Me encantas.

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Juanjo:

No tendría palabras suficientes para describir lo increíble que había sido este día junto a Martin. Ambos nos tomamos un crepe mientras dábamos un paseo por la playa, luego nos habíamos ido de compras a un centro comercial que quedaba a 10 minutos andando de nuestro hotel y ahora mismo nos encontrábamos en nuestra habitación, cambiándonos para bajar a la enorme piscina que tiene el hotel en el que nos estamos hospedando.

- Martin, cariño, eres un tardón. Llevas 10 minutos metido en el baño y solo te tienes que poner un bañador. – le dije entre risas al ver que no salía de ahí.

- ¡Ya voy, dame un minuto! – me respondió él entre risas también.

Me senté en el borde de nuestra cama impaciente, esperando a que Martin saliera del baño. Cogí mi móvil para poder distraerme, y en menos de 15 segundos, después de abrir la aplicación de Twitter, pude ver que nuevamente éramos trending topic en España.

Me apresure a mirar todos los tuits en los que se hablaba de nosotros, y en cada uno de ellos aparecía la misma foto. Martin y yo andando juntos por la playa, cogidos de la mano.

Al principio me pudo la ternura, pero rápidamente me puse tenso. ¿Y si a Martin le molesta? ¿Y si se vuelve distante conmigo ahora que estábamos especialmente bien? ¿Y si se vuelve a alejar?

- ¡EHH! Tierra llamando a Juanjo. – me dijo Martin, quien acababa de salir del baño y me estaba chiscando los dedos para llamar mi atención.

- ¿Qué? Ah sí, perdona que me he quedado embobado. Dime. – le dije saliendo del trance en el que había entrado con mi subconsciente y todas las preguntas que rondaban por mi cabeza.

- ¿Qué te parece este bañador? ¿Te gusta? Es el que me había comprado antes. – me dijo señalando el bañador azul oscuro que llevaba puesto.

- Sí, sí. Me encanta, estás guapísimo. – le dije intentando volver a posar mis pies en la tierra.

- Juanjo, ¿Qué te pasa? Estás muy raro. – dijo él mientras soltaba una risilla y se sentaba al lado mío.

- Mira esto. – le dije mientras le tendía mi móvil para que pudiera ver la foto que se había viralizado en Twitter de nosotros dos andando por la playa, con miedo de que a partir de ahora estuviera incómodo.

- Que monos salimos. – me respondió él unos segundos más tarde después de estar mirando la foto con ternura.

- ¿No te incomoda que esté rulando por todo Twitter? – le pregunté.

- Que va, lo que me incomoda de verdad es cuando nos hacen preguntas personales o fuera de contexto, como esta mañana, por ejemplo, cuando te han preguntado por Rocío sabiendo que estaba yo al lado. – dijo él con una mueca de pena.

- Sabes que si quieres hablar de lo que ha pasado esta mañana podemos hacerlo ¿verdad? ¿Sabes que estoy aquí si me necesitas en cualquier momento? – le digo yo mientras recuerdo lo sucedido esta mañana.

- Lo sé Juanjo, y te lo agradezco un montón en serio. Te juro que te lo contaré, pero ahora lo que más me apetece es bajar a la piscina y bañarnos juntos. – me respondió él mientras me dedicaba una sonrisa preciosa y se ponía de pie tirando de mi brazo.

El resto de la tarde, ambos estuvimos bañándonos en aquella enorme piscina. Hicimos una guerra de aguadillas, estuvimos conversando sobre nuestra infancia y sobre nuestras familias en general, hasta que nos dieron las 9.30 de la noche, cuando decidimos que ya era hora de salir del agua e irnos a cenar.

Martin salió de la piscina tiritando, mientras que yo le envolvía en la toalla y le abrazaba, asegurándome de que el frío que sentía se calmara poco a poco. En el momento en el que mis brazos envolvieron su cuerpo y poco a poco dejaba de tiritar, un enorme océano de emociones me invadió, produciendo una conexión instantánea e incluso mágica, que parecía detener el tiempo.

La calidez de mi cuerpo contra el suyo y el tacto de su cabello contra mi pecho, me recordaron que lo que estoy sintiendo es real, que no hay relaciones falsas capaces de parar mis sentimientos por este chico, mi chico. Que mientras le estoy sosteniendo entre mis brazos, puedo sentir su fragilidad y su fortaleza a la vez, sus sueños, sus alegrías, sus preocupaciones y sus miedos. Creando así una burbuja entre ambos.

- Me encantas... – le susurré mientras mis caricias recorrían su espalda.

Martin levantó la mirada, sus ojos brillando con una mezcla de sorpresa y emoción. En ese mismo instante sentí como su respiración se calmaba, y nuestras miradas se entrelazaron en un momento que parecía ser único y eterno.

- ¿De verdad? – murmuró Martin, con una voz apenas audible, llena de vulnerabilidad.

Me quedé mirándole fijamente un par de segundos, buscando la profundidad de sus ojos que ahora reflejaban una lucha interna.

- De verdad. – le afirmé yo.

- ¿Aunque tenga momentos en los que reacciono mal cómo esta mañana? –

- Aunque tengas esos momentos... Me encantas. – le susurré mientras subía mis caricias a su nuca, buscando transmitirle toda la sinceridad que abordaban mis palabras.

Martin cerró los ojos por un instante, como si estuviera procesando cada palabra que acababa de escuchar por mi parte. Cuando volvió a abrirlos, pude ver una mezcla de gratitud y alivio en su mirada. Como si se acabara de quitar un peso de encima.

- No sabes lo mucho que significa para mí escuchar esto. – dijo con sinceridad mientras se volvía a acurrucar contra mi pecho. – Gracias por no juzgarme y por dejarme espacio. –

- Te prometo que nunca voy a juzgarte, que nunca voy a presionarte y te prometo que siempre voy a estar aquí si me necesitas. – respondí con sinceridad, deseando que mis palabras se quedaran marcadas en su corazón, asegurándole que estaba dispuesto a acompañarlo en cada paso del camino.

Después de unos cuantos segundos, ambos nos separamos con un sonrisa dibujada en nuestra cara.

- ¿Cenamos? Tengo muchísima hambre. - me preguntó Martin.

- Claro cariño. Vamos a cambiarnos y vamos a cenar por ahí. - le dije mientras cogía todas nuestras cosas, incluidas las llaves de nuestra habitación.

El resto de la noche, Martin y yo estuvimos riéndonos a carcajadas por todas las anécdotas que nos contábamos. Además, de que, cenamos en un italiano, ya que, yo soy amante de la pasta, y el es amante de la pizza.

Nunca me había sentido tan cómodo con una persona, hasta el punto de contarle sobre aquella vez que me caí de la bicicleta enfrente de la chica que me gustaba por aquel entonces. Pero, Martin era diferente, con él sí que estaba cómodo, sí que me apetecía contarle las miles de cosas de las que a día de hoy me siguen dando vergüenza.

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HELLOUSSSS ¿cómo estáis amores? Os subo este capítulo hoy, para dejaros un poco con la intriga de lo que se viene ahora. ¿Quién de aquí va al concierto mañana en Valencia? Yo estoy súper nerviosa porque, por fin los voy a ver en persona :)))

Os voy a dar una pista de lo que va a pasar en los siguientes capítulos para agradecer todos los votos y comentarios que he recibido en los últimos dos capítulos 🫶🏻 Agarraos fuerte: El queridísimo ex de Martin, Hugo, se estará manifestando en los siguientes capítulos y eso a Juanjo no le hará ninguna gracia ;)

Ya sabéis que cualquier sugerencia es bienvenida. Me encanta que votéis, me animáis a seguir esta historia. Aunque, he de decir que ya tengo otra en mente, y en cuanto acabe esta (que le quedan todavía MUCHOS capítulos) empezaré a escribir la siguiente.

Os amo majas, gracias por todos los votos y los comentarios. Nos vemos en el próximo capítulo💋

¿Dónde has estado todo este tiempo? - JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora