Capítulo 9

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Cellice
Tocame

Levanto la mirada, deslumbrada por los destellos de las cámaras que no dejan de enfocarme. Voces corean mi nombre, ansiosas por capturar una foto.

Mantengo la compostura, aplicando todo lo que mis diseñadores, maquilladores y, por supuesto, Charles me han enseñado.

—Por aquí —indica alguien una vez que las cámaras parecen satisfechas. Camino con calma, preguntándome si debería cobrarles por publicar esas fotos, o tal vez decir algo escandaloso para qué mañana aparezca en el periódico, con una gran foto mía.

Subo los pequeños escalones del brazo de Charles, dirigiéndonos a la entrada del teatro. La multitud comienza a formarse, pero solo estoy con Taylor y Charles. No conocemos a nadie, o tal vez, nadie quiere estar con nosotros.

Me emociona la idea de ver la obra de teatro. Mi abuela las adora, y eso me hace sentirla cerca, especialmente porque veremos Romeo y Julieta.

Los meseros ofrecen copas de vino, y acepto más de tres para calmar esta ansiedad que siento, aunque todavía no logro explicar por qué mis piernas y mis manos no dejan de temblar sutilmente.

El líquido baja por mi garganta, un leve cosquilleo me obliga a pedir dos más. A los pocos minutos, el mesero vuelve a pasar, y acepto otra copa. La gente habla y se saluda entre sí, mientras algunos directivos se acercan a mi, sin intención de ir más allá del saludo.

El alcohol empieza a hacer efecto, y ya no me importa nada. Apenas presto atención a los directivos, mi mirada está fija en la puerta. Parece que no llega o que ni siquiera está aquí.

Tal vez no vendrá.

Miro mi reflejo en la ventana; el color rojo me está aburriendo un poco, así que llevo un vestido azul oscuro de terciopelo, y no puedo evitar pasar mis manos una y otra vez por la suave tela para calmarme.

La parte superior es un corsé ajustado de encaje, con tirantes finos y delicados, y una falda larga con una abertura alta en el costado. Mi cabello está recogido en un moño, ya algo despeinado por el viento, con mechones rojos cayendo sobre mi frente.

El vestido me queda perfecto, me hace sentir tan sexy que, en el fondo, deseo que Miles me mire.

—Mira nada más —anuncia Taylor, y giro para verla—. Tu amigo está aquí.

¿Amigo?

—¿Qué? —pregunto, distraída.

—Tu piloto ha llegado —dice, y trato de girar discretamente.

Parece que nos hemos puesto de acuerdo. Lleva un traje azul oscuro, una camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados y su cabello peinado de lado, pero ligeramente despeinado.

Viene con toda su familia. Sus padres se separan para saludar a todos, y Daisy, tomada de su brazo, me ve al instante. Suelta a su hermano y viene directo hacia mí.

—Cellice —susurra, abrazándome y dejando un beso en mi mejilla—Luces encantadora.

—Gracias, Daisy —respondo, sin dejar de prestar atención a su hermano, quien ocupa todos mis pensamientos. Está hablando con un hombre mayor y no parece tener intención de girarse y mirarme.

Tal vez no lo hará.

Poco a poco me integro a la conversación, hasta que llega la hora de acceder al teatro.

—Su palco está por acá, señorita Dupont —anuncia Charles.

—Tal vez podamos hacer algo después de la función —Daisy se despide y vuelve con su familia, mientras pierdo de vista a Miles.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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