Miles Brooks está loco.
CelliceEl padre de Miles me mira serio, yo paso a su lado saliendo del pasillo mientras trato de poder procesar todo lo que ha pasado, Miles está aquí, mi Miles.
El pequeño niño de ojos verdes qué jugaba conmigo todas las tardes de verano.
Por un momento olvidé qué su amor más grande en la vida siempre fueron los autos, claro que tendría que ser uno de los tantos pilotos que hay aquí.
Paso por la mesa en dónde están todos los directivos, quienes parecen disfrutar de su cena, me miran, algunos hacen malas caras, otros se ríen, yo alzó la mirada tratando de no hacer caso, al parecer mi padre no solía acudir a este tipo de cenas y ahora veo por qué.
La subasta comienza a minutos de sentarme, es sobre obras de arte, cuadros, esculturas, una tras otra, las miró y por mi mente pasa como se verían en la cafetería.
—¿Alguno le gusta? —me pregunta Charles.
—Todas. —suelto y él no puede evitar reír.
—No puede comprarlos todos, pero sí algunos. —menciona entregándome un sobre. —Es el presupuesto que tiene para elegir uno o varios cuadros, eso depende de usted.
Tomó el sobre y lo abro, miro la cantidad y siento mis ojos salirse.
—¿El presupuesto? —me parece una broma la suma de dinero que hay en el papel.
—Sí, es un promedio, puede gastar más si así lo desea.
—Es mucho dinero.
—Es su dinero, Señorita Cellice, no se preocupe por él, esto no es la mitad de lo que podría gastar.
Mi atención la concentró en los cuadros, realmente son obras de arte bellísimas, y los quiero todos para mi cafetería en Italia.
Fascinada, observó un cuadro que me enamora, parece un callejón lleno de flores con un mar de fondo.
—¿Es una buena opción? —murmuró a Charles y él suspira.
—No soy un gran observador, Señorita Dupont, pero ese cuadro es perfecto.
—Empezamos con un millón. —la mujer me señala golpeando la mesa.
—Dos millones. —alzó la paleta.
—Cinco millones. —habla alguien más.
—Diez millones.—vuelvo a insistir.
—Uno, dos…
—Quince millones. —me giro para poder mirar quien ha alzado la paleta, pero no logró percibir, entre la gente que se levanta.
—Veinte millones. —insisto por última vez.
—Treinta millones.
—¿Quién es?—le preguntó a Charles quien se gira discretamente.
—Me parece que está en la mesa de atrás. —sugiere y mi cabeza deja de razonar por un momento para volver a levantar la paleta.
—Cincuenta millones. —habló esperando qué la cantidad ya no se doble, pero falló nuevamente.
Suelo ser una persona muy tolerante, pero en verdad quiero el cuadro.
—Cien millones.
—No puede ser.
—Cien millones a la una… —la mujer sonríe al ver que ya nadie más dice amada y yo me contengo en volver a levantarla. —Dos… Tres… Cuadro vendiendo a la mesa dos.
ESTÁS LEYENDO
Destino Entrelazado [+18]
Teen FictionCellice Fox Dupont, hija de uno de los hombres más influyentes en el mundo de los carros. Pero en realidad no había ningún tipo de comunicación en ellos por más de diez años, cuando su padre decidió formar otra familia tras la pérdida de su madre y...