Al día siguiente Sanji se levantó temprano y al final de la manana, estaba orgulloso de sí mismo. La pequeña habitación para el alfa era más comoda con una cama de verdad, almohadas y mantas. Para el resto de los muebles, esperara al alfa para saber su opinión.
Una vez que terminó, Sanji salió de su habitación y se dirigió a la mazmorra debajo del castillo. Salió del ala familiar y bajó las escaleras. El calabozo era frío y húmedo. Las celdas estaban separadas por barrotes de hierro.
Habían pasado años desde la última vez que había bajado esas escaleras.
Los esclavos alfa que permanecían en las celdas eran los que no trabajaban en el castillo. La única forma de salir de las celdas era si alguien les daba trabajo o uno de los hermanos de Sanji decidía que era hora de jugar.
De sus hermanos, Niji era el más despiadado y le encantaba hacer creer a los esclavos que si corrían lo suficientemente rápido serían libres antes de matarlos. Yonji prefería sobreestimularlos hasta que suplicaban y lloraban. A Ichiji le gustaba tomarse su tiempo y herir a los esclavos de diferentes formas creativas.
Ninguno de sus hermanos tenía preferencias, simplemente les gustaba hacer daño a los esclavos. Por ahora, estaban frustrados y enfadados. Su padre les había prohibido comprar juguetes nuevos porque habían estropeado una alfombra cara con sangre durante una sesión de juegos.
Reiju prefería centrarse sólo en su propia esclava Tashigi. Sanji nunca supo lo que le hizo su hermana y una parte de él prefería no saberlo.
Llegó ante los guardias y trató de no estremecerse por el frío. "Vengo a llevarme a mi alfa".
Los guardias asintieron y caminaron un par de pasos antes de detenerse. Hablaron con el alfa. "¿Recuerdas lo que te dijimos? Ahora se un buen chico o si no..."
Sanji empezó a estresarse. Esperaba que nadie hubiera herido al alfa durante la noche.
Oyó a algunos de los esclavos cuchichear entre ellos.
"El chico tiene suerte, es el Príncipe Sanji".
"Así que los rumores eran ciertos".
"Hacía mucho tiempo que el Príncipe Sanji no venía por aquí."
"Ojalá el Príncipe Sanji pudiera cuidar de mí. Yonji es el peor".
Los guardias tiraron de las cadenas y el alfa salió. Sanji intentó mirarle la cara para ver algún moratón pero debido a la falta de luz, no pudo ver nada.
Los guardias trajeron el alfa a Sanji. "Aquí su Alteza. Si el animal le trae algún problema, no dude en volver. Tendremos el placer de castigarlo".
Sanji sintió que un escalofrío le recorría la espina dorsal. "Por supuesto. Gracias." Salieron de las mazmorras y Sanji se juró a sí mismo no volver a traer al alfa.
Subieron las escaleras y Sanji miro al alfa. No tenía ningún moretón en la cara ni en el torso desnudo ni en los brazos. "¿No te han hecho daño?"
El alfa negó con la cabeza.
"Bien, bien." Sanji soltó la cadena principal para dejar que el alfa caminara solo bajo su mirada confusa. "Puedes seguirme, voy a enseñarte mis aposentos y tu habitación". Sanji intentó sonreír y después de que el alfa asintiera comenzaron a caminar.
La caminata se hizo en silencio excepto por el sonido de las cadenas. Entonces Sanji se dio cuenta de que el alfa estaba detrás, a tres pasos.
Sanji sonrio suavemente. "Puedes caminar a mi lado".
El alfa enarco una ceja y mostro sus tres dedos.
Sanji suspiró asintiendo. "Lo se. Sé que la regla es que los esclavos caminen tres pasos por detrás, pero odio esa regla. Es una estupidez. Así que, si quieres puedes caminar a mi lado".
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Digno de Todo - Zosan
أدب الهواةOmegaverse. Sanji estaba sentado en la sala de subastas y no quería estar allí. Era el príncipe heredero de Germa, el reino más poderoso del Norte. Odiaba el sistema. Los Alfas no eran animales salvajes, no debían servir a los Omegas, debían vivir y...