CAP 8

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Y una vez más me encuentro escribiendo en mi diario/bitácora personal.

La cosa es la siguiente.

Después de mi aventura en la pirámide de Egipto donde presencié por primera vez la magia en este mundo, fui teletransportado a una nueva ubicación muy lejos de donde estaba.

Creí estar en una habitación pero al abrir una de las dos puertas me encontré con una nueva verdad.

Estaba en lo que es conocido aquí como un tren de carga, y en el último vagón.

Supongo que la piedad también significa ser teletransportado a un lugar aleatorio del planeta.

Cerré la puerta y por el miedo de casi caer en las vías termine tirando algunas cosas lo que había llamado la atención allá afuera.

Me escondí lo mejor que pude poniendo cosas encima para pasar desapercibido y quién abrió la puerta fue un soldado rebelde.

Su icónico logo de una equis en su hombro es más que suficiente para reconocerlos.

Por lo que aprovechando la distracción de unos cigarrillos que deje en el piso y utilice la culata de mi rifle para dejarlo noqueado en el suelo.

No podía arriesgarme en que me detecten como un polizonte, así que tome el uniforme para al menos pasar algo desapercibido con el resto de los soldados.

Pero no todo sería fácil, este es un tren militar en movimiento por lo que quienes subieron seguramente ya están registrados o tendrán un conteo de quienes están a bordo.

Salir de aquí no era fácil.

Hay guardias en cada vagón, no puedo simplemente saltar ya que no hay algo que amortigüe mi caída y simplemente salir y entregarme a los rebeldes no es buena idea.

Aún que fui parte de ellos por un tiempo no creo que solo salir y dar los buenos días como si fueran amigos de toda la vida sea la más grande idea.

Por lo que con esto solo me quedaba una solución para escapar.

Podría escalar los vagones por fuera e intentar esconderme por encima de los rebeldes hasta llegar a un punto seguro.

Por el momento creo que me podría romper un par de huesos si me lanzó ahora.

Decidí renovar mis bienes con algo de comida y agua del vagón de suministros.

Incluso encontré munición de lanzallamas aún que me falta arma para poder usarlo.

En todo caso el viento golpeaba mi cara con fuerza cuando subí al primer vagón.

Me sujete con fuerza al techo de metal, no quería caerme y morir a tan solo minutos de haberme salvado antes.

Pegue mi cuerpo al techo y mientras unos soldados se tomaban el tiempo de descansar en la ventana pude escuchar parte de una conversación ajena.

"No crees que el general ha estado un poco raro"

"En qué sentido?, yo creo que está bien"

"Quiero decir, antes solo fabricamos solo armas de destrucción como tanques y aviones de combate, pero ahora............ super soldados?"

"Bueno eso sí, sin mencionar que ha tomado cierto fanatismo en lo místico, no se a que se refiere con el proyecto momias pero no suena bien"

No pude escuchar más sobre la conversación ya que un cartel al frente amenazaba mi integridad en el techo.

Me colgué entre los vagones esperando que el cartel pasara y avanzar una vez que tuviera vía libre.

En el siguiente vagón no había alguna plática interesante, solo avistamientos de objetos voladores no identificados, lo que sea que signifique.

un héroe para un mundo de guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora