Capítulo VIII

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Habían pasado unos días desde mi último encuentro con Santiago en año nuevo. Desde que me entregué a él, y luego se fue, me comenzó a ignorar por mensajes, respondía cortante, estaba en línea pero no respondía, me sentí totalmente una idiota. Santiago no quería nada conmigo, y yo lo iba a tener que aceptar, pero lamentablemente, mi corazón ya había sentido demasiado, cómo para empezar a dejar de hacerlo.

Hoy me iba a encontrar con Javier, supongamos que era una buena excusa para distraerme un poco. La reunión era de noche, e iba a aprovechar después de la salida, para estar en algún restaurante, sóla, como parecía que iban a ser el resto de mis días.
Yo ya tenía una definición, sólo faltaba decírsela a Javier.

Empecé a prepararme para el encuentro, me bañe, para luego definir mis rizos, luego tuve que buscar el outfit que iba a ponerme. Pensaba en un vestido con transparencia, pero quizás no era el momento de uso. Encontré un vestido delicado que compré alguna vez en Dior, era en color blanco, pegado al cuerpo con unas tiras hecha de cinta de razo y un escote recto, unos tacos de punta cerrada del mismo tono y el maquillaje fue en unos tonos rojizos, para destacar.
Hoy quería manejar, me iba a dar ese momentito que necesitaba conmigo.
Así que puse una playlist, sin fallarme Lana del Rey, para condenar mi luto sobre Santiago Caputo.

Llegué al lugar pactado por Javier, se veía muy lindo, era un restaurante, ya que a último momento cambio la cede de la Libertad Avanza, por este lugar.
Me acerque a un chico que estaba en la recepción, era alto, delgado, de pelo castaño con ojos bastante oscuros.

—Buenas noches Señorita, ¿En qué la puedo ayudar?– me habló amable.

—Buenas noches.– dije ladeando la cabeza, haciendo notar una sonrisa.
–Tengo una mesa.–

—Perfecto, ¿Me podrías decir tu nombre y apellido?– dice abriendo una app en su iPad.

—Soy Camila Carter.–

—Muy bien Carter, su mesa es la número ocho, está en la terraza, del lado derecho ¿Quiere que la acompañe?–

—Voy sóla, gracias.– respondí con una sonrisa la cual fue devuelta por él.
Camine hacia el sector que me había dicho, y desde lejos podía apreciar a Javier por su característico peinado, o bueno, lo que sea que tiene sobre la cabeza.

—¡Javii!— hablo cuando me acercó a él desde su espalda, él giro su vista a mí.

–¡Camila, querida!— respondió levantándose de su asiento acercándose a mí con los brazos abiertos, nos dimos un abrazo para luego sentarnos en la mesa.

—¿Cómo estás?– preguntó él.

—¿Estoy bien y vos?—

—Yo estoy bien también, me siento muy afortunado por tenerte aquí.—

—Yo también Ja, la verdad es que para mí es un honor que pienses en mí todavía.—

—Por favor, por supuesto que voy a pensar en vos sabiendo que sos de las mejores economistas que conozco.—

Nos reímos por el apodo que me puso.

—De verdad, muchas gracias por todo. Pero bueno, ya que estamos acá, contame todo.–

—Bien, vos sabés que este año vamos a estar trabajando para ir a elecciones, y digamos que, mi fuerte es la economía, así que por lo tanto, quiero a los mejores. Probablemente yo defina quienes quiero que estén en el Misterio, ya que es de los asuntos más delicados que tenemos.—

Luego de esta introducción por parte de Javier, paso a explicar todas (o una parte importante) de todo lo que ya se estaba trabajando para presentar como gobierno y a nivel campaña. Sin dejar de lado a todo el proceso y cuestiones a la que la Argentina se sometería con Javier Milei de Presidente.

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⏰ Última actualización: Jul 23 ⏰

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