Prólogo

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The way i hate u

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The way i hate u.


Ser adolescente no es fácil, en realidad, la mayoría de veces ser uno es lo más jodido que existe, y si a eso le añades la escuela, relaciones, sexo y droga se forma un gran caos al estilo Mötley Crüe. La situacion se jode aún más si estás pasando a ser un adulto joven, sientes esa espina que te recuerda que debes tomar un camino para comenzar una vida propia.

Max sabía de ante mano que la Universidad no sería fácil, desde el principio lo tuvo claro, y no era únicamente por las tareas, los maestros y personas de mierda que se empeñan en hacer tu vida un poco más miserable, sino a todo en general. Estaba consciente también de que intentarlo con ese chico sería doloroso, pero aún así quiso arriesgarse, porque él solo es un "masoquista estúpido".

Cuando Max llegó a la Universidad lleno de esperanzas y con la única meta de tronar a los Gammas, jamás se esperó que el joven Bradley fuese tan atractivo. Y aunque a pesar de que era una persona de dudosas acciones y dudoso corazón, había algo en él que encantó a Max.

Él no era el tipo de persona que se reprime a sí mismo; era un libro abierto y le importaba un bledo la mayoría de las cosas. Un chico despreocupado al que le encantaba la aventura y llevar a cabo ideas que la gente consideraba estúpidas, pero que se "justificaban" porque todavía era un adolescente.

Con su ropa holgada y su patineta en mano, no pensaba mucho en el futuro, solo hacía lo que le gustaba. Era un intento de punk sin miedo al éxito, y vaya que le salió cara la factura.

Por otro lado, Bradley era un tipo al que le gustaba planear en exceso; tenía un plan B para el plan B, y si era necesario, también un C, D, y los que siguieran del abecedario. Aunque igualmente disfrutaba de andar en skate, algo que ambos compartían, venía de una familia adinerada y con clase, y las costumbres se mantenían.

A simple vista, sus estilos eran bastante opuestos.

Su relación era hostil, peleaban y competían en todo hasta que en el gran día – el día de los Juegos Extremos – todo se fue a la mierda. La dinámica de estos dos era algo singular, y luego de la competencia su relación no cambió mucho. Pero el ánimo de Bradley decayó bastante; por supuesto que éste jamás dejó que lo vieran de esa manera tan desfavorable. Por eso siempre se esforzaba por aparentar que todo estaba bien y que no le sucedía nada fuera de lo común, que nada le importaba. Y Max podía ser un idiota en muchísimas cosas… pero sabía que le estaba pasando algo.

Finalmente, un día de forma inesperada lograron hacer las paces, definitivamente no fue como Max lo tenía planeado pero no se quejó lo aceptó con gusto.

Se encontraban ahora en un día lluvioso caminando de forma rápida por la banqueta donde no les llegaba el agua. Las pocas personas curiosas que pasaban por ahí de vez en cuando volteaban a verlos por el escándalo que traían.

— ¡Déjame en paz, Max! —le gritó Bradley dándole la cara de manera abrupta, deteniendo su andar y sintiéndose cansado.

— ¿Por qué?, ¿por qué siempre me alejas, Brad? —Su voz sonaba cortada y sus ojos se veían rojos al igual que la parte de su nariz.

Era otra de sus comunes discusiones entre ellos, desde que decidieron hacer las paces y llevar todo con calma luego de un tiempo pareció que en realidad querían todo lo contrario.

El azabache se sentía impotente ante todo esto, muy dentro de él sabía que Bradley tenía algo de amor en ese corazón de piedra, y sabía que en algún punto sería capaz de dejarse ser amado y hacer lo mismo por él.

— No me llames Brad —dijo entre dientes—. Entiendelo, Max… déjame en paz —su voz inyectada de veneno puro. 

Ni él sabía porque se sentía tan molesto si ninguno de los dos tenia la culpa como tal, pero estaba enojado con Max por amarlo y por hacerle sentir de esa manera; también con sus amigos por llenarle la cabeza ee mierda y confundirlo más.

— ¿Por qué no? —Max sentía que se iba a romper ahí, sentía que en cualquier momento caería a los pies del castaño por el dolor que emanaba dentro de su pecho.

— Nos vemos luego, chico —dijo por último y se fue de ahí, el azabache se quedó quieto en su lugar, procesando todo. Las lágrimas ya no salían de sus ojos, solo estaba ido, viendo como el muchacho del que se había enamorado se marchaba. Se sintió decepcionado… otra vez.

<¿Chico?> se preguntaba a sí mismo.

Hace bastante tiempo que no era llamado de esa manera, y le dolió como la jodida escuchar ese apodo de nuevo, sentía que otra vez era solo uno más para Bradley, incluso peor que eso, sentía que había regresado a esos días donde competían y peleaban por todo, y eso le hizo sentir peor a pesar de que sus peleas todavía existieran pero esta vez por motivos diferentes. 

Max creía que ser un extraño para Bradley sería muchísimo mejor.

Muy bien, retrocedamos algunos meses para ponerlos en contexto…

Muy bien, retrocedamos algunos meses para ponerlos en contexto…

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The Way I Hate U - MaxleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora