VI

89 15 5
                                    

Cuando escapas de clases por rebeldía puedes ir a distintos lugares como centros comerciales, en casa de amigos que también hayan escapado, en lugares de comida o simplemente en algún parque cercano, eso es lo que la mayoría de personas y amistade...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Cuando escapas de clases por rebeldía puedes ir a distintos lugares como centros comerciales, en casa de amigos que también hayan escapado, en lugares de comida o simplemente en algún parque cercano, eso es lo que la mayoría de personas y amistades normales hacían al demostrar su rebeldía no siguiendo el protocolo de la escuela.

Pero Spreen y Quackity no era la mayoría de amistades normales como ellos eran especiales.

El sombrero edificio, esta vez con un poco más de luz, recibió nuevamente la visita de dos jóvenes uniformados. Spreen tomaba la muñeca de Quackity mientras se hacía paso por los enormes pedazos de dicho edificio que alguna vez fueron paredes o pisos. La construcción en sí se no se veía el lugar más reconfortante del mundo pero sin embargo se veía algo estable.

Bueno, se veía hasta que unos pequeños pedazos del techo cayeron en la rizada cabellera de Spreen, ambos no le tomaron importancia y siguieron adentrándose a las ruinas de lo que antes era un bonito edificio de cuatro pisos.

— Cuidado, Pato — Advertía Spreen cuando pasaron escombros aún más grandes y afilados. Quackity sostuvo la muñeca de Spreen quedando ambos agarrados de dichas partes de su cuerpo.

Quackity sentía un tipo de nerviosismo cuando alguien lo tomaba de la mano, no un nerviosismo bueno, uno aterrador que lo impulsaba a deshacerse del agarre de manos, es por eso que Spreen siempre lo tomaba del antebrazo o la muñeca para evitar ese tipo de ataques en su mejor amigo.

— Aquí creo que está bien, se ve la zona más segura — las palabras de Spreen casi hacen que Quackity ría, este edificio no se veía para nada seguro.

Pero ahí estaban ambos tomados de las muñecas importándoles poco si medio edificio se les venía encima.

Ninguna le temía la muerte, le temían a una vida sin el otro.

Spreen se sentó en el suelo lleno de polvo y Quackity lo siguió a los pocos segundos, dejaron caer sus mochilas de sus espaldas haciendo que estas eleven un poco de polvo al caer bruscamente el piso.

Quackity sintió un cosquillo en su nariz y a los pocos segundos pegó dos estornudos.

— Salud.

— Gracias.

— ¿Y ahora? — Cuestionó Spreen al darse cuenta de que no había mucho por hacer en ese tétrico lugar.

— Quiero jugar — Quackity agachó la cabeza tras decir de nuevo esas palabras, llevaba más de un mes sin decirlas pero en verdad lo necesitaba.

— Oh, claro.

Ellos tenían algo así como unas "costumbres" que ellos inventaron, una de esas era el como Spreen curaba las heridas de Quackity con las palabras que el mayor inventó, otra era "jugar" al psicólogo. Spreen tenía nulo conocimiento con los temas psicológicos o problemas mentales, bueno, tal vez no tanto así, convivir con Quackity tres años le había enseñado bastantes cosas acerca de la depresión o de la ansiedad.

Always with you | SpreenckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora