III

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Spreen dejo aún dormido a Quackity sentado en un pedazo de cartón con la espalda apoyada en una pared gris, en realidad era blanca pero la suciedad del lugar le daba una grisácea apariencia

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Spreen dejo aún dormido a Quackity sentado en un pedazo de cartón con la espalda apoyada en una pared gris, en realidad era blanca pero la suciedad del lugar le daba una grisácea apariencia.

¿Por qué Spreen no había llevado a Quackity a su propia casa? Ni él lo sabía, hubiera sido (y sigue siendo) una mejor opción llevar a su mejor amigo a su hogar para que durmiera más cómodamente, en un ambiente seguro, limpio y cálido, no en un viejo edificio abandonado, donde todo se veía tenebroso, frío y sucio. La casa del mayor en definitiva sería un buen lugar para que Quackity descanse ya que no estaba en sus planes el dejar a su mejor amigo bajo el mismo techo donde el padre de este vivía. Spreen fue consciente de que se dirigía literalmente a la nada cuando ya estaba enfrente del edificio de cuatro pisos, ni siquiera sabía cómo llegó ahí su mente se desconectó de su cuerpo por un buen rato.

El pelinegro se ubico al lado del menor, una de sus manos fue a parar en la mejilla de este atrayendo su cabeza de vuelta a su hombro para que durmiera más cómodamente en ese frío lugar. El edificio no solo era frío hablando de la temperatura, sino que también daba vibras frías, desoladas e inquietantes, habían varios escombros por doquier, mucho polvo y telarañas ubicadas en cada rincón, pedazos de cristal que alguna vez fueron bonitas ventanas, pedazos de madera y quién sabe qué más, Spreen no quería averiguarlo, estaba bien estando así, con la cabeza del más pequeño apoyado en su hombro, con los labios de este expulsando sublimes suspiros y sus párpados tranquilamente cerrados.

No podía apreciar en totalidad el rostro de Quackity, y menos con los mechones azabeches cayendo en sus ojos. Jugó con su cabello un momento, nunca había podido tocarlo, Quackity decía que tal vez sentiría asco por lo maltratado que estaba pero la verdad era otra, Spreen sentía la suave textura de sus mechones, era cierto que se notaban descuidados pidiendo a gritos una buena lavada y un tratamiento para fortalecerlos, pero a pesar de eso eran suaves, finos y lindos.

Todo lo de Quackity era lindo.

Sus dedos acariciaron la fina a melena del menor cada vez más cautivado por su suavidad, bajos sus dedos hasta el flequillo que le cubría sus párpados cerrados y lo apartó, el cabello volvió al mismo lugar a pesar de que Spreen lo esté apartando Pero eso le gustaba, ver como cada hebra caía tan suavemente en la frente de su mejor amigo.

Sus dedos siguieron haciendo sus caricias hasta que uno de ellos se enredó por accidente en La cabellera y al momento de apartar el flequillo tiró de este algo fuerte causándole un siseo a Quackity. El dueño del ébano cabello abrió con pesadez los ojos después de casi 2 horas de haber dormido, su vista fue nublosa al principio y la oscuridad no ayudaba a aclararla pero si ayudaba a que su sangre drene velozmente por todo en su sistema.

Lo primero que vio fue las columnas rotas o quebradas con un fondo casi negro en el que se podía apreciar algunos montículos de lo que parecían ser escombros y tierra, no era la imagen más bonita que alguien quisiera tener al despertar de un sueño reparador. Levantó su cabeza rápidamente volteando a todos lados, su respiración se quitó al caer en cuenta de que no parecía estar en un lugar seguro, sus manos temblaron en el camino a su cuerpo ya que se estaba abrazando a sí mismo para protegerse e intentar que el repentino dolor en su pecho desaparezca, sus rodillas se pegaron a su pecho y comenzó a respirar aceleradamente, su vista se nublaba y aclaraba a la par que su corazón bombeaba en su pecho.

Always with you | SpreenckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora