Yoongi estaba paralizado, nunca pensó que vería a la criatura más tierna en la tierra enfadarse de aquella forma, hasta podría decir que lo asustaba un poco, no podía quejarse cuando él mismo fue el causante de sacar ese lado desconocido de Jimin.
Jimin lo había invitado a cenar con sus padres, alegando que ya era tiempo de que los conociera, después de todo llevaban poco más de seis meses juntos; las duras palabras de Yoongi diciendo que lo suyo aún no era formal derivaron en que el chico rubio perdiera su último gota de paciencia con él y condujera a un escenario que no pintaba nada bien para un pelinegro Yoongi.
—¿Siquiera me estás prestando atención? —la mirada de Jimin parecía atravesar hasta su alma, obligándolo a pasar grueso.
—Lo estoy haciendo pero me cuesta entender por qué te pones así —Jimin levantó una ceja y dió un soplido en señal de frustración, haciendo que Yoongi se arrepintiera de sus palabras casi al instante.
—No lo entiendes, claro. Debí suponerlo —dijo Jimin mientras se colocaba su abrigo dispuesto a salir de la casa del pelinegro.
—¿Qué estás haciendo?
—Me voy a casa.
—Es tarde, no puedes ir solo hasta tu casa. Te invito a cenar y después te llevaré a tu casa, ¿Está bien?—no pudo ni tomar su mano pues Jimin la apartó en una clara señal de rechazo.
—No Yoongi, ya dejaste claro lo que opinas de ir a mi casa.
—Bebé, por favor tranquilízate y hablemos como dos adultos.
—Adultos… no estoy seguro que haya más adultos en esta habitación además de mí —Yoongi rodó los ojos.
—Podemos arreglar esto, no es para tanto —Yoongi sabía que sí era para tanto pero necesitaba calmar a Jimin para poder hablar.
—Es todo —dijo antes de apretar los dientes— Se acabó, Yoongi, me voy —caminó hasta la puerta del departamento con Yoongi siguiéndolo detrás.
—¿A qué te refieres con eso? —el más pálido sintió como si su piel se congelara al escuchar esas palabras.
Jimin giró sobre sus talones, quedando a escasos centímetros de Yoongi quien no pudo evitar mirar esos seductores labios que tanto amaba besar, luego subió la mirada hasta esos preciosos ojos color avellana en los que amaba perderse, aunque no le había dicho nada de aquello al pequeño rubio frente a él. Fue hasta ese momento que miró los ojos de Jimin cristalizándose que se dió cuenta que la situación era más seria de lo que pensaba.
—Bonito, ¿Ocurre algo? —tomó el rostro del más bajo entre sus manos, acariciando sus mejillas.
—Ocurre que no puedo más, Yoongi. Estoy cansado de estar ahí para tí cada vez que llamas, estoy harto de que me beses y me trates como tu novio frente a todos pero cada vez que alguien pregunta respondas que nos estamos conociendo, estoy harto de ser la comidilla de chismes en la universidad diciendo que tú nunca vas a formalizar nada y que solo soy tu juguete.
—¿C-cómo? —Yoongi sabía el rumbo al que se dirigía esta conversación y no le gustaba en absoluto— ¿Esto es porque no quise cenar con tus padres el viernes?
Jimin cerró los ojos dejando que una lágrima se escapara entre sus largas pestañas. Yoongi no parecía entender nada de lo que le estaba diciendo.
Tomó un respiro y siguió con lo que llevaba guardando durante los seis meses que habían estado “saliendo”.
—No, Yoongi, es porque estoy cansado de ir a cada maldito partido tuyo y que siempre me llames tu “amigo” cuando claramente nunca haz sido mi amigo y ciertamente nunca lo serás —Yoongi limpió con su pulgar la lágrima que resbaló por la mejilla del rubio, provocándole un sollozo a Jimin— Estoy cansado, Yoongi. Me cansé de fingir que estoy bien con esta cosa sin nombre que tenemos.
—Pero yo solo quería… mimi, esto tampoco es fácil para mí—no pudo terminar su oración porque Jimin retiró bruscamente la mano que había colocado en su regordeta mejilla.
—Pues haces que parezca muy fácil pensar que somos casuales para luego prometer que soy importante en tu vida. No puedo leer tu mente Yoon, no sé si realmente esto significa algo para tí o solo es algo pasajero. Estoy cansado de esperar por tí, de darte todo de mí y no recibir el mismo compromiso de tu parte. Es todo Yoongi.
Dió un último beso en la mejilla del pálido chico antes de salir por la puerta del departamento, dejando a Yoongi con la mirada fija en la puerta y su corazón lleno de emociones que deseaba gritar.
El pálido entendía la frustración del rubio, era consiente de esos comentarios en la universidad e intentaba recompensarlo llenándolo de besos y mimos. Sabía que tenía que apresurarse en su declaración o ese hermoso chico de mejillas regordetas y bonita cintura se iría de su lado, justo como ahora; pero cada vez que lo intentaba las palabras simplemente se quedaban en su garganta rehusando a salir, después de un tiempo llegó a la conclusión de que eso le ocurría porque no se creía lo suficientemente bueno para Jimin.
No sentirse suficiente para su precioso chico lo hacía sentir igual o más frustrado que al rubio, causando que respondiera como lo hizo, pero entendió que eso no justificaba su actuar, había arruinado todo con Jimin quizás para siempre.
Se desvaneció poco a poco contra la puerta hasta quedar completamente sentado en el suelo, sujetando su cabeza con sus manos entre sus rodillas. Había hecho llorar a Jimin, a su ángel, y jamás se perdonaría por ello, no debió dejar que sus miedo le ganaran pero se dió cuenta muy tarde.
La sola idea de que su pequeño chico lo odiara y que jamás volviera a su lado lo hicieron romper en llanto.
❣️❣️
Hola!!
Aquí traigo una nueva mini historia y sí, con otra canción de Sabrina Carpenter como inspiración. Espero que les guste y dejen di voto 🗳️😊
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I Can't Read Your Mind
RandomYoongi le tiene miedo al compromiso. Jimin, harto de tener que soportar su indecisión, armar un plan con ayuda de sus amigos para hacer que Yoongi de una vez por todas le diga si lo quiere a su lado o no. El plan de Jimin parece salir a la perfecció...