Capítulo 4

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La miro y hago una mueca de dolor. Ella se ve bastante áspera, todo el lado izquierdo de su delgada cara púrpura y sangriento. Uno de sus ojos tiene un vaso sanguíneo roto, el rojo rígido contra su piel pálida. Y ella también cojea, con la rodilla hinchada.

-¿Cómo sabes que no estamos en la Tierra?-. le pregunté. Me niego a perder la esperanza por el momento.

-¿Cuántos lugares pueden tener nieve grados y oxígeno? Tal vez estamos, no sé, en Canadá o algo así.-

-Excepto que escuché a través de esta cosa-, dice, señalando el auricular ensangrentado todavía unido a su cabeza. -Que nos estaban arrojando a una 'caja fuerte' ubicado 'para una recogida de regreso en una fecha posterior.-

Ino se cruza de brazos, frunciendo el ceño. -¿Se retiraron? Entonces nos dejaron caer para que pudiéramos sentarnos y quitas y ¿nos van a recoger de nuevo en uno o dos días? A la mierda.-  

-No sé cuándo-, dice Hinata, con expresión solemne. -Pero cuando mencionaron este lugar, definitivamente no era a la Tierra a la que se referían. Continuaron hablando sobre una nube de partículas pero la única nube de partículas que recuerdo de la clase de ciencias estaba en el borde de nuestro sistema solar: la Nube de Oort. Y si estamos recibiendo mucha luz-, dice, señalando el arañazo en el casco. -No estamos cerca de Plutón. No creo que estemos en la Tierra en absoluto. Tampoco creo que estemos en nuestro sistema solar-. 

-Entiendo-. Ino está de acuerdo. Ella parece triste. Sigo siendo escéptica. Mirando hacia la nieve que cae en la grieta, es difícil no emocionarse. Tuvimos que estar en casa, ¿no? Es invierno afuera. Ellos podrían habernos dejado caer en la Antártida. En este momento tomaría la Antártida en un planeta aleatorio. 

No quiero quedarme hasta que vuelvan-. 

-Yo tampoco.- Hinata suspira y hace una mueca, frotándose el hombro. -Pero todas están heridas-. No sé qué tan rápido nos podemos mover o si es seguro movernos. Por lo que sabemos, podríamos estar flotando en un mar de hielo lleno de tiburones helados devoradores de hombres.-

-Dios mío, eres Suzy Fucking Sunshine ¿verdad?-, Dice Ino, mirando a Hinata. 

-Lo siento-. Hinata hace una mueca presionando una palma en su frente. -Ha sido un infierno de día, y siento que va a empeorar.- Se ve tan malhumorada que quiero abrazarla. Me niego a estar triste por esto. Un guardia está muerto, tenemos su arma, y por ahora estamos lejos de nuestros captores. 

-Estará bien-, les digo alegremente. -Hallaremos algo.- 

-¿Podemos encontrar comida?.- Tenten llama desde la esquina de la bahía de almacenamiento inclinada. -Estamos muy hambrientas-. 

-La comida es un buen comienzo-, coincido, asintiendo con la cabeza a Ino. -Veamos lo que tenemos si se supone que debemos manejar esto y esperar a que vuelvan los pequeños
hombres verdes-. 

Una hora más tarde, sin embargo, las cosas se ven sombrías. Hemos encontrado suficientes barras durante una semana, y tenemos suficiente agua durante aproximadamente el mismo
tiempo. Más allá de eso, sin embargo, no hay nada.  

Además, aparte de lo que pertenecía al guardia que habíamos asesinado, bueno, lo había matado, no había armas ni ropas adicionales. Repasamos todo, golpeamos las paredes e intentamos encontrar compartimientos ocultos en la bahía del transbordador pero no encontramos mucho. El único descubrimiento fue algún tipo de material de hoja de plástico grueso pero no era lo suficientemente cálido o flexible como para ser utilizado en gran parte. 

-Bastante segura de que Robinson Crusoe no estaba tan jodido como nosotras-, bromea Ino. 

No he leído a Robinson Crusoe, pero estoy de acuerdo. Está claro que no estamos equipados para la supervivencia. No estamos equipados para nada y cada vez es más frío en la bodega gracias a la nieve y el aire frío que constantemente se filtra desde la brecha en el casco. 

Conquistada Por Un Bárbaro, En Un Planeta HeladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora