita sentarse.
—¿Q-que ingrediente s-secreto?.
—Bueno…—responde Jimin, empujando la puerta del obrador mientras sujeta a un palidísimo Jungkook por el brazo—sabes que tenemos a la señora aquí sentadita.
—S-si.
—Pues esta mañana, al sacar toda la masa que tenía congelada…
—¿Q-ue ha pasado?.
—Pues parece que al sacar la masa, la señora se ha inclinado un poco.
—¿Y?.
—Pues que al cerrar la puerta, le he pillado una mano.
Las palabras de Jimin, aterrorizan tanto a Jungkook que el pobre,  medio inconsciente y cubierto de sudor frío, se tumba en el suelo.
—¿Quieres saber, qué he hecho con la mano?.
A punto de perder el conocimiento, Jungkook no responde.
—¡La he cortado en trocitos diminutos y la he añadido a la masa de las magdalenas!.
—¿Qué has hecho qué?—exclama Jungkook, tapándose la boca con el dorso de la mano para bloquear las arcadas que suben por su garganta, al recordar el sabor y la textura de una de esas magdalenas que ha degustado—¿¡QUÉ!?.
Con una sonrisa condescendiente, Jimin le observa.
—¿Cómo has podido hacer eso?—clama Jungkook con los ojos fuera de órbita—¡Lo de la sangre fué un accidente y podíamos haber tirado toda la masa, pero tú la quisiste aprovechar!,¡Pero lo de la mano!,¡Lo de la mano, eso ya no tiene explicación!.
—¡Lo hago todo por nosotros Jungkookie!—exclama Jimin con una terrible risotada—¡Mis cruasanes y mis magdalenas, son todo un éxito!,¡Las mujeres se pegaban por ellas!,¡Y mañana, vendrán a por más!.

Continuará…














CON MUCHO AMOR (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora