IV: "Química en el aire"

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[ Juan x Gustavo ]

El aula de química estaba llena del murmullo constante de los alumnos mientras la profesora escribía ecuaciones complicadas en la pizarra. El ruido de los lápices rasgando el papel y los susurros de los compañeros se mezclaban en una sinfonía caótica, pero para Juan Pedro y Gustavo, sentados en su rincón habitual del salón, todo parecía desvanecerse. Ese rincón del aula era su refugio, un espacio donde podían hablar, reír y disfrutar de su amistad sin preocuparse por el mundo exterior.

—Oye, ¿te acuerdas de la película de Spiderman que vimos el año pasado? La animación era increíble, ¿no? —comentó Juan Pedro, recostándose ligeramente en su silla y girando su cabeza hacia Gustavo.

—¡Claro que sí! —respondió Gustavo con una sonrisa—. Me encantó la forma en que representaron el multiverso. Fue realmente impresionante.

—Sí, totalmente. —Juan Pedro asintió, su voz cargada de entusiasmo—. Aunque espero que el próximo semestre no sea tan aburrido como el anterior.

Mientras hablaban, Gustavo se acomodó en su asiento, girándose para quedar de lado, sus ojos fijos en los de Juan Pedro. En un gesto natural, Juan Pedro se inclinó hacia adelante, su cabeza encontrando un lugar familiar y cálido contra el pecho de Gustavo. Este contacto, tan simple y cotidiano para ellos, estaba cargado de una intimidad sutil que solo ellos entendían. Gustavo, casi sin pensar, comenzó a frotar el pecho de Juan Pedro con su mano, un movimiento calmante que parecía tan natural como respirar.

La cercanía de sus cuerpos y la tranquilidad de su conversación crearon una burbuja de comodidad y seguridad. Para los demás, ese gesto podría haber parecido una simple muestra de amistad, pero para Juan Pedro y Gustavo, esos pequeños momentos de contacto físico eran un refugio. Había una calidez reconfortante en ese roce, una sensación de pertenencia mutua que ambos compartían sin necesidad de palabras.

Pero de repente, Juan Pedro levantó la vista y se encontró con los ojos de Lía, que los miraba desde el otro lado de la sala con una sonrisa juguetona. J.P sintió un calor subiendo por su cuello hasta sus mejillas, una mezcla de vergüenza y molestia. Rápidamente, se enderezó en su asiento, separándose de Gustavo. Sentía que cada gesto suyo estaba siendo observado y analizado, especialmente por Lía, quien parecía tener un radar para captar esos momentos íntimos.

El sentimiento de ser observado le dejó una incomodidad persistente. No quería que nada de lo que hacía con Gustavo se malinterpretara, y mucho menos que Lía, con su sonrisa maliciosa, se divirtiera a costa de ellos. Desde ese momento, Juan Pedro sintió que debía medir cada gesto y cada mirada para evitar malentendidos.

Mientras Juan Pedro trataba de recomponerse, Gustavo se levantó para ir al baño. Luis, que estaba cerca, aprovechó la oportunidad para acercarse.

—Oye, J.P —dijo Luis con una sonrisa—, ¿puedes ayudarme con esta ecuación? No entiendo esta parte.

—Claro —respondió Juan Pedro, tratando de dejar de lado la incomodidad y concentrarse en la tarea—. ¿Qué te resulta difícil?

Luis explicó su problema, y Juan Pedro le mostró cómo resolverlo. Mientras trabajaban juntos, Juan Pedro aprovechó la oportunidad para hablarle sobre algo que le había estado preocupando.

—Por cierto, Luis —preguntó Juan Pedro, curioso—, ¿todo bien? He notado que has faltado mucho a clases últimamente. ¿Hay algo que te preocupa?

"Amor inesperado" JP × GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora