❝Solo necesitó mirarla a los ojos para saberlo,
estaba perdidamente jodido
y Rose Wadsworth tenía la culpa...❞
-Steve Harrington
STRANGER THINGS [ seasons 1-4 ]
oc x steve harrington
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「CHAPTER SIX 」
❝Death and the X-Men child❞
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SUPERPODERES.
Era de esperarse que Rose Wadsworth los mirara mal cuando Mike interrumpió su tranquilidad y le empezó a contar sobre la niña a su costado, aunque fue un milagro que lo entendiera, pues Dustin y Lucas también hablaban al mismo tiempo. Imposible. No cabía en su cabeza que una niña, que parecía moribunda y sacada de un hospital, tuviera superpoderes. La lógica no lo encontraba. Los superpoderes, habilidades inhumanamente posibles, solo pasaban en los cómics que los chicos tanto le obligaban a leer para poder jugar con ellos en cada turno que le tocaba. Era un invento de un gran autor que fue adaptado a millones de historias con un héroe salvando el mundo.
Estos niños le mentían descaradamente.
—¿Me toman de estúpida?
La sonrisa de Mike se borró de su rostro y negó indignado—. ¡Es cierto!
—Ya... ¿Qué sigue? ¿Que puede volar y disparar rayos láser por los ojos? —comentó soltando una leve risa—. Sigan paseando chicos, es mi día libre. Y tú Mike, como sigas mintiendo te crecerá la nariz como pinocho.
—¿Quién?
—El cuento... Olvídalo.
Mike corrió al frente de ella y la detuvo, como si eso fuera suficiente—. Lo vimos con nuestros propios ojos. Puede mover cosas con la mente.
Rodó los ojos y evadió al chico, mirándolo sobre el hombro—. Claro, Mike. Y yo leo mentes y veo el futuro —comentó sarcásticamente.
Mike se cruzó de brazos fastidiado y se volvió a la niña—. Muéstrale.
Rose realmente no les creía; estaba tan acostumbrada a sus bromas y sus historias inventadas que era cero probable que les creyera. A menudo, los niños vivían en su propio universo. Pero claro que se sobresaltó cuando lo que era irreal traspasó las barreras de la realidad. El florero del girasol, colocado estratégicamente al costado de la puerta y donde constantemente dejaba su llave cada vez que salía de casa, estaba a la misma altura de su cabeza. Su florero estaba malditamente levitando en el aire y no era producto de su creativa imaginación o alguna alucinación por su falta de sueño.
El florero se mantuvo suspendido durante unos segundos más antes de descender suavemente al suelo.
Las llaves que tenía entre sus manos cayeron al suelo de la impresión.
