Cierto día, Megumi no tuvo clases de violín en la tarde y se enteró justo cuando llegó a la academia. El profesor tuvo un contratiempo de último minuto, impidiéndole avisar a nadie. ¿Qué iba a hacer ahora? Tsumiki estaba en ballet y no salía hasta las seis de la tarde, apenas eran las tres. El niño quería tomar el primer bus y regresar a casa, pero tenía que avisarle al señor Gojo para que lo fuera a buscar.
"Todo lo que suceda en sus clases me lo tienen que decir", les había dicho en más de una oportunidad, "¡Y nada de regresarse solos a la casa, que ahorita hay mucho peligro!"
¡Qué fastidio! Él podía irse solo pero ahora tenía que llamarlo, conversar con él y explicarle.
El señor Gojo llegó más rápido de lo que esperaba, si acaso pasaron cinco minutos luego de finalizar la llamada. Megumi ni lo saludó cuando lo vio. Ya lo había saludado por teléfono, así que solo se puso de pie y comenzó a caminar.
—¿Quieres un heladito? —le preguntó Satoru cuando salían del edificio.
—¿De cuáles?
—¡Ay! ¡De esos que pintan la lengua de colores! ¡Yo quiero uno azul y uno verde! ¿y tú?
—Bueno, sí. Uno morado.
Llegaron a la heladería de la esquina y compraron los helados. Megumi comía su merienda al mismo tiempo que miraba de reojo a Satoru, sabía que era buen tipo y que se portaba bonito con ellos, sobre todo con su hermana que era lo más importante para él, pero todavía no le tenía confianza. No se le daba bien hablar con el señor Gojo así como con Tsumiki, por lo que dejó que parloteara todo lo que quisiera mientras él escuchaba en silencio.
El joven tutor era muy conversador, hablaba muchísimo. Pero a veces decía cosas interesantes, como por ejemplo que tenía una compañera hechicera que era médica y se encargaba de curar a los que llegaban heridos de las misiones, pero él no necesitaba eso porque se podía curar a sí mismo. Megumi puso los ojos en blanco, ¿no hay nada que este señor no pudiera hacer?
Salían de la heladería cuando Satoru propuso algo:
—Ya son las cuatro y media, ¿y si mejor esperamos a que se hagan las seis para buscar a tu hermana?
—¿No vamos a la casa?
—¡Nah! Vamos a pasear un rato, mi bebé. Dame la mano.
—¡No! —chilló Megumi.
Satoru se rio en respuesta. Ya Tsumiki le daba la mano para caminar en la calle, además que era muy conversadora e incluso le había dado un besito en la mejilla para despedirse de él en la puerta de la escuela, pero el pequeño Megumi era un chico difícil, ¿cómo podía hacer para ganarse su cariño?
Para hacer hora se fueron a un parque infantil que estaba cerca, animando Gojo al pequeño Fushiguro a que usara los juegos.
—Cuando se vayan esas personas que están allá, puedes invocar a tu perrito de sombras para que juegues con él aquí en el parque.
—¿¡De verdad!?
—Sí, pero por lo pronto juega tú —le dijo palmeando su cabeza— ¡Anda! Súbete en el caballito.
Megumi puso mala cara, mirando sus zapatos. No sabía montarse ahí, ¿y si se caía?
Satoru adivinó sus pensamientos, yendo él mismo al juego con forma de caballo y subiendo su largo cuerpo ahí. Le dijo algo como "te enseñaré como se hace", meciéndose al frente y hacia atrás en la diminuta figurita. Lo repitió varias veces hasta que Megumi captó cómo era la dinámica.
—Señor Gojo me quiero subir.
—¡De eso nada! ¡Primero yo!
Megumi se sentó en un neumático de colores, esperando a que el otro le diera la gana de bajarse. Satoru parecía estarse divirtiendo mucho. Sus cabellos blancos se movían con el viento y las gafas oscuras relucían con el reflejo de sol. Pasaron varios minutos y Satoru aún no se bajaba, se reía con entusiasmo, con emoción. Su risa era muy bonita, agradable de escuchar y acompañada de unos dientes perfectos. Las mejillas las tenía sonrosadas, haciendo contraste con su piel de porcelana.
—¡Megumi, mírame! ¡Mira como hago!
Él lo vio con rostro inexpresivo, pero pensó Megumi que, aunque a veces su tutor parecía un niño, era lindo verlo sonreír.
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Recuerdos de "Mi Bebé"
FanficUn lindo fic donde te demuestro que Gojo Satoru era un adolescente preciosamente adorable: cariñoso, divertido y muy buen tutor ♥