Digno de Todo - Zosan

V: Tu beso sabe a la sal de tus lágrimas

Sanji se despertó lentamente sintiendo como la luz del sol de la mañana calentaba su cara. Abrió los ojos y vio a Zoro profundamente dormido contra su pecho. Sanji sonrió suavemente y comenzo a acariciar su pelo verde.

Sus miembros se entremezclaron y Sanji pudo sentir el calor corporal de Zoro contra su cuerpo.

Las vendas de Zoro parecían haber durado toda la noche y Sanji no vio sangre en la espalda de Zoro.

Eso era bueno. Esperaba que Zoro no tuviera nuevas cicatrices a causa de esto.

Zoro empezó a moverse y abrazó aún más a Sanji. Se rió entre dientes y le acarició el pelo verde. "¿Tienes hambre?"

Zoro negó con la cabeza y enterró la cara en el pliegue del cuello de Sanji, justo encima de sus glándulas odoríferas. Sanji se preguntó si Zoro podría oler su olor debido al nuevo bozal.

Como si Zoro pudiera leerle la mente, empezó a trazar contra su pálida piel. "Hueles bien. Me gusta tu olor."

Sanji se sonrojó. Era raro que a un alfa le gustara el olor de un omega.

"¿Tienes frío? Tiemblas."

Sanji se alegró de que Zoro no pudiera ver el rubor de su cara. Las manos de Zoro eran cálidas y suaves contra su piel.

"Estoy bien".

Zoro no trazó nada y llevó una de sus manos contra el cuello de Sanji. Sanji dejo que lo oliera aunque sabia que no debia.

"Me gusta que huelas como yo."

Sanji se sintió embriagado por el olor de Zoro. Se derritió entre los brazos y el calor de Zoro.

Él quería eso. Quería oler como Zoro hasta el fin de sus días pero en el fondo, Sanji sabía que las posibilidades eran pocas.

Le había prometido a Zoro escapar con él pero Sanji sabía que existía la posibilidad de que no pudiera seguirle. Y la prioridad de Sanji era Zoro y solo Zoro. Su propia seguridad importaba mucho menos en comparación con Zoro.

Sanji preferiría pasar el resto de su vida solo en el castillo que dejar que Zoro sufriera el trato de su familia.

"Conseguiré las llaves de mi padre."

"Quiero ir contigo."

"No." Sanji negó con la cabeza. "No vendrás conmigo. Te quedarás en mi habitación".

Zoro levantó la cabeza y se encontró con su mirada. Sanji creía que nunca se cansaría de mirar la cara de Zoro ni sus magníficos ojos grises.

Zoro siguió abrazándolo y trazó sobre su espalda. "No te voy a dejar a solas con él. No sabes cómo ha hablado de ti. Te odia, Ricitos. No voy a dejar que te vayas solo."

Sanji acercó la cara de Zoro y sintió la frialdad del bozal contra las yemas de sus dedos. "Mi padre te odia más. Es peligroso".

"Ese es mi puto punto."

"Zoro, mi padre no me lastimará físicamente. Pero no dudará en lastimarte para lastimarme a mí. No dejaré que ni él ni mis hermanos vuelvan a hacerte daño".

Zoro frunció el ceño. "Lo que pasó no es culpa tuya, Ricitos."

"Sí que lo es. Debería haberte protegido. Te prometí que no te harían daño y te lo hicieron. No volverá a pasar, lo juro".

Sanji sabía que su padre le odiaba. Judge odiaba su parecido con su madre pero prefería enfrentarse a él solo que traer a Zoro con él y arriesgar su bienestar.