¤ ¿Tres? ¤

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Se veían muchas almas avanzando hacia un destino desconocido.

Todo estaba en calma, al menos hasta que una de esas almas se sobresaltó al sentir que un ángel, que vigilaba el lugar, pasó junto a ella.

De alguna manera, comenzó a empujar a algunas almas, pero al notar que el ángel se acercaba, corrió y chocó con otras almas, haciendo que cayeran del puente de luz.

Solo resonaron los gritos que siguieron.

Ya han pasado dos semanas desde el evento de la "boda", pero eso no era todo...

El dios griego había tenido la extraña sensación de que había más como él, más almas en cuerpos de dioses.

—— Vamos, eso es ridículo ——pensó mientras escuchaba a Hermes practicar con el violín——. Aunque... no te aferres a falsas esperanzas, mujer ——se dijo, negando con la cabeza.

—— ¿Sucede algo, señor Zeus? ——preguntó el pelinegro, pero el mayor no le prestó atención——. Señor Zeus, señor Zeus, señor Zeus ——repitió sin éxito——. Eh... ¿papá? ——susurró, avergonzado.

Esa simple palabra sacó al mayor de su trance, quien miró al pequeño con alegría en los ojos.

Zeus se levantó y corrió hacia su hijo, alzándolo con una sonrisa mientras lo abrazaba.

—— ¡Sabía que me dirías papá! ——gritó feliz, abrazando con aún más fuerza al pequeño.

—— Me... estás... apretando... ——balbuceó, sintiendo la presión del abrazo.

—— ¡Lo siento, mi niño! ——sin más, soltó a Hermes y lo dejó en el suelo, pero su sonrisa persistió——. Nunca les pedí que me llamaran papá porque no creo, y aún sigo sin creer, merecerlo... ¿Soy su padre cuando ni siquiera soy el real? ——pensó, mientras acariciaba la cabeza del pequeño para calmarlo.

Ante la tierna caricia, el pequeño de ojos rojos no pudo evitar sonreír.

Ante la tierna caricia, el pequeño de ojos rojos no pudo evitar sonreír

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—— Qué tierno ——pensó, levantándose——. Espérame un segundo ——dijo antes de desaparecer.

Hermes solo ladeó la cabeza, pero su padre regresó casi de inmediato.

—— Al final, tanto entrenamiento fue útil. Al menos ya no me choco ——pensó, divertido, mientras extendía un libro hacia su hijo.

Hermes tomó el libro y lo examinó con curiosidad.

—— Me he dado cuenta de que disfrutas mucho practicar con ese instrumento ——comentó sonriendo——, así que este libro es para que compongas tus partituras. ¡Estoy ansioso por escuchar tus melodías! ——dijo con alegría.

¿Zeus?. [Abandonada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora