Superiores Cox
TIANA
Febrero, 21.
Y como era algo a lo que ya me estoy acostumbrando y volviéndose cotidiano en mi vida, despierto por tercera vez en la enfermería este último mes. Estoy acostada en la misma cama de siempre, con la misma bata azul. Una intravenosa está conectada con una bolsa de sangre a un lado de la camilla haciéndome una transfusión de sangre. Alzó un poco la cabeza para mirar a mi alrededor, pero de inmediato siento una punzada por toda la cabeza que me hace volver a acostarme de golpe. Cierro los ojos por instinto volviendo todo negro. Aunque todo se vuelve más oscuro cuando siento que alguien se inclina sobre mí.
—Hey, ¿estás bien? —Logró reconocer la linda voz de Steven.
Asiento pasándome las manos por las sienes y un poco frustrada por el dolor de cabeza. Poco a poco empiezo a abrir los ojos, pero los siento pesados y cuando siento la luz iluminarme toda la cara hace que los vuelva a cerrar de golpe. Al abrirlos del todo, noto que tengo a cinco personas mirándome fijamente. Me siento con cuidado sobre la camilla con la ayuda de Steven, mirando a todos un poco confundida. ¿Habré hecho algo malo? ¿O qué están haciendo todos mirándome de esa manera?
Pero lo que más me impresiona es ver la melena violeta de Tiny al final de la habitación. Ella está parada con un pie sobre la pared y con los brazos cruzados mirando la escena; sus facciones se han endurecido y tiene el ceño un poco fruncido. Sus ojos violetas brillan con la iluminación de la habitación. Tatiana está sentada al final de la camilla acariciándome los pies causándome un leve cosquilleo. Andrey, Audrey y Steven están de pie a ambos lados de la camilla, mirándome serios, sin ninguna expresión en sus rostros. Steven se ve un poco más preocupado, pero sigue conservando esa mirada seria.
—¿Me podría ir? Ya ha despertado la mocosa. —Escucho decir a Tiny al final de la habitación. Eso hace que frunza de inmediato el ceño. Todo el mundo voltea para mirarla molestos por el comentario; Tiny solo se encoge de hombros sin darle importancia. Iba a decir algo, pero Steven se me adelantó.
—Primero, no es ninguna mocosa. Segundo, nadie te pidió que te quedaras. Y tercero, no sé por qué no te has ido. —Responde Steven mirándola de brazos cruzados.
Ella resopla girándose hacia la puerta para irse. Pero cuando llega a la puerta se hace a un lado para que los superiores Cox entren. Todos en la sala se tensaron; se notaba la fuerte tensión que causa cuando los superiores entraron y se quedan de pie al final de la camilla. Tatiana se levantó de golpe y se quedó a un lado de su hermano. Ambos superiores sólo se concentraron en mirarme a mí, y les podría jurar que con tan solo su mirada podrían hacer correr a cualquiera lejos de ellos.
La superior Cox lleva el traje negro de combate, y ahora que lo pienso, las pocas veces que he visto a esta pareja siempre llevaban el traje de combate, no el de superiores. Ella tiene su cabello blanco recogido en una cola alta y perfecta, ni un cabello suelto. Su mirada penetrante es idéntica a la de Audrey y tiene esa aura fría igual que ella. En cambio, el superior se ve más tranquilo, sigue conservando esa expresión seria, pero eso no quiere decir que no intimide. Aunque, se nota que podría ser más amistoso que la misma superior Cox. Ahora teniendo técnicamente frente a frente puedo notar que los ojos de la superior Cox son mucho más oscuros que los del resto de su familia; ella tiene los ojos grises oscuros, mientras que el superior los tiene gris claro, dándole el toque anormal, aunque a mí me parece algo muy bonito.
La tensión había crecido mucho. Ellos solo se dedicaban a impresionarme hasta que noto que Andrey da un paso hacia ellos endureciendo su expresión. Es raro ver a Andrey serio.
—Padre. —Habla él; sus padres siguen con sus ojos puestos en mí.
—¿Qué ha pasado? —Habla el superior mirándolo; noté que su voz es muy profunda, sentí que podía respirar de nuevo.
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UN CIELO SIN ESTRELLAS
Ficción históricaDesde aquel invierno nada había vuelto a ser lo mismo en la vida de Tiana. La grandiosa idea de escapar de aquel lugar donde llevaba retenida toda su vida paso por su mente, ¿Por qué seguir en un lugar donde constantemente se luchaba para no sufrir...