capitulo 10

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Han pasado dos días desde el incidente con Trish.

Anon, Reed, rosa y yo nos turnamos para hacer guardia en el hospital mientras los otros descansan y se ocupan de sus pendientes.

Avisar de la hospitalización de Trish a su trabajo, amigos y familiares había sido una tarea exageradamente agotadora, pues habíamos ocultado deliberadamente la causa de la misma.

“Ella está delicada, pero está bien”

“No te preocupes, solo estábamos avisando”

“Nos darán mas información más adelante”

Todo este tiempo, mis padres me hicieron el favor de encargarse de Amber que, aunque me apena, debo decir que lo agradezco enormemente.

Las noches se hicieron bastante silenciosas mientras estábamos vigilando el estado de Trish, aunque no podíamos verla, el simple hecho de estar ahí para ella…debía significar algo, no?

Recordando la noche que Anon me había contado de todo, no fue mi mejor momento. Mi corazón se sentía herido profundamente, pensaba que estaba contándome eso porque planeaba dejarme, antes de pensarlo detenidamente, reaccioné. En pánico lo insulté y agredí de formas que ni siquiera me creí capaz, pero el no se fue, solo siguió hablando.

No estoy segura de que yo podría quedarme con el si me hubiera hablado como yo lo hice, pero me reconfortó, me comprendió y tranquilizó…ese tonto skinnie…

Cuando terminamos de hablar, la culpa me invadió como un rayo partiendo un árbol en medio de la nada, ver su actitud amable, como no solo se preocupaba por mi, sino por mi relación con Trish… y como parece rehusarse a moverse del hospital mientras mi amiga esta delicada.

…Estoy celosa…

Este incidente me mostró múltiples caras de mi misma que desconocía, muchas de ellas no son agradables, incluyendo la inseguridad que surge cada vez que una enfermera se acerca para actualizarnos sobre el estado de Trish y Anon salta al frente mas rápido que cualquiera de nosotros.

“Si yo estuviera en esta situación…él haría lo mismo por mi?”

Un burbujeante elixir de celos, rencor, culpa, preocupación y tristeza se mezclan a fuego lento en mi alma mientras me mantengo tranquila en mi asiento.

Quizás Anon notó mi estado de animo, pues me pidió que fuera a descansar antes de hablar con Rosa sobre quién iria a arreglar el departamento de Trish; ni siquiera me lo pensé dos veces, yo me encargaría de eso sin aceptar excusas de nadie.

Fue una discusión tranquila en la que no cedí ante ningún de las propuestas de mis amigos, quienes finalmente me permitieron emprender mi camino hasta la casa de la triceratops.

Era un desastre, no había entrado a la casa de Trish cuando la encontramos, pero Anon me había contado un poco de su estado antes de permitirme venir, aunque, claro, es mucho peor verlo que oírlo.

No podía creer el estado mental de Trish para destruir su casa de esta manera, incluso algunas partes de la pared carecían de la cubierta, arrancada con desesperación y odio.

A cada paso los escombros crujian bajo sus pies, pero el sonido de un quejido me alertó enseguida.
Una pequeña y peluda figura emergió desde debajo de uno de los muebles, era mango.

Sonreí viendo a la criatura mirarme desconfiada, si había estado aquí desde el momento en que llevamos a su ama al hospital significaba que tenía por lo menos dos días sin comer.

Inspeccionando el refrigerador, pude sacar una manzana, la cual ofrecí a la oruga, quién ni siquiera lo pensó dos veces antes de acercarse para devorar la fruta.

-Supongo que tendrás que acompañarme mientras recojo un poco el lugar –

No hubo protesta alguna, estaba demasiado concentrado devorando su alimento.

Pasé las siguientes horas sacando bolsas de basura a un contenedor cercano, moviendo los muebles a su lugar, lavando los trastes y otras tareas sencillas que pudiera hacer rápidamente. Ahora el sitio se veía menos como una zona de guerra y más como una de desastre natural.

Mi jornada se vió interrumpida por la llegada de una camioneta de vistosos colores que reconocí a simplemente vista.

-Rosa?-

En efecto, mi amiga había llegado al lugar con una expresión complicada.

-Lucy-

Me congelé, afortunadamente sus palabras fueron más reconfortantes de lo que esperaba.

-Tranquila, Trish está despierta, Anon quiere que vayas al hospital para que ambos puedan hablar con ella-

Sentía que un peso se me retiraba de los hombros, aunque el nudo en mi estómago siguió presente.

Agradeciendo a Rosa, salí directa al hospital, dejando a la mascota de Trish al cuidado de la chica latina.

.. .. .. .. ..

Trish había despertado y parecía que su estado era bueno, por lo que pedí a una de las enfermeras permiso para verla.
Ellas se veían un tanto nerviosas, así que salieron en busca de un doctor para solicitar el permiso.

Mientras aguardaba, pedí a Rosa ir por Lucy a la casa de Trish, seguramente ella también querría ver a su amiga, aunque claro, aún seguia preocupado por como reaccionaria Lucy al estar frente a la triceratops.

Un poco más de una hora pasó y finalmente mi esposa apareció entre los pasillos del hospital; ni siquiera se molestó en saludar.

-Donde está?-

Su tono era impaciente y su postura tensa, las plumas de sus alas se esponjaban ligeramente a la vez que parecía temblar, lo que no me ayudó a relajar mis temores.

-Aun está en cuidados intensivos, cuando nos lo permitan entraremos a verla-

Mi respuesta hizo que Lucy se dejará caer en una de las sillas colocadas para las visitas, se veía agotada, aunque desconocía si era por el trabajo de limpieza que había estado haciendo o por su estado mental.

Sentándome a su lado, mi mano buscó la suya, pero ella la retiró de inmediato hasta su pecho.

-No debiste decirmelo-

La repentina declaración de Lucy me dejó confundido.

-Tienes derecho a ver a tu amiga-

Lucy apretó un poco más su mano, sus ojos estaban cubiertos por su cabello y miraba en otra dirección, pero por su tono, se le notaba afligida.

-Hablo del beso…-

-Qué?-

-No debiste decirmelo-

Estaba tan fuera de lugar que ni siquiera entendía lo que Lucy quería decir.

-Quieres decir…que debí ocultartelo?-

Ella solo asintió en silencio.

-Hablas en serio?-

Está vez no hubo respuesta alguna, lo cual comenzaba a molestarme un poco.

-Eso es lo que quieres decir? Que debía mantener el hecho de que otra mujer me beso a las espaldas de mi esposa como un secreto?-

Lucy seguía apretando sus manos cada vez con más fuerza, pero sin llegar a responder a mis preguntas.

-Pues no…no pienso hacer eso-

Está vez mi esposa se giró para verme directamente a los ojos, su mirada vidriosa al borde del llanto era de tristeza y molestia.

-Si no me lo hubieras dicho…si te hubieras quedado con ella…tal vez no…-

Estaba furioso, realmente estaba planeandose que yo debía dejarla por Trish?

-No puedo hacer eso-

Su mirada adolorida se cerró recordando algo antes de proseguir.

-Desde que te fuiste, pase tres años enseñando como maestra de música…ser maestra no solo te pone en contacto con los estudiantes, sinó también con sus familias…-

Lucy jugueteaba con su collar con insistencia, tratando de aminorar el sentimientos amargo en sus palabras.

-Pase años viendo familias destruirse por…“descuidos”…tanto de padres como de madres que pensaban que podían tener todo, a sus parejas y a sus amantes…-

La cabeza de Lucy vacilaba entre mirarme o a su collar, decidiendo finalmente centrarse en el fondo del pasillo, lo más alejado a mi.

-Al principio pensaba que eran unos egoístas…unos tontos que no se comprometían con sus parejas…pero…y si no había otra opción?-

Entre más oía…más amargura podía sentir tanto en mi acompañante como en mi.

-Si sus parejas no se enteraran…tal vez…tal vez todos pudieran vivir felices…sin problemas…-

Lucy trataba de aferrarse a una posibilidad inexistente, quería sentir que la culpa de todo era suya, al igual que cuando se hacía llamar Fang… Lucy se dejaba de lado por sus amigos.

-Eso no es posible-

-No lo sabes…si lo hubieras intentado…tal vez…-

Aún luchando por alcanzarla, finalmente nuestras manos se entrelazaron; seguía cubriendo sus ojos con su cabello, rehusandose a mirarme a los ojos.

-…Eso es lo que realmente quieres?...-

No podía concebirlo, no podía creer que Lucy estuviera dispuesta a soltarme, a nuestra familia con tal de salvar a su amiga, esperaba que fuera una broma, que reaccionaría, sabía que la conocía demasiado bien como para tomar en serio esa declaración.

…y así fue…

Al levantar su cabeza y nuestros ojos encontrarse, solo pude distinguir algo bajo la gruesa capa de lágrimas que borraba su maquillaje y expresión en una mueca de dolor contenido. Estaba herida, asicalandose emocionalmente por decirlo de alguna forma.

-NO! NO QUIERO ESO, NO QUIERO QUE ME DEJES, NO QUIERO QUE NUESTRA FAMILIA SE ROMPA, NO QUIERO COMPARTIRTE CON NADIE …pero…pero…que otra cosa puedo hacer por Trish…?-

No lo soporté más y me lancé a abrazarla, ambos nos aferramos al otro en un reconfortante silencio solo roto de vez en cuando por los hipos y quejidos sutiles de Lucy que se presionaba contra mi pecho buscando seguridad.

“Esa es mi chica”

No pude evitar pensar alegre que Lucy no estaba renunciando a mi por su falta de afecto, sinó por su cariño y aprecio a su amiga.

-Tranquila preciosa…la ayudaremos, pero…de otra manera –

Podía sentir a la ptero asentir aún pegada a mi, por lo que la dejé reposar en mis brazos.

Seguimos así un buen rato más hasta que Lucy se calmó, momento en el que finalmente un doctor de aspecto sombrío que avanzaba recargado en un bastón se acercó a nosotros para hablar.

Trish había salido de esta por los pelos, de hecho ya se había considerado usar algunos de sus órganos para donantes. Su recuperación fue nada menos que algo inesperado y casi milagroso, pero a fin de cuentas, eso nos alegró muchísimo.

La charla estaba repleta de tecnicismos que a duras penas podía entender y se notaba que el doctor los usaba intencionalmente a fin de confundirnos irónicamente para su diversión. Aún así, Lucy y yo escuchamos atentos y en silencio a cada palabra.
Cuando el médico terminó una sola pregunta fue hecha por mi esposa.

-Podemos verla?-

El doctor asintió un poco molesto ante la falta de reacciones a su elocuente y arcaico discurso sobre el estado de nuestra amiga, prosiguiendo a la vez que ojeaba una tabla con papeles.

-Pueden ver a la señorita…lechuga?...pero debo advertirles que está bastante débil tras el tratamiento y por recomendación general, traten de no causarle perturbaciones o estrés innecesario, su salud sigue siendo algo delicada-

Lucy calló de inmediato, mirado el suelo con cierta expresión que me preocupaba, por lo que tomé la delantera en la conversación.

-De acuerdo doctor –

Dándole instrucciones a una enfermera, ésta nos escoltó hasta el cuarto donde Trish se encontraba.

Pese a no tener idea de equipo médico ni de sus procedimientos, sabía que por la cantidad de aparatos a los que la tríceps estaba conectada, seguramente había sido una bala esquivada por muy poco.

Lucy ingresó al cuarto de su amiga seguida por mi y simplemente se paró en junto a la cama, observando a Trish, quién le devolvía una mirada ojerosa y agotada con un aire melancólica.

Luego sus ojos se desviaron hasta buscar los míos, ofreciéndome una sonrisa suave.

-Le dijiste…-

Su voz era un poco ronca, seguramente su boca estaba muy seca y hablaba en un tono casi similar a un susurro.

-Esperabas que mi esposo me lo ocultara?-

Trish volvió a clavar sus ojos en su amiga, casi implorando piedad.

-Desde cuándo?-

Un amor erróneo Remake. (Snoot Game)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora