Primera parte

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Une nouvelle vie pour toi

El último adiós para nosotros dos .

"Y las personas como tú, a las que se les da bien escuchar, también necesitan que las escuchen de vez en cuando"


Canadá miró la tumba de Perú. Aún se sentía culpable; el contryhuman solo trató de salvar a su hermano y murió por su causa. Suspiró.

Observó la contryball de USA, quien lloraba viendo cómo el cuerpo del peruano al igual que su mini versión no se movían y lloraba aun más al saber que Usa no se presentó el día del funeral, no solo por el odio de Latinoamérica, sino también por el castigo impuesto por la ONU de prohibirle ver a cualquier contryhuman y mantenerlo alejado de todos. Sin embargo, parecía más una petición de United Staes of Anerica que un castigo real. No sabían que USA no eligió esa destino ,mucho menos lo culpable que se sintio. Suspiró y miró a todos los presentes. Era difícil, ciertamente. Perú, si solo supieras la enorme herida que dejaste. Sin quererlo ,pero ocurrió .

Te cuento hoy el día de tu entierro que vi a Usa caer y ser acusado de algo que sé no es tu culpa, pero probar la inocencia de Usa me es difícil, vaya USA. Al menos eso creía hasta que México me ayudó. Aún recuerdo aquella conversación donde preferí el silencio.

México suspiró y sacó su última carta:

—El bebé —dijo, algo tartamudo. Esto sí que era difícil de procesar, pero no había vuelta atrás—. Te escuché conversando con Ucrania y...

Canadá abrió los ojos a más no poder. Sí, la había estropeado, pero ¿qué podía hacer? Suspiró y miró a su hermoso bicolor antes de continuar:

—¿México, yo soy el papá de ese bebé?

—México... —Canadá se quedó en silencio, llorando amargamente. Todo era su culpa. Y no podía ocultarlo. Fue duro, no solo porque amaba a México, sino también porque sabía que él no era la persona más madura para afrontar esa responsabilidad. México era demasiado inmaduro, y la carga de un niño sería aún más pesada para alguien que vivía una vida despreocupada. ¿Sería un buen padre cuando no había sido una buena persona? ¿O dejaría a su hijo en la nada como en algún momento lo hicieron con él? Sonrió y se tragó las lágrimas antes de responder con la voz cortada:

—¿Quieres la verdad o la mentira, México?

México, sorprendido, obviamente pidió la verdad:

—Canadá, por favor. Sé que te fallé, que no fui la mejor persona, pero si quieres puedo... Puedo... Puedo...

A Canadá le bastó su duda. Mientras México trataba de hablar, el canadiense tomó su decisión final y, con una hermosa sonrisa, dejó caer unas lágrimas. Cuando México iba a acercarse, Canadá negó y pensó, recordando esos momentos con México y aquel día.

—Quiero encontrar el amor —dijo el mexicano de pequeño ese día antes de la presencia de sus contryballs. Pero lo que no sabía el mexicano era que la persona que buscaba con tanta añoranza siempre fue él mismo, y eso porque sonríe a los extraños, hace reír a los demás, anima a todos, hace muecas a los bebés, no le da pena ser infantil con los niños, baila en público, lleva una sonrisa aún en los malos ratos. Creo que no se da cuenta de que él mismo es eso que tanto busca...

¡Déjate querer! •countryballs• ||UsperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora