❚ A donde tú vas, yo voy. ❚
Donde Raven se enfrenta a una cruda realidad al ser enviada a un laberinto sin recuerdo alguno de su vida. Nada más que conocimientos del mundo y su propio nombre. Deberá mantenerse cuerda para encontrar la salida de a...
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El constante golpeteo del cuchillo contra la pared rocosa resonaba en el área, al igual que algunas voces de los habitantes quienes ya se encontraban despiertos cuando el sol se poso en lo alto del cielo.
Raven.
Le causaba un enorme escalofrío pronunciar aquel nombre que la caracterizaba, era fuerte e imponente, perfecto para ella. Siendo está la imagen que quería dar ante los demás, alguien fuerte, sin temores y valiente. Con una sonrisa satisfecha tallaba la E en la pared de piedra, Alby por la mañana le había pedido que pusiera su nombre en la pared, puesto que esto oficialmente la hacia parte del área junto a los demás. Alrededor estaban los nombres de los demás, algunos conocidos y otros no, unos tallados mientras los demás estaban intactos. Cuando pregunto por los que tenían aquella linea en el centro Alby solo le respondió con seriedad.
"Fueron tiempos oscuros, muchos no lo soportaron. Son quienes dieron fin a la pelea."
—Raven—una voz a su izquierda y unos pasos detrás de ella llegaron a sus oídos. No tuvo que girarse para apreciar al recién llegado, sabía de quién se trataba con el simple hecho de portar un tono grave y con un encantador acento—. Interesante nombre.
—Es bonito—respondio ella comenzando a marcar la N. Newt asintió con sus manos en los bolsillos, a pesar de que ella no lo veía aún así sonrió.
—¿Dormiste bien anoche? Alby me dijo que te levantaste con dolor de cabeza—el rubio se burló, Raven bufó.
—Agh, Alby habla mucho—alzo ambas cejas— pero si, dormí bien, gracias por preguntar.
—No es nada, y no te enojes con Alby, te advertí del resultado después de tomar tanta bebida de Gally.
—¿Me puedes culpar? me emocioné con saber mi nombre—sonrio con alegría.
Y era cierto, después de que los habitantes la rodearon y literalmente pasaron minutos brincando y gritando como locos en círculos, un chico alto y de cejas extrañas se le acercó para darle un tarro con la bebida desconocida. Ella, animandose con los gritos de los demás coreando su nombre, bebió todo el tarro de un solo tiro causando risas y silbidos de orgullo.
Lo único que recordaba era que después se la paso bailando alrededor de la fogata e incluso con uno de los carniceros. Después durmió y tuvo un sueño extraño con un chico castaño que en esos momentos no recordaba, pero cuando desperto y se levantó de su hamaca, un mareo repentino la atacó y un dolor punzante se instalo en su cabeza. Alby se burló de ella y ni siquiera la dejo despejarse, de inmediato le pidió que lo siguiera bajo el cálido sol matutino.
