Día 3: Lenguaje de amor

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Gimió contra las sábanas mientras deslizaba el vibrador entre sus muslos. Colocó su pecho contra el colchón amplio y aterciopelado de color vino y cerró sus ojos jadeando cada vez más rápido y con más esfuerzo, al mismo tiempo que dejaba volar su imaginación. Jugó de forma intrépida, desnudo y resbalando el vibrador empapado en lubricante contra la punta de su verga erecta y luego deslizándolo en círculos contra sus testículos.

Fizzarolli, sonrojado y dejando caer gotas de sudor desde sus mejillas, estiró uno de sus brazos y llevó el largo vibrador forrado en goma azulada a su pequeña abertura entre sus nalgas. Con su mano contraria, se masturbó como un loco mientras jadeaba sin parar el nombre de Ozzie y aclamaba su verga en forma de súplicas y gemidos lastimosos.

Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando introdujo el vibrador poco a poco hasta llegar a la mitad, el lubricante lo hizo resbalar fácil dentro de su carne, la cual succionó la punta del juguete con énfasis.

—Ozzie... Ozzie...

Fizzarolli lo estaba metiendo cada vez más y más sin abrir sus ojos, hasta llegar al punto que comenzó a gemir alto y agudo. Estaba pajeándose con su mano contraria a tal velocidad que estaba seguro que estaba por venirse.

Suplicó el nombre de su amado, lo extrañó y lo añoró con tanta fuerza. No era lo mismo, el vibrador no se sentía igual que la verga de Ozz en ningún mínimo sentido. Pero al menos lo penetraba y lo hacía temblar al sacarlo y meterlo lo más rápido que podía.

Pensar en Ozzie y en como se lo cogía por detrás era lo que lo estaba matando de placer mientras se masturbaba. Como le mordía los labios al besarlo de una forma tan dominante, la forma en como le chupaba los pezones y luego le comía el culo con esa boca tan experta y esa lengua tan larga, húmeda y veloz.

Grande fue su sorpresa cuando unas grandes manos se apropiaron de su pequeño cuerpo empapado en sudor. Jadeó del shock y abrió sus ojos asustado. Le arrebataron el vibrador de su interior, lo voltearon colocando su espalda contra el colchón y le abrieron las piernas.

Entonces, el mismísimo Asmodeus se acomodó contra sus muslos húmedos en pre semen. Aprisionó sus muñecas contra las sábanas, lo apretó fuerte y lo penetró hasta el fondo de una sola estocada. Su enorme cuerpo marcado y desnudo se abalanzó contra Fizzarolli, quien colocó sus ojos en blanco y gimió tan fuerte que su garganta se quebró.

Era animal, era bestial. Asmodeus lo vio masturbarse apenas llegó de trabajar, se quitó toda la ropa y ya lo estaba empotrando contra su enorme cama matrimonial. Su colosal cuerpo embestía de forma brutal y pareja el cuerpo débil de Fizzarolli, quien solo gritaba de placer cuando Ozzie llegaba al fondo de sus entrañas y temblaba ante cada ruda estocada contra todos sus puntos más blandos y sensibles en su interior.

—M-Me estás... me estás... rompiendo...

Lloró Fizzarolli con una sonrisa perdida en placer. Derramó lágrimas de lujuria y arqueó su columna totalmente entregado al orgasmo que sentía en constancia cuando Asmodeus entraba y salía de su interior con su verga de monstruo gigante.

Para Ozzie, ver a Fizzarolli en tal estado demencial era una experiencia preciosa y jodidamente sexy. La saliva que se escurría entre esos labios de zorra, la forma en como lloraba entre gemidos femeninos y como sus caderas se acoplaban a sus embestidas... sus carnes contrayéndose alrededor de su verga, chupando su gruesa extensión con tanta insistencia. El precioso rostro de Fizz desbordado en lujuria y desesperación. Todo eso componía una perfecta obra de arte. Contemplar sus mejillas ardiendo ante la fiebre del placer, su piel mojada y su cuerpo pequeño temblando y sacudiéndose entre espasmos.

—Amo manejar tu cuerpo a mi antojo... —gimió Asmodeus, aferrándose a las caderas de Fizzarolli y cogiéndolo mas duro ante lo estrecho que se sentía—. Eres tan sumiso y obediente, eres mi más hermoso sueño. Fuiste hecho para mí.

Volteó el pequeño cuerpo, le abrió esas hermosas nalgas y lo cogió desde atrás. Bajó su mano y,cuando sujetó la verga de Fizz, comenzó a masturbarlo furiosamente. El imp se derrumbó contra las sábanas y sus pupilas dilatadas viajaron hacia arriba mientras seguía derramando lágrimas y saliva.

—N-No puedo... no puedo respirar... —sollozó el imp entre gemidos de desesperación, absolutamente sobrepasado por el momento—. Es... demasiado...

Pero Fizzarolli reaccionó violentamente gimiendo a los gritos cuando Asmodeus mordió su hombro desde atrás con una brutalidad incontrolable. Revolvió todas las entrañas de Fizzarolli al incrementar el tamaño de su verga en su interior e introdujo el largo de una de sus garras en el orificio de la punta de la verga del pequeño.

Fizz perdió el sentido ante la gran cantidad de estimulación. Su mente se rompió, ya no se trataba de su cuerpo, sino de sus pensamientos y razón. Sus ojos se volvieron grises al entrar en ese trance que siempre lo volvía totalmente loco. Y dejó de escuchar o de ver. De forma lejana, solo pudo oír sus propios gemidos y respiración agitada.

Fue entonces que Ozzie le permitió eyacular. Jaló la extensión de Fizzarolli, los ardientes chorros de semen salieron disparados contra el colchón y el rey no esperó ni un momento más para también correrse en su interior. El vientre de Fizzarolli se abultó un poco ante la expulsión del semen ardiente de Asmodeus, quien se vino de una forma tan abundante que los chorros de sus fluidos rebasaron la entrada del imp y se escurrieron entre sus nalgas redondas y calientes.

El imp fue sujetado desde atrás mientras no dejaba de gemir con los ojos grises y su mirada totalmente perdida y desorbitada. Asmodeus le jaló sus pezones erectos y volvió a introducir su verga en el interior de Fizz, resbalando con mucha más suavidad debido al desastre de semen y fluidos pegajosos que se mezclaban en su interior.

Ozz sonrió con picardía al notar como Fizz se arqueaba sin propia voluntad y le entregaba las nalgas para poder seguir siendo penetrado toda la noche. Era esclavo del placer que le entregaba Ozzie, lo necesitaba para vivir. Volteó su rostro perdido y agobiado de placer y le sonrió en estado de trance. Quería continuar hasta desmayarse.

Fizzarozzie week 2024 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora