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Después de treinta minutos de viaje, llegaron a la casa del famoso mariscal de campo, Jeon Jungkook; se trataba de una casa de varios metros de superficie, alberca y un gran jardín, por no hablar de la gran terraza en eltercer piso de la casa. No obstante, a pesar de lo ostentosa que era la casa, Namjoon y Jimin no se sorprendieron pues no era la primera vez que estaban ahí.

El lugar ya estaba repleto de universitarios, algunos bebiendo, otros bailando al ritmo de la música que retumbaba en todo el lugar y otros cuantos parecían querer reproducirse ahí frente a todos. Jimin prefirió no mirar hacia esas últimas personas, el exhibicionismo no era lo suyo.

—Busquémos a Taehyung —dijo Namjoon por lo alto a lo que Jimin asintió.

Como todo un hermano sobreprotector, el moreno tomó la muñeca de Jimin para no perderlo en el camino. En las fiestas de Jeon siempre solía haber mucha gente pero esta vez parecía haber aún más personas que en fiestas anteriores, era como si la mitad de la universidad estuviera ahí o al menos eso pensó Jimin.

Conforme avanzaban, las miradas de más de uno se situaban en ambos, particularmente en el rubio que a pesar de no ser tímido en absoluto, tantas miradas lo hacían desear no haber venido.

—¡Ey chicos, llegaron! —fueron recibidos por un repentino abrazo de Taehyung —Jimin, luces como todo un galán.

—Gracias Taetae —las comisuras de sus labios se alzaron brevemente— Hay mucha gente aquí —gritó Jimin para escucharse a través de la música una vez Taehyung se despegó.

—Cortesia de esta lindura, invitó a todos los contactos de su teléfono —anunció Jungkook rodeando la cintura de Taehyung y dejando un suave beso en el cuello de su novio.

—Ya te dije que fue un error de dedo, Jeon.

—No es reclamo, mi vida. Tú puedes invitar a quien tú quieras —depositó otro beso pero ahora en la mejilla de Taehyung.

—Dios, son tan cursis que me dará diabetes —Jimin tocó su estómago e hizo una gesto de querer vomitar ocasionando la risa de los otros tres chicos.

—Se llama envidia, mi cielo —Taehyung le lanzó un beso a modo de burla.

—¿Cuánto ha bebido? —intervino Namjoon.

—No lo suficientemente, vamos a servirles algo. Ve con el equipo, amor, te alcanzo después.

Con un último beso en los labios de Jungkook, este se retiró sabiendo que dejaba en buenas manos a su Taehyung.

Los tres amigos siguieron a Taehyung hasta la cocina en donde el castaño les entregó un vaso que contenía un líquido desconocido.

—¿Qué es esto? —olisqueó Namjoon antes de beber lo que sea que estuviera en el vaso, Jimin y él aprendieron por las malas a preguntarle a Taehyung que era lo que estaban comiendo o bebiendo para evitarse una posible intoxicación o una resaca de tres días.

—Una mezcla de tequila, vodka, whisky y olvidé el resto. Ahora no sean cobardes y beban.

Los dos se miraron uno al otro y tras debatir mentalmente si hacerlo o no, Jimin fue el primero en beber hasta el fondo ocasionandole una expresión de desagrado que fue desaparecido conforme el líquido quemaba su garganta.

—Creo que paso, me autodeclaro  conductor designado hoy —Namjoon dejó el vaso color rojo sobre la isla de la cocina nuevamente.

—Sabes que puedes quedarte en casa de Jungkook.

—¿Y escucharte gritar toda la noche? Paso de nuevo.

—Ustedes dos son un par de envidiosos —renegó Taehyung con una expresión de orgullo en su rostro.

I Can't Read Your Mind Donde viven las historias. Descúbrelo ahora