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Los días habían sido buenos hasta que se enteró del duelo, un día antes de que se llevara a cabo.

No había sido consiente de cuando Namjoon había solicitado un duelo, a esas alturas; estaba más que consiente de que no era posible cancelarlo sin sufrir un agravio a su honor.

Al parecer, el barón Park había sido el culpable de que dicho rumor sobre el duelo fuera esparcido y, gracias a las habilidades comunicativas de Samantha, se habían enterado de dicha situación.

Era claro que no podrían intervenir solo esperar el resultado, cuando Hyo-ri se había enterado no se preocupó en lo más mínimo diciendo que después de los duelos en que Namjoon había estado ya era algo normal solo comento que en esa ocasión había tenido realmente bastante tiempo antes de encontrar a alguien que lo ofendiera.

Pero a pesar de todo ello, él se sentía temeroso, no había tenido experiencias con eso de los duelos, pero en pensar lo que podría pasar si Namjoon se confiaba y el barón Park hiciera de las suyas.

Ahora entendía el porqué de las salidas de Namjoon. Era habitual que se arreglara todo tipo de cuestiones con respeto a la herencia en caso de fallecimiento. No quería ni pensar en esas suposiciones; sin embargo, sabía que sería algo que no lo dejaría tranquilo.

El día siguiente Namjoon estaría enfrentándose a la muerte junto con el barón Park, y a pesar de ello todo parecía tan lejano.

En un abrir y cerrar de ojos ya se había cernido la noche, Namjoon había pedido que todos cenaran en armonía y eso hizo que Seokjin estuviera más nervioso.

¿Se estaría despidiendo? Claro a su peculiar manera. Los pensamientos pesimistas no dejaron a Seokjin en paz durante todo el día y gracias a la cena aumentaron muchísimo más.

Ahora estaba en su cama arropado y se suponía que debería de estar dormido, pero la verdad no era así, era claro. No podía dormir en pensar que probablemente esa sería la última noche de su marido.

Seokjin decidió hacer algo, era claro que no podría evitar el duelo, pero al menos le daría una despedida a Namjoon como se la merecía.

Salió de sus sabanas y se retiró toda la ropa que llevaba quedando desnudo, si le daría una despedida a su marido debía de dársela bien.

Se acercó hacia su tocador y tomó los frascos con esencia de diferentes olores. Con cuidado abrió el primero que era un olor muy agradable, así como suave se lo aplicó sobre todo el cuerpo o al menos lo que pudo alcanzar con sus manos.

Cuando estuvo satisfecho con el olor que tenía su piel tomo el siguiente frasco y con cuidado lo destapo dejando hacer unas gotas en sus dedos, habían sido un regalo de felicitación por su matrimonio.

Después del baile en donde se presentaron juntos, algunos regalos llegaron y entre ellos ese pequeño frasco que decía que son solo unas gotas, volvería loco a su marido.

Había entendido que era como una pócima de lujuria o algo así, pero ahora no importaba por qué estaba tímido cuando lo aplicó sobre sus zonas más privadas. Luego de su más intrépida, así como vergonzosa tarea, tomó un cepillo e inició a cepillar su cabello.

Cuando estuvo listo su cabello tomo un poco de color para aplicárselo sobre los labios, quería tener los labios rojos para su encuentro y estaba lo más listo posible para ello.

No colocó ninguna bata sobre su cuerpo, solo tomó una sábana y la enrolló en su cuerpo para luego salir de su habitación. Cuando estuvo por tocar la puerta de Namjoon se arrepintió de haber llevado una sábana en lugar de un cómodo camisón.

El Doncel Del Conde Kim (Namjin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora