V

105 18 3
                                    

Quackity nuevamente se despertó con las ganas de dormir una eternidad, su cuerpo entero le dolía, sus muslos sentían un ardor espantoso al igual que su interior, sus ojos seguían algo rojos e hinchados y todo él estaba sucio de la esencia de su pr...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Quackity nuevamente se despertó con las ganas de dormir una eternidad, su cuerpo entero le dolía, sus muslos sentían un ardor espantoso al igual que su interior, sus ojos seguían algo rojos e hinchados y todo él estaba sucio de la esencia de su propio padre.

Se sentía repugnante, una basura que no debió existir jamás.

Con las piernas temblorosas y las lágrimas amenazando con salir se dirigió al baño de la pequeña casa, cubrió su desnudez con la delgada frazada aferrándose a esta para no dejar que caiga y su madre pueda verlo destrozado que se encontraba física y mentalmente. El baño ni siquiera tenía puerta, solamente había una cortina azul simulando a una, solo fue cuestión de apartarla ligeramente y al ingresar al baño, esta regresó a cumplir su trabajo de dar "privacidad" Aunque en esa casa esa palabra existió un lapso corto de tiempo.

Dejó caer la tela que cubría su cuerpo y se miró en el espejo con grietas, sus clavículas tenían manchas rojas que se esparcían por todo su pecho y casi llegando a su cuello, bajó la mirada y se encontró con sus delgados muslos con heridas abiertas por las anteriores mordidas que Marco le había dado. Decidió dejar de ver el desastre que era y se dispuso a bañarse, con suerte aún tenía agua limpia para poder hacerse, pasó el jabón por todas partes sin dejar ni un solo lugar, tallaba con desesperación cada rincón queriendo dejar de sentirse sucio, queriendo que las marcas desaparezcan de su cuerpo y de su mente.

Por qué no solamente su cuerpo estaba marcado, su cerebro creía que era divertido reproducir una y otra vez esas espantosas escenas que amaría borrar pero no podía.

Grandes lágrimas fueron las que ayudaron al agua a quitarle el jabón de su rostro bajando duramente y sin compasión por sus mejillas, su rostro inexpresivo demostraba lo roto que se encontraba al igual que sus hipidos dejaban en claro cuánto odiaba su vida.

— Pato... ¿Cómo estás, bebé? — la triste voz de su madre se hizo presente al otro lado de la "puerta".

Quackity apretó los ojos suplicando que su voz no se escuche quebrada — Estoy... Bien — Dijo despacio cuidando el no sonar tan roto.

Karen sabía que no lo estaba, que Quackity vivía con miedo cada maldito segundo, desearía tanto no hacer tan cobarde y denunciar a su esposo pero no podía, a pesar del daño que le ha causado a ella y a su Preciado hijo seguía siendo débil teniendo ligeros sentimientos por él. Ella quería con todo su ser dejar de sentir miedo y un ligero amor a esa mierda de hombre, denunciarlo y llevar a su más preciada joya lejos de él.

Darle una verdadera vida a su hijo.

Quackity no escuchó sonido alguno después de su respuesta, supuso que su madre había ido a la cocina a preparar el desayuno de ellos dos ya que su padre no se encontraba en casa, desaparecía descaradamente todo el día y aparecía de nuevo en la noche. Secó su cuerpo, su cabello y sus lágrimas con una toalla blanca, suspiro para calmarse un poco y continuó vistiéndose con el uniforme escolar.

Always with you | SpreenckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora