Sentía como las lágrimas bajaban de mis ojos, manchando mis mejillas y eventualmente tocando el suelo. Sentía como mi corazón se estrujaba al ver pasar por mi mente aquellos hermosos mas dolorosos recuerdos. Fui muy tonto al pensar que podría salir...
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Cada día era más brillante y feliz entre los dos. Salían juntos cada día, disfrutaban del silencio o al contrario hablaban de todo y de nada. Muichiro empezó a recobrar la burbujeante y alegre personalidad que tenía hace mucho tiempo, para Genya era lindo ver sus sonrisas más frecuentemente, lo calmaba de alguna forma. Pero había un problema, era esa extraña calidez única que sentían ambos con el otro, era raro, algo estaba mal. Pero, ¿Por qué estaba mal?
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Pasos acelerados poco a poco se acercaban al joven de mechas turquesas, el cual miraba las nubes con curiosidad y un nuevo brillo en sus ojos. Los pasos se detuvieron gradualmente al llegar a la derecha de Muichiro, ahora, el chico a su lado lo saludaba con una gran sonrisa apaciguando el corazón de ambos, esas salidas eran momentos especiales para ellos dos y nadie más. Esta vez, la salida del día era un simple vistazo a las nubes, nada más, observar el cielo con algunas pocas palabras de por medio pero nada más que eso, para los demás sería muy extraño aquella ocurrencia, e incluso incómodo, mas para ellos era un momento de paz hermoso y bello en el que sus almas descansaban juntas y respiraban por un momento del hecho de ser cazadores de demonios, e incluso si ya no aparecían demonios desde el suceso de Nezuko, todavía no estar en paz hasta que la muerte de Muzan sucediera.
Su encuentro duró hasta el atardecer, el cual miraron juntos, y luego decidieron irse por su lado a hacer sus deberes. Genya se dirigió a la Finca Mariposa a descansar, si bien no había tardado mucho en curarse, todavía había ciertas cosas que aún dolían y las chicas de la Finca trataban de hacer que él comiera algo y muy probablemente no lo dejarían hasta estar seguras de que estaba comiendo y todo ya estuviera normal con él.
Al día siguiente se despertó con el sonido de una ventana rompiéndose, aparentemente, Tanjiro ya había despertado y sus amigos llegaron a hacer estragos otra vez, que incómodo y molesto. Sin embargo, algo de la conversación de al lado le llamó la atención, el de máscara de jabalí mencionó que los pilares los iban a entrenar el siguiente día, eso significaba que iba a tener un tiempo con Muichiro, y también que tal vez, finalmente obtendría la oportunidad de disculparse a su hermano por sus hirientes palabras de aquella vez cuando eran más pequeños, no lo arreglaría ni lo haría menos malo, pero al menos lo haría sentir un poco en paz consigo mismo, y con su hermano. Pero antes, de verdad necesitaba ser cambiado de habitación, no podría soportar un día más aquel bullicio de la cama del al lado.
Genya cerró los ojos, tratando de dormir cuando el ruido se acabó, pero no pudo, su mente estaba llena de pensamientos sobre una persona en específico, sobre su belleza. Muichiro, ¿Por qué pensaba tanto en él? Eran amigos, seguramente era esa la razón de tal cosa.
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No, no lo era. Él lo sabía, pero no quería aceptar la verdad, se iría al infierno si se sentía así. Eso no era amistad, el amaba a Muichiro Tokito, de alguna forma, se enamoró más rápido de lo que esperaba, maldita sea. Estaba mal, muy mal, otro pecado añadido a su lista de mierda, así nunca podría llegar a visitar a sus hermanos en el cielo cuando muriera, solo iría a caer de aquellas escaleras hacía el abismo, pero, ¿De verdad estaría tan mal? Tal vez todo sería mejor sin él, su hermano sería feliz sin él, de eso se sentía casi seguro, Sanemi era alguien con talento y futuro a diferencia de él.
