capitulo 8.

419 40 4
                                    

El sonido del auto disfraza un poco el silencio a mi alrededor, pero ni mi rostro ni mi postura ayudan a disimular mi preocupación.

-Por qué…POR QUÉ?!-

El grito que doy es más dirigido a mi mismo que a Trish. Habían pasado un par de días desde esa confusa noche, tiempo que mi cabeza revoloteaba entre ideas extrañas, dudas que me carcomia y una culpa que me quemaba cada vez que hablaba con Lucy.

Trish había dejado caer una bomba sobre mi, confesando su amor, besándome en el momento y yo… simplemente había huido.

“Debería haber hablado con ella, debería haber dicho algo, debería…”

Muchos debería, ningún voy a hacer.

Nuevamente siento que soy aquel idiota adolescente que era incapaz de comunicarse con otros, acaso no soy mejor que mi yo de ese entonces?

Mis dudas saltan entre Trish y mi propio crecimiento, hasta que me doy cuenta que llevo cerca de 2 minutos detenido frente a un semáforo en verde.

Avanzando nuevamente, respiro profundamente tratando de calmarme y decidiendo mi siguiente movimiento.

“Necesito ayuda…algún consejo, algo que me diga que hacer en esta situación”

Estaba buscando un consejo de hombres, pero definitivamente no podía contar con mis padres para ello, por lo que la responsabilidad caería sobre mi figura paterna adoptiva, Ripley, el padre de Lucy.

“si…no creo que eso salga bien…”

A lo largo de los años, Ripley y yo habíamos desarrollado una relación agradable similar a la de un padre y un hijo, pero estaba bastante seguro de que si tuviera que escoger un bando en este malentendido, sin lugar a duda velaría por los intereses de Lucy más que por los míos.

Luego estaba mi esposa, la principal afectada por este evento y amiga cercana de Trish.

“Quizas deba buscar a alguien más antes de hablar con ella”

No era que no confiara en ella, pero este era un terreno desconocido y que esperaba nunca tener que recorrer. Me gustaría minimizar los daños lo más posible, por lo que ella estaba descartada.

-Las opciones se acaban…tampoco es como si pudiera contarle esto a cualquiera-

Sentía que mi estómago quemaba otra vez cuando mi teléfono comenzó a sonar.
Ni siquiera me molesté en revisar el número y simplemente conteste, siendo recibido por una voz familiar.

-Hola, chico?-

“Pero qué…Moe?”

-Moe, cómo estás?-

La verdad no quería hablar en ese preciso momento, pero una idea me vino en mente.

“Tal vez pueda preguntarle a Moe”

-Bien, gracias por preguntar…en realidad quería saber si podrías venir a mi casa, hay algunas cosas que quiero hablar contigo –

Su tono era serio, lo suficiente como para ponerme nervioso.

“El sabe…”

-De acuerdo, voy para allá –

No se despidió, simplemente cortó la llamada, haciéndome recordar la temporada que había pasado trabajando para él.

“Su tono…no despedirse…esto es malo…”

Un escalofrío recorrió mi espalda, gratamente ayudándome a olvidarme del drama en mi vida por un momento antes de que el peso de la situación se agregara a mis problemas anteriores, solo haciéndome sentir peor.

Dando marcha a mi auto hacia uno de los extremos de la ciudad, los vecindarios residenciales poco a poco se transformaron en granjas y luego en bosques, permitiéndome llegar hasta una gran casa acomodada en medio de un claro.

No tuve que llamar a la puerta, ésta estaba abierta de par en par, invitandome a su interior, donde un tyranosaurio me esperaba sentado en una bella sala estilo victoriana.

-Anon…siéntate por favor…-

Ni siquiera pude preguntarle que sucedía, solo acepté la orden ocupando un lugar frente a él.

-Dime chico…sabes por qué te llamé?-

El sudor recorría mi frente y la saliva era difícil de tragar.

-No señor-

A estas alturas ni siquiera podía llamarlo por su nombre, volviendo a los hábitos que había desarrollado al trabajar para él.

El tyranosaurio colocó una serie de papeles sobre la mesita frente a ambos, deslizandolos hasta que pude leer su contenido.

Eran… cuentas…

Mi cara debió delatarme, ya que él reafirmó mis sospechas.

-Es una cuenta-

“Si, ya me di cuenta”

-Entonces ahora sabes por qué te hice venir?-

-No tengo idea-

Podía ver una vena saltar en la frente de Moe mientras golpeaba continuamos el talón de su pie contra el suelo impaciente.

-ES LA CUENTA DE LOS MUEBLES DEL BAR QUE ROMPISTE CON TU PELEA IMBÉCIL!-

Su grito perforó mis tímpanos, dejándome con la sensación de haber estado en las cercanías de una flashbang, pero en ese momento recordé también.

“Mierda, Moe también tiene dinero ahí “

El plan de retiro de Moe había consistido en invertir su dinero en múltiples lugares que le permitían vivir tranquilamente sin preocuparse, uno de esos negocios era el bar donde Reed y yo teníamos activos también, por lo que la destrucción de los muebles acarrearía una cuenta que llegaría a oídos de los inversionistas.

No pude evitar soltar un suspiro aliviado que simplemente molestó más a Moe. Era una persona paciente…siempre que no hubiera dinero involucrado.

-Tienes agallas para suspirar frente a mi chico-

-Moe, escucha, realmente no planeaba que las cosas sucedieran así , yo pagaré por los daños si te parece bien-

Su expresión de suavizó lo suficiente como para detectar la curiosidad en él.

-Vaya, que generoso por tu parte; habiendo zanjado ese asunto…te importaría decirme que paso?-

No pude evitar fruncir el ceño rascándome la nuca.

-Si te conozco lo suficiente, eres demasiado cobarde como para iniciar una pelea de la nada-

“conque así es como me ve ese viejo”

-Si, así te veo y así es como eres, ahora apresurarte a decirle a este viejo lo que pasó –

Parecía impacientarse a cada momento que pasaba, sin ayudarme mi mal hábito de murmurar sin percatarme.

Mi historia comenzó conmigo saliendo a caminar cuando Lucy visitó a sus familiares, Moe escuchó atento en silencio.
Proseguí hablando de mi encuentro con Trish, con nuestra visita al bar, momento en que la cara de mi anfitrión se había tensado de una forma seria.

Mientras la anécdota se desarrollaba hasta llegar a la pelea y nuestra huida, Moe de mantuvo callado y hasta cierto punto pude verlo aliviado al saber el motivo de la destrucción en el local.
Se le veía satisfecho…pero no paré de hablar.

Sabía que Moe no quería indagar más, pero necesitaba su consejo con urgencia, así que simplemente seguí hablando de como llevé a Trish a su casa, de como curamos nuestras heridas, de como nos besamos en su cama…y de la mañana siguiente.

Estaba claro que Moe no estaba feliz, parecía que una amplia gama de emociones pasaba por su cara, hasta que finalmente su atención se centró al 100% en mi.

-Anon-

Su tono era igual o más serio que antes.

-Si?-

-Sabes lo que hiciste?-

-Yo hice?-

Su último comentario me había ofendido un poco, Trish había sido la que me había besado, yo solo había tenido la mala suerte de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

-Así es, hiciste!-

Moe prosiguió gritándome igual de molesto que yo.

-Mira chico, ya eres un hombre, debes aprender a tomar el control de las cosas que pasan en tu vida, no puedes simplemente dejarte llevar y luego culpar a otros por los resultados –

Por un momento quise replicar, pero las palabras se atoraban en mi garganta.

-Hubo muchas banderas para que decidieras detenerte o alejarte, pero seguiste el juego de esa chica y las cosas terminaron… así…-

Ahora realmente parecía que era mi culpa, de hecho comenzaba a creerlo.

“Que voy a hacer?”

- Vas a ir directo a tu casa y se lo contarás todo a tu esposa-

Ni siquiera me había molestado mi murmullo, estaba demasiado aturdido como para notarlo.

-Pero…Lucy…-

Moe se había levantado de su lugar, mirándome de una forma que nunca había hecho antes, parecía determinado…o dispuesto a hacer algo dependiendo de mi respuesta.

-Acaso no la amas? O es que esperas poder seguir viendo a Trish sin que Lucy se entere?-

Me puse de pie de un salto con una expresión molesta.

-Claro que no! Ella es la única!-

-…Y no merece la verdad?...-

Era un callejón sin salida, uno que yo mismo sabía que tendría que enfrentar.

-…yo…tengo miedo…-

Mi mirada bajo hasta ver mis pies, realmente estaba aterrado de la reacción de Lucy, no me importaría que me gritara o se molestara, lo esperaba incluso, pero que haría si decidía dejarme?

La sola idea me apuñalaba el corazón inmisericorde.

Sentí una mano sobre mi hombro, al mirar hacia su origen, me topé con Moe junto a mí.

-Ser un hombre es hacer lo correcto pese a tener miedo de las consecuencias chico-

Moe miraba ocasionalmente una fotografía de su esposa y el en algún paisaje europeo.

-No se trata de nosotros, sinó de los que amamos-

La sonrisa del tyranosaurio era cálida y comprensiva, lo suficiente como para hacerme entender lo que quería decirme.

-Gracias Moe –

Mi anfitrión volvió a su lugar, con una actitud más relajada, dejándome un momento para relajarme junto a él antes de volver a mi hogar. La tarde fue agradable, usando un rato entre la charla para describirle al velociraptor con el que había peleado en el bar.

Moe anotó todo con gran interés mientras hablaba de “Sacar la basura” con perturbador entusiasmo.

El día finalmente llegó a su fin y yo tuve que enfrentar mi destino.

Al llegar a mi hogar, Fang estaba en la cocina, preparando la cena mientras Amber hacia su tarea en una habitación lo suficientemente alejada para no escuchar nuestra conversación.

Sus ojos ámbar se toparon con los míos y de inmediato su expresión se volvió preocupada.

-Anon…pasa algo?-

Quizás ese sería el final de todo…pero debía afrontarlo como un hombre.

-Lucy…debemos hablar…-

Un amor erróneo Remake. (Snoot Game)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora