VIII

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Al parecer, el mismo profesor que había faltado la semana pasada faltó ese mismo día, era de esperarse, el docente tenía ya una notable edad avanzada, ningún estudiante se sorprendería si en cualquier momento anuncian el reemplazo del viejo maestro

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Al parecer, el mismo profesor que había faltado la semana pasada faltó ese mismo día, era de esperarse, el docente tenía ya una notable edad avanzada, ningún estudiante se sorprendería si en cualquier momento anuncian el reemplazo del viejo maestro.

Spreen y Quackity salían de las instalaciones como el resto de sus compañeros, estaba de más decir la felicidad de los jóvenes al salir del torturoso lugar donde sentían sus cerebros explotar y sus traseros doler por todo el tiempo que pasaban sentados.

— Quítate rarito — Habló un pelirrojo perteneciente al equipo de futbol y si su memoria no fallaba, Quackity cree haber escuchado que era el capitán.

El chico golpeó el hombro de Quackity con el suyo y al pasar al lado de él le dedicó una sonrisa de lado — Deja de estorbar — Y continuó su camino con sus amigos a quien sabe dónde.

Quackity bajó la cabeza, solo quería un maldito día dónde no lo hagan sentir un bicho raro, una escoria, un error de la vida, él quería que todos lo comprendieran pero al parecer, sería difícil.

Spreen frunció el ceño e inmediatamente comenzó a caminar más rápido teniendo como objetivo al muchacho de estatura mediana que ofendió a su mejor amigo.

— Spreen ... déjalo — Llamó Quackity comenzando a caminar tan rápido como el rizado, este ni se inmuto, sus venas ardían en ira contra aquel pelirrojo, era frustrante ver a su mejor amigo ser molestado injustamente todos los jodidos dias — Sprite... — Quackity lo tomó de la mano evitando que siga avanzando.

— Pato — Habló mirando al mayor con tristeza.

— Ignoralo por favor, no quiero que te metas en problemas por mi culpa.

Spreen tenía un debate mental, por un lado quería partirle la cara al tipo que hizo que Quackity bajara la cabeza y por el otro no quería ver más triste a su amigo si resultaba herido de la segura pelea que hubiese armado.

Ese chico ya no estaba en su campo de visión, se había ido y Spreen aún quería correr tras él para obligarlo a pedir perdón de rodillas. El azabache siempre fue protector con el menor, creía que Quackity ya tenía suficiente con sus problemas familiares para seguir soportando molestias en la preparatoria, a veces reportaba a los alumnos, otras simplemente se las ingeniaba para hacerlos quedar en ridiculo frente a todos, Spreen podría ser cariñoso con Quackity pero peligroso si lo molestaban.

Jamás había llegado a los golpes, sus "venganzas" eran inofensivas y no dañaba más que el orgullo del estudiante pero esta vez fue diferente, sintió el repentino impulso de estampar su puño contra la mandíbula del capitán de futbol, fue extraño, jamás había tenido la necesidad de recurrir a la violencia, Spreen esperaba que no vuelva a pasar.

Suspiró lentamente logrando relajar sus músculos — Está bien, lo siento.

Quackity le sonrió pequeño ante su comentario.

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⏰ Última actualización: Aug 31 ⏰

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