Prólogo

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El castaño toma un profunda respiración, sus ojos moviéndose de manera nerviosa. La gran puerta, posiblemente hecha de roble y con bonitos tallados, esconde su futuro. Un futuro bastante...particular. Pero, sobre todo, diferente a lo que había planeado. 

Hasta no hace más de un par de semanas atrás se encontraba en Manhattan, con un bonito y cómodo departamento, un gato de solo meses y un par de muebles. Tenía un  buen trabajo, el cual había conseguido cuando finalizó sus estudios en la Universidad. Y luego, de un día para el otro, su teléfono sonó con una llamada entrante. Y ahora se encontraba en Beacon Hills, el pueblo que lo vio crecer. 

A punto de casarse. 

Con Derek puto Hale. 

Scott le da una sonrisa apretada mientras acomoda el esmoquin de Stiles. El castaño suspira, frustrado, antes rebuscar en el bolsillo interno de su traje. Saca una pequeña botella de licor, dando un sorbo largo. Su garganta quema, pero la sensación ayuda a cubrir el mar de emociones que lo atraviesan en aquel momento. 

-Amigo, vas a emborracharte.

-Puede que esa sea la única forma en que me parezca una buena idea esto.-Dice, cerrando momentáneamente sus ojos. Dios, esto es una estupidez. Un matrimonio arreglado. Como si se tratase de épocas antiguas. 

Scott tiene la decencia de no decir nada. Solo está allí, palmeando su hombro con cariño y apoyo. Erica se habría burlado completamente de él, con Boyd defendiendo al castaño. 

Sus ojos se llenan de lágrimas por un momento y su pecho se apretuja. 

Unos minutos más tarde, cuando Stiles se encuentra en el altar, de pie a un lado de Derek, éste lo observa, desaprobador.

-Hueles a alcohol.-Dice, nariz arrugada. 

El castaño le sonríe burlonamente, mientras muestra de manera disimulada la pequeña botella de licor.-Salud por esta preciosa boda. -Comenta con sarcasmo. 

Derek presiona sus manos en puños.-Yo tampoco deseo hacer esto. Créeme, estar casado contigo es lo último que quiero. Pero no tenemos opción.-Contesta, en tono duro. 

Dios, Stiles sabe que tiene razón. Hale esta en la misma situación que él, atrapado en una boda que no querían, con alguien a quien odia. Y, sin embargo, ha sobrellevado mejor la situación que él. 

Incluso cuando todos se habían reunido en la casa de Erica y Boyd al recibir la noticia, con la pequeña Liss, hija de ambos, Derek había mantenido la calma. Stiles solo había comenzado a protestar, intentar buscar soluciones. 

Patético. 

Pero, en defensa de Stiles, nunca pensó que, uno de los pedidos de sus amigos, si algo les sucedía, era que ambos padrinos (Stiles y Derek) se hicieran cargo de Liss. Y mucho menos esperó que, de alguna forma, fuera obligatorio contraer matrimonio para que les dieran la puta custodia de la niña. 

-Ah, que pena.-El castaño dice, en tono bajo. Puede oír el discurso de fondo.-Creí que esperabas con ansias la noche de bodas. 

Derek lo observa con desprecio. 

Bueno, al menos no es algo nuevo en la vida de Stilinski. 







¡Hola, hola, hola! Me había prometido no comenzar otra hisotira después de que terminé con "Plan: odia a Stiles Stilinski" pero no puedo resistirme a las historias con bodas forzadas. Mi gusto culposo a veces. Bueno, esta solo es la introducción, no sé cuantos capítulos tendrá, pero espero les guste e interese la idea. 

Entre el deber y el odio.-SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora