Cuando Asmodeus, el rey del anillo de la Lujuria, se paseó por los pasillos de su penthouse señalando cada habitación o sección importante, fue seguido por una pequeña presencia. Hablaba con entusiasmo de cada sector e incluso de la fábrica por debajo de su hogar. Mientras tanto, Fizzarolli caminaba por detrás de él y observaba con grandes ojos curiosos e impresionados la gran cantidad de lujos que lo rodeaban.
Fizz era un imp joven que había pasado por mucho desde su rehabilitación y era parte de una raza marginada por naturaleza en la sociedad infernal. Vivió la mayor parte de su vida de una manera precaria y jamás imaginó que alguna vez podría gozar del privilegio de compartir semejante morada con un pecado capital. De solo pensarlo, se sentía surreal.
—Sé que es algo grande, pero te acostumbrarás —explicó Ozzie con una sonrisa paciente y servicial—. Estoy seguro de que memorizarás cada habitación en cuestión de días.
Por supuesto, Asmodeus y Fizz estaban construyendo los cimientos de su relación emocional. Se amaban, pero estaban intentando ser precavidos e ir despacio. Después de todo, Fizzarolli había pasado por mucho: traiciones, abandonos y una recuperación física y psicológica que fue increíblemente dura para un imp tan dañado.
Ozzie, por su parte, quería cuidarlo. Y sabía que no sería fácil adaptarse a esa clase de nueva vida, la cual era totalmente diferente a la que había atravesado hacía años atrás.
—¿En qué piensas, Froggie? —se volteó hacia él, solo para arrodillarse a su altura y sonreírle de forma paciente— ¿Te gusta este lugar?
Fizzarolli se le quedó mirando con miles de sentimientos encontrados. Eran muchos cambios al mismo tiempo. No solo se trataba de su contrato con Mammon o su trabajosa recuperación física, sino también comenzar a asumir la idea de que estaría al lado de un pecado como Asmodeus.
A veces, no se sentía merecedor de ese privilegio, no se sentía a la altura y, por eso mismo, se esforzaría para estarlo y para que pudiera estar orgulloso de él, quien solo era un imp con un pasado doloroso.
—Esto... es como un laberinto lujoso —Fizz observó de reojo con algo de nervios la longitud de los pasillos—. Jamás había vivido en un lugar así antes. En realidad... Nunca había pisado cualquier sitio que tuviera que ver con la realeza.
Desde que estaba en el circo, desde que era un niño, pensar en semejante tipo de comodidades o beneficios era algo imposible. Soñar con ser la estrella de Mammon era, de por si, aspirar demasiado alto para ser un imp. Y fue criticado por ser tan ambicioso. Sin embargo, allí estaba y quería decirle a su niño interior que, de cierta forma, era merecedor de cumplir sus más grandes sueños.
—Antes, mi hogar eran solo unas viejas tiendas de circo —rememoró con un rostro nostálgico y triste, subió la mirada y contempló a Ozzie—. Éramos muchos y teníamos muy poco. De cualquier forma, nos adaptamos a vivir con todo tipo de carencias. Supongo que fue suficiente para sobrevivir cuando era más joven.
Esa vida era un sueño pasado y lejano. Ese viejo circo calcinado, esas ruinas y esa perdición. Su niñez con otros imps, los entrenamientos y las rutinas, Barbie, Blitzo. Todo quedó enterrado. No solo lo malo, también lo bueno. Y asumirlo era parte de disfrutar y amar su nuevo presente.
—Todo es inmenso... —admitió con algo de incomodidad y bajando la mirada con pena—. Me siento muy pequeño aquí dentro.
Entonces, Asmodeus tomó sus pequeñas manos de metal. El gesto estremeció a Fizz, quien alzó su rostro y admiró los brillantes ojos verdes de su pareja.
—Bueno, aquí jamás sufrirás ningún tipo de carencia. Nunca —le juró con una sonrisa amable, al mismo tiempo que acariciaba las manos de Fizzarolli con todo el cuidado y amor del mundo—. Estaría dispuesto a bajar la luna por ti si tan solo así lo quisieras —se rio un poco, causando que los ojos del pequeño brillaran con ilusión. Ozzie lo cargó entre sus brazos y acarició la mejilla de Fizzarolli contra la suya—. Dormiremos juntos. Nos bañaremos juntos y desayunaremos juntos. En cada momento que comparta a tu lado, me encargaré de tu comodidad.
Se sentía cálido. Fizz se sonrojó con un poco de vergüenza y le asintió. Entonces, se aferró a sus plumas, envolvió sus brazos alrededor del cuello de Ozzie y ocultó su rostro en su suave y abultado plumaje azul.
Lo amaba, lo adoraba con todo lo que tenía. Asmodeus tenía una capacidad nata para tranquilizarlo y hacerle creer que todo podía funcionar. Era su guía, su luz y su esperanza. Le hacía sentir tanta seguridad, tanta confianza y amor. Le quería devolver todo aquello de la misma manera, con lealtad y el más profundo de los cariños. Y quería compartir cada pequeña acción cotidiana junto a él, como una pareja de ensueño.
—¿Confías en mí, Fizz? —Ozzie lo abrazó, su sonrisa tranquila jamás se borró de su rostro. Comenzó a besar la cabeza de su pequeño, quien asintió contra su plumaje sin dudarlo.
—Siempre confiaré en tí. Te amo con todo mi corazón —le respondió el imp con una sonrisa tierna y suave, aún con sus mejillas ardiendo de la felicidad de tener a Ozzie a su lado como su gran protector. Entonces, Asmodeus acarició su espalda y lo separó un poco, para acariciar su mejilla y luego tomarlo del mentón.
—Te amo incluso más allá de todo lo que he conocido hasta ahora. Vivamos juntos, seamos felices juntos —se acercó para besar los labios de su pequeño Froggie. Lo que más deseaba, era edificar su relación y construirla paso a paso, para demostrarle el infinito amor que sentía hacia él.
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Fizzarozzie week 2024
FanfictionFizzarozzie week 🍔🦚 | Desde el 23 de junio Créditos del arte en X: @ 7ffc196470384c5