8. Una confesión por una confesión.

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Martin mira la hora en su celular por quinta vez consecutiva. Las 15:56. No volvió a hablar con Juanjo después del intercambio de mensajes de la noche anterior, no sabe si sigue en pie sus planes para el día, pero de todas formas pasó la última hora y media armando un outfit perfecto.

Hace dos días de su último encuentro con el cantante, no va a admitirle a nadie que pasó más horas de las que le gustaría pensando en cada uno de los momentos que compartieron esa tarde.

Violeta y Chiara insisten en que fue una cita y se deleitan cada vez que ven las mejillas de su amigo colorearse de un intenso tono carmín.

En el fondo, Martin sabe que sus amigas simplemente bromean y que no fue más que una reunión de trabajo, pero no puede evitar desear que tuvieran razón. Por eso, la idea de ver otra vez a Juanjo le genera anticipación y nervios.

Está tan enfrascado en sus pensamientos que no se da cuenta que su amiga intenta llamar su atención hasta que no siente un leve toque en su hombro derecho, levanta la vista extrañado y la mira, esperando una respuesta al por qué de su interrupción. 

— Marts, your knight in shining armour is here. 

Solo en ese entonces el chico es consciente del tono rojizo que adquirió todo el piso, indicándole que alguien había llamado al timbre. 

Martin salta en su lugar cuando las palabras de Kiki toman forma en su mente, entendiendo que es Juanjo quién ha llamado al timbre y arrancándole una carcajada a su amiga que lo mira divertida mientras él corretea por todo el salón buscando su mochila. La había dejado preparada por algún lugar que ahora no recordaba. 

Es detenido por Violeta que, compadeciéndose un poco del chico, le alcanza la mochila que toma de la silla por la que Martin había pasado 3 veces en los últimos segundos sin observarla. Martin le sonríe agradecido y sale disparado del departamento, no sin antes dejarles un beso en la mejilla de ambas chicas. 

Chiara mira a Violeta durante unos segundos antes de dejar ir otra carcajada. 

— Va a perder la cordura en cualquier momento. – le dice, acercándose lentamente a la pelirroja. 

Violeta sonríe, encantada. Hace poco tiempo que conoce al dúo dueño del piso donde ahora se encuentra, pero la fascina la forma en la que parece encajar con ellos como si los conociera de toda la vida. 

— Me alegro que esté mejor hoy, ayer lo vi bastante decaído. – no miente, el día anterior Martin había abandonado la facultad con una expresión entre frustrado y desolado. Le había costado no seguirlo y pedirle que le explicara lo que estaba pensando, pero entendía que todavía no tenían la confianza suficiente para hacerlo, aunque esperaba tenerla algún día. 

— Se encerró en su habitación todo el día y tuve que obligarlo a cenar, no tuvo un buen día. – le responde Kiki, pero no dice más y Violeta entiende que Chiara no va a traicionar la confianza de su amigo contándole más. Así que cambia de tema, decidida a pasar una tarde entretenida con la chica que empezaba a hacerse un lugar en su corazón. 

Fuera del edificio, todavía en la puerta del mismo, Martin le dedica una sonrisa al chico frente a él, que le devuelve una tímida mientras baja su gorra para esconder el sonrojo que empezaba a nacer. 

— Hola. – Juanjo dice casi susurrando, de todas formas no es como si necesitara de más volumen para hacerse entender. Obtiene un hola modulado como respuesta y sonríe ante el gesto.

Ahora que lo tiene delante no es capaz de pensar en otra cosa que no sean los mensajes que intercambiaron ayer cuando él no se encontraba en sus cinco sentidos, desearía haberle hecho caso a Álvaro cuando le intentó quitar el móvil luego de su tercera copa. 

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