Extra II

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¡Bang!

Con el agudo sonido de la pistola, Kanao vio cómo todos los miembros del club de atletismo empezaban a correr.

Su ritmo fue parecido inicialmente, pero notó cómo dos personas empezaron a sobresalir.

Sería sincera y diría que no esperaba que Tanjiro fuera una de ellas, pero también le sorprendía ver al rubio compañero suyo corriendo aún más que él. Seguramente era el as del club.

Llegando al final se notaba la considerable brecha entre el rubio y Tanjiro, y la distancia entre Tanjiro y los demás.

Cuando pasó por la meta, el primero alzó sus manos y siguió corriendo, Tanjiro por su parte se detuvo y lo miró  correr, con una sonrisa.

Esa tarde se había quedado porque quería ir con él a la panadería, esta vez para comprar algunos postres que sus hermanas le habían pedido. Así que, aprovechando la oportunidad, miraría entrenar al Kamado y luego se irían juntos.

El hecho de mirarlo entrenar le causó nuevas sensaciones en su interior. Ya de por sí le gustaba, pero ver ese lado competitivo que muy rara vez mostraba, le agradaba.

—Dejaremos hasta aquí el entrenamiento, se está nublando bastante y hay buena probabilidad de lluvia.

Veinte minutos habían pasado únicamente, pero para su fortuna, la de Kanao, ya se iban.

—Recuerden que pasado mañana tendremos la maratón matutina entre nosotros, cuídense.

Unos segundos más pasaron y Tanjiro estaba frente a ella, sudado y sonriéndole.

—Buen trabajo.

Ella hizo entrega de la toalla y del agua, al tiempo que buscaba dentro del bolso del atleta el cambio de camisa que solía cargar y el abrigo que se ponía luego de correr.

Por un instante sintió una mirada aterradora sobre ella, pero al mirar solo vio al rubio mirándolos con una sonrisa. Qué raro, debería estar imaginando cosas.

Luego de hacer la rutina final de estiramiento y de lavarse la cara y los brazos, Tanjiro cambió su camisa y se puso el abrigo. Al llegar a casa se ducharía y seguramente atendería la panadería, pero esas eran rutinas que llevaba desde hace tiempo.

La nueva, la de hoy, era irse de la mano con una chica linda para su casa.

O así creyó.

—Se soltó de repente...

Ambos miraron por la ventana del salón de Tanjiro hacia afuera, donde llovía a cántaros.

—¿Sin sombrilla?

Kanao asintió.

—Yo igual...

Por culpa suya, o quien sabe si fue gracia a él, ellos tuvieron que ir primero al salón a recoger la camisa que él dejó allí. Luego tonteó un poco con sus apuntes de matemáticas, que quiso mostrarle a ella por iniciativa propia.

Al final ninguno tenía sombrilla, así que al parecer les tocaba quedarse.

—Corramos.

¿O no?

Tanjiro miró sin expresión a Kanao, intentando notar si lo decía en verdad o de broma.

La distancia entre la preparatoria y la panadería era ciertamente considerable. Corriendo llegarían en unos quince minutos.

Pero ella sonreía.

—¿En serio?

—En serio.

Ella le extedió la mano.

Tanjiro notó nuevamente ese extraño, pero precioso, brillo en sus ojos.

Sintió su pulso acelerarse y por su cabeza pasaron locas ideas a desarrollar ahora que estaban solos, pero su tren de pensamientos se detuvo abruptamente.

Él, también quería.

—Está bien.

Tomó su mano.

Y luego, como loquitos del centro, corrieron bajo la lluvia entre ataques extraños de risa.

Seguramente se querían.

Y mucho.

[ FIN: EXTRA II ]

Brillo de estrellas en tus ojos - TanjiKanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora