6. Noche de Bodas

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La molesta luz del sol recibió al príncipe Aegon por la mañana, seguido del dolor y algunos maestres a su alrededor que hablaban con su esposo y le daban indicaciones sobre su cuidado.
Los recuerdos llegaron casi como destellos a su mente confundida, no procesaba aún la información y mucho menos podía creer que Jacaerys se paseara libre por el campamento como si no lo hubiera torturado hasta cansarse, tal vez aún no pocesaba todo por el dolor de cabeza y de brazo.
Ahora que lo pensaba el dolor no era mucho, tal vez por la leche de amapola que aún circulaba en su sistema.
—No sé mueva príncipe Aegon, o causará más dolor en su cuerpo.
¿Acaso Jacaerys les había contado como obtuvo todos esos golpes? Seguramente había inventado algo para que ninguno quedara mal aunque ya todo el mundo sabía la reputación que tenía.
—Bueno, eso es todo príncipe Jacaerys y... les recomendaría abstenerse del sexo hasta que los huesos de su brazo se recuperen.
—Por supuesto,  gracias maestre.
Aegon no podía creer el descaro de Jacaerys al inventar que habían disfrutado de placeres mutuos para justificar sus dolores y más aún que lo cargara como a una doncella para llevárselo del lugar.
—Si dices algo no tendré piedad y te romperé el resto de huesos que tengas.
No pudo decir nada durante todo el camino aunque estuviera con la cólera en la garganta por las ganas de gritar o golpear a su esposo.
Ver a las personas de otros reinos pasar murmurando y sonriendo solo hacia que la rabia creciera en su pecho.
Al llegar a su tienda dejó a Aegon sobre el lecho y sin perder tiempo lo amarro nuevamente en la cama solo del brazo bueno.
—¿Qué les dijiste? ¿A qué hora fue? ¿Por qué no estás en prisión por intento de asesinado?
Una carcajada salió de los labios de su esposo después de la última pregunta, sabía por Ser Arryk que Aegon goza de sentido del humor pero no había sido testigo hasta ahora, no después del cerdo con alas.
—¿Esperabas que estuviera en el calabozo después de llevarte con los maestros por disfrutar la semana de bodas de forma muy brusca?
Con eso había respondido todo, había buscado la forma de que le creyeran algo tan estúpido, nadie en su sano juicio creería que durante el acto terminarás con un brazo roto, o eso pensaba hasta saber que los maestres si lo habían creído, tendría la cabeza de cada uno una vez estuviera sano.
—Créeme es mejor eso a que se divulgue por todas partes que no eres merecedor de tus títulos y de un alfa tan bueno, y aunque se lo dijeras a alguien... dudo que crean en tus palabras dado tu pintoresco pasado.
No pudo responder a ese ataque pues el alfa castaño había salido de la tienda dejándolo atado sentado en la cama y sin alguna botella de bebida cerca.
Los ebrios de la calle de la seda tenían razón al decir que no beber era pecado o era como morir por dentro, ahora más que nada necesitaba beber y tratar de olvidar el creciente dolor.

—Creí que Aegon era un caso perdido pero he escuchado que esta llevando a cabo su labor.
La socarrona sonrisa de Otto Hightower tenia confundida a su hija sobretodo por ese extraño comentario.
—¿A qué te refieres?
—Dicen las malas lenguas que el príncipe Aegon y Jacaerys han consumado al fin su matrimonio,  aunque sin duda no fueron muy amables el uno con el otro, esta mañana fueron vistos, Aegon sobre los brazos de su esposo como pareja de recién casados.
La sonrisa en Otto no hacia más que causar curiosidad en Alicent pues no lo había visto sonreír desde que ella parió a su primer hijo varón, sabía que algo tenía en mente pero no hizo más preguntas imaginando lo que su hijo había sufrido así como ella había sufrido en la consumación de su boda.
—Ahora solo debemos buscar algún omega para que tenga su descendencia,  ¿Daeron aún no presenta su casta?
La sola idea de imaginar a sus dos hijos con el bastardo de Rhaenyra le causaban náuseas, tal vez sería buen momento para ponerle un alto a su padre aunque estaba tan ilusionado que no quiso romper sus esperanzas,  a pesar de que su fé estaba muy en contra, ya era suficiente aberración que dos alfas se casaran, sería sumar sus pecados si permitiera que su hijo o Jacaerys tuvieran dos esposos.
—Daeron no demuestra otra cosa que ser alfa si en algún momento presenta su casta, claro.
Sabía bien que su último hijo no tenía una casta definida y así no la tuviera era de cierto modo conveniente, sabía que un beta no sería comprometido ni con un Alfa ni con un Omega, o al menos no del mismo sexo.
Con esas palabras Otto desecho la idea de proponer a Daeron como gestante, muy a su pesar su hija tenía razón, pensó en Helaena pero el rey ya la había negado desde un inicio y nada haría que cambiará de opinión.

—Creí que ese horrible olor a vino era porque te ahogabas en la bebida.
El comentario de Jacaerys provocó un ceño fruncido en su esposo y el olor a vino solo empeoró para tortura del castaño.
Ya era de noche y estaba famelico así que el comentario del castaño fue ignorado por la comida, Aegon no había dudado en deborae los alimentos, los únicos que comía en el día.
—Cierto, les dije a las doncellas que si te temían no te trajeran nada, veo que las tienes muy espantadas.
Era cierto que Jacaerys había dado esa orden en la mañana pero tenía la esperanza de que no hubiera abusado o tocado a alguna de las doncellas.
Estaba muy decepcionado a esas alturas  tal vez le tomaría la palabra a Daemon de torturarlo un año antes de hacer algo con el.
Efectivamente había pasado con sus padres todo el día después de dejar a su intento de esposo en la cama, por supuesto había negado todo tipo de rumor sobre la noche pasada explicando bien los hechos y mencionando a la joven Dyana, tenía dos hermanas y no le desearía algo asi a ninguna de ellas aunque no fueran hermanas de sangre.
Su madre había aconsejado lo contrario, hacer que Aegon se disculpe tal vez, rogarles por su perdón a las doncellas.
Tal vez haría ambos, no estaba seguro aún pero de que si sufriría eso era seguro.
—¿Que? ¿Mi generoso y santo esposo va a  inventar nuevamente una noche de pasión para romperme el otro brazo?
Su instinto alfa indomable estaba saliendo a flote ante la provocación fuera de dejarlo sin comer todo el día le decía que su aroma era un asco.
—No está vez será la pierna.
La tensión en la tienda se sentía hasta en los aposentos del Rey.
En otras historias habría sido romántico que se mantuvieran la mirada con tanta intensidad pero en sus ojos solo había odio intenso por el contrario.
Había que aceptar que pese a la desventaja había que ser muy valiente para plantarle cara a otro alfa enojado.

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Aqui está, al fin, siento que quedo muy mierda
No le puse título al capítulo 5 wey, lo vamos a dejar así.
Bueno eso es todo bye.

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⏰ Última actualización: Aug 13 ⏰

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Dos alfas- JaegonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora