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-¡Ahhh! ¡Aleja esa cosa de mi! ¡Baela ya!
Los gritos de la princesa Rhaena se podían escuchar alrededor del bosque, espantada distintos animales a su paso y Baela no paraba de perseguirlo con un gusano en mano y un cien pies en la otra mano, se habían olvidado por completo de la cacería en cuanto vieron a Helaena distraerse con los bichos por ahí.
No le causaban ningún agrado a Rhaena pero cuando vio un puchero en su prima por no poder atrapar a una mariposa se alejo en busca de alguna parecida, estuvo al menos 15 minutos sola en el bosque pero logró atrapar a una mariposa, no contaba con encontrar a su hermana buscándola sola.
-¿Y Helaena? ¿La dejaste sola?
-Por supuesto que no, la deje con Lucas, una oruga que encontramos en el camino, ¿por qué te fuiste tan de repente? Nos preocupamos.
El reclamo de Baela se parecía mucho a cuando su padre les pedía explicaciones por algunas travesuras, dicen que los primeros hijos siempre se parecen al padre y esta vez lo confirmaba aunque físicamente ambas fueran una copia de su madre.
-Fui a buscar una mariposa para Helaena porque le gustan este tipo de criaturitas.
-Oh, fue eso, creo que también debería buscar algunos insectos para ella.
Y así lo hizo aunque durante el camino de regreso con su prima estuvo atormentado a Rhaena con los insectos hasta llegar al prado donde le había indicado que estaba Helaena con Lucas.
-Dile algo, no dejó de perseguirme con los bichos...
El tono manipulador de Rhaena gritaba a los cuatro vientos que quería que regañaran a Baela.
-¿Bichos? ¿Puedo verlos?
Esas palabras no fueron muy esperanzadores para la hermana menor, que vio a Helaena con desilusión y un puchero antes de acercarse y mostrarle la mariposa y por su lado Baela con una sonrisa de superioridad acercando al cien pies y al gusano.
Todo el griterío fue olvidado al ver la sonrisa de la princesa Helaena al ver a los insectos mientras contaba la cantidad de patas que tenía el cien pies.
Al terminar de contar las patitas puso a todos los insectos en frascos separados para llevarlos a los jardines.
-Muchas gracias.
-¿Crees que le gusten los conejos?
Al verse olvidadas por la princesa quien iba unos pasos adelante aprovecharon el camino de regreso para cazar algunos animales fáciles de cargar, como conejos, comadrejas y un par de patos que pasaban distraídos por ahi.
Son duda las princesas habían encontrado la pieza que les faltaba para enrrabiar a su padre, pues era evidente su desprecio por Otto Hightower y su descendencia, aunque lo convencerian de aceptar a Helaena.

Llegada la noche y con todos los jugadores de regreso, entre doncellas y caballeros prepararon un banquete con las criaturas cazadas, banquete al que no pudo asistir uno de los agasajados pues a palabras de su esposo estaba "indispuesto", corrían rumores de que habían aprovechado la tarde para traer un heredero, rumores más alejados de la realidad que de cierto modo convenian al príncipe Jacaerys.
Había dejado órdenes de que ni un alma se acercará a su cabaña y así lo habían hecho, aunque no se escuchara ruido alguno en el lugar pues se había asegurado de dejar a ese cerdo bastante inconsciente y tal vez con un hueso roto, nada letal que podria disfrazar como una caída del caballo o algo parecido, no tenía tiempo de ocuparse de detalles absurdos.
Durante el banquete el ambiente estaba lo más tranquilo que se podía estar, tranquilidad que se fue a los fosos cuando escuchó sin querer la conversación que llevaba la princesa heredera con Lord Blackwood sobre un compromiso futuro.
En la expresión del Lord se veía respeto y algo de nerviosismo por una propuesta tan apresurada, la princesa Rhaenyra hacia lo posible por evitar el tema y cambiar el tema lo más posible, que el Lord entendiera las indirectas ayudó demasiado pues había empezado a elogiar a su estirpe que tenían la sangre tan fuerte como lo tenía la princesa.
Por unos segundos Jacaerys imaginaba como hubiera sido la vida de su madre su lo hubiera aceptado como esposo, sabía de buena fuente que los Blackwood nunca retrocedian ni se rendían cuando algo se les metía en la cabeza, algo que se opacaba por la rivalidad con los Bracken y su insistencia en desestimarse mutuamente.
Dejo de prestar atención en cuanto empezaron a hablar de cosas tal vez más personales como comida y pasteles, si le preguntaban era una forma eficiente de evitar temas incómodos sin ofenderse unos con otros.
Pidió a una de las doncellas que preparara un plato para llevar a su esposo, una muestra de amor a vista de todos, no se esperaba una mirada bastante intensa del príncipe Daemon, solo bastaron segundos para que supiera que eso no lo hacía por amor así que simplemente hizo de la vista gorda y bebió de la copa de vino en sus manos, más tarde le contaría a su padre lo que ocurría o esté vería la forma de sacarle la información, claro que no de forma violenta.
Se retiro deseando a todos unas buenas noches prestando especial atención a que sus hermanas no se despegaban de su tía Helaena y que la mantenían bastante feliz, si no las conociera diría que la estaban cortejando pero sabia que no lo harían así, si fuera el caso.
Por supuesto esa actitud no pasó desapercibida para el padre de las princesas.

Al llegar con el desastre de esposo que le había tocado no hizo más que evitar dañar su vista con semejante idiota y arrojarle el plato de comida para distraerlo mientras quitaba la mordaza.
Aún no sabía cómo explicaría a los maestros y curanderos por qué su esposo tenia un brazo roto pero ya inventaria algo cuando decidiera dejar pasar a algún maestre.
-Come ya o mañana no te traeré nada.
Aegon por su lado estaba un poco sedado por la leche de amapola, no era plenamente consciente de sus actos así que simplemente obedeció olvidándose del dolor en brazos y piernas y arrastrándose por comida, ignorante de que moverse de esa forma le causaría más daño a sus músculos.
-Mi benevolente esposo se preocupa por mi...
Sin duda escucharlo sedado era peor que escucharlo ebrio pues decía cosas sin pensar y hacía cosas sin pensar aunque no es que de sobrio pensara alguna vez.
-Callate y come, cerdo asqueroso.
Las palabras de Jacaerys salían con odio puro de sus labios, después de enterarse la clase de basura que era no merecia tratos amables. Si bien antes había escuchado rumores, saber que era verdad y que era mucho peor solo le provocaba odio y asco.
Tendría que hablar seriamente con Ser Arryk sobre la conducta del príncipe y con algunas otras doncellas para asegurarse de que estuvieran protegidas de ahora en adelante.
Cuando el platinado terminó de comer la deliciosa carne en el suelo, tomó un poco de ese jugo o leche que había estado tomando toda la tarde.
-Sabes... cuando éramos jóvenes éramos buenos amigos.
Aegon esperaba aún tipo de respuesta o tal vez no, en ese momento no podía estar seguro, tal vez si hubo respuesta pero lo olvidó de inmediato o no escuchó.
-Siempre tuve un poco de envidia... cuando mi hermana era muy cariñosa con ustedes.
Jacaerys tuvo en cuenta que sin duda la leche de amapola volvía muy hablador a su tío, aunque quería que sufriera pensaba que era menos cruel tenerlo delirando por la bebida que por el dolor.
-Siempre me preguntaba: ¿Por qué estos bastardos reciben más amor que nosotros? Incluso el esposo de Rhaenyra sabiendo que no eran suyos los amo demasiado...
Unas cuantas lágrimas salieron del príncipe borracho, seguia sin obtener respuesta y cada vez era menos consciente pero no sabía si sus lágrimas eran por esa melancolía o el creciente dolor en sus piernas y en su brazo, apenas enfocaba la vista pero pudo notar que su brazo estaba algo chueco y flojo, parecía una figurilla de madera toda chueca.
-Auch... ¿sabes que le pasó a mi brazo? ¿Jace?
Agitaba su brazo frente al menor y de pronto todo se puso oscuro.
Jacaerys por su lado solo contaba los minutos para que su tío quedara inconsciente, era lo esperado considerando que estaba delirando, solo era cuestión de tiempo y cuando se desplomó en el suelo empezó a limpiar el cuerpo ajeno antes de llevarlo con algún maestre.
Las palabras de su tío lo habían puesto a pensar, si era como el sujeto inconsciente decía tal vez había sido un poco duro con él y lo había juzgado antes de conocerlo bien, pero aún así no podía tomarlo como víctima de nada, así no hubiera recibido amor o atención no justificaba el hecho de ultrajar a las omegas del castillo aprovechándose del poder que tenía.

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Ñem... no sé cómo que no me gustó mucho pero ustedes que opinan?
Si hubo alguna falta ortográfica o gramatical avisen plis.
No en el párrafo anterior obviamente pero weno.
Disfruten el capitulo y así.

Dos alfas- JaegonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora