Capítulo IV

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La alarma no sonó, eran las 12 del mediodía. Me levanté, y me molestaba aún la cabeza.

Fui al baño a asearme, para luego ir a la cocina, y prender la tele.

Hoy iba a ser Noche Buena, para luego Navidad. Aún no tenia definido que iba a ser, mi mamá me había dicho de ir a su casa a comer con mis tíos, pero yo aún estaba enojada con mi papá por lo que paso con Javier. En sí, no estaba enojada porque haya hablado con Javier como tal, sino porque él me forzó a estudiar economía, con la excusa de que no iba a poder vivir del arte, y que necesitaba una carrera de verdad. Por un lado, no me arrepiento, la economía se había vuelto totalmente en unas de mis pasiones, y eso, gracias a Javier Milei. Él había sido mi profesor en la Universidad, y el siempre me vio como una estudiante destacada, lo cual me pone feliz, porque es una persona que admiro demasiado. Su propuesta en cierto modo lograba ponerme feliz también, porque que él me vea como alguien que le podía dar lo mejor a los Argentinos, me emocionaba de alguna forma. Pero debía dejar totalmente la carrera que tenía por delante. Recién tengo 26 y todas las propuestas que tengo, son infinitas como para seguir en lo que amo. Es más, si quisiera, ya me hubiera ido de mí país, a uno en el cual tenga la estabilidad en todos los aspectos que Argentina no tiene. Pero no, yo amo mi país y no lo cambiara ni de casualidad.

Así que, la insistencia de mi papá, era algo que no soportaba, quiere tener el control de mi vida, pero no es así, y no sé lo voy a dar tampoco.
De igual manera, va a tener que esperar a que me reúna con Javier, mientras, no tengo respuesta.

Mientras cocinaba el almuerzo, me llegan unas notificaciones.

Buenos días hermosa, me imaginó que debes estar re dormida.

Cómo amaneciste?

Era Santiago, sonreí inconscientemente a sus mensajes.

Buen día Santiago, me dormí mal boludo JAJAJAJAJAJA.

Me levanté a las 12hs, ya estoy cocinando para almorzar. Pero me levanté bien, tengo algo de dolor de cabeza, aunque ya tomé una pastilla, así que no te hagas problema. Vos? Bien?

Perfecto como siempre.
Te falta calle.

Está me falta.
No suelo tomar alcohol igual, y ayer no tome mucho tampoco, pero al no tener la costumbre, parece que tome como si no hubiera un mañana.

Si, me di cuenta. También me lo dijiste igual. La próxima vamos a ir a comer.

Ah bueno, qué te da por asegurado que te voy a aceptar la salida?

Mm, déjame pensar.

Que ayer mentiste con que eras mi novia, y que me pediste un abrazo.

Sentí mi corazón parar. Pensé que me acordaba de todo, pero no me acordaba de nada. ¿Cómo que dije que yo era su novia? ¿Cuando lo abracé?

Si bueno, ya pasó eso.

No te acordás?

No, perdón.

No importa.
¿Qué vas a hacer hoy a la noche?

No lo sé aún, capaz vaya a pasarlo con mis papás y mis tíos. Más no creo.
¿Vos?

Yo lo paso con mi familia. Seguramente después vaya a algún lugar con amigos.

El Modelo Perfecto | Santiago Caputo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora