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Ryusei lo intentó.
Él realmente lo intentó.
Él trató de ser un novio gentil y cariñoso para ti, su pequeño ángel, su bella, adorable, preciosa y frágil pareja.
Pero precisamente por eso no era bueno siendo gentil.
No lo malinterpretes, su amor por ti era inmenso, intenso, abrumador, pero sobre todo era enfermizo . Te amaba tanto, le encantaba verte tan frágil y fácil de romper que no podía parar .
A Ryusei le encantaba verte llorar, gruesas lágrimas corrían por tus lindas mejillas rojas, tan dolida por sus duras palabras y su actitud fría.
Algo despertó en su corazón enfermo.
Envió sangre corriendo directo a su polla, la visión de ti tan destrozada, de rodillas ante él, rogándole tan bonitamente entre tus débiles y patéticos sollozos. Rogándole que dejara de insultarte y llamarte por apodos, que fuera amable contigo.
"P-por favor, r-ryu, lo prometiste..." sollozaste desesperadamente, mirándolo con los ojos rojos. No podías soportarlo más, sus crueles palabras atravesaron tu corazón una y otra vez.
—Awww, ¿mi pequeño juguete está llorando para que pare? ¿Quieres que sea gentil? —dijo burlonamente, inclinándose a tu nivel con una sonrisa burlona. Sus ojos crueles miraron los tuyos llorosos y una dicha tan grande recorrió su cuerpo—. Tengo algo tan lindo, solo mío, solo para mí. ¿No es así, amor?
"Ryu, p-por favor..." susurraste mientras lo mirabas. "d-deja de ser así..."
—Oh, querida… —se rió entre dientes con malicia y se acercó a tu rostro, agarrando tu barbilla con fuerza—. Me temo que no puedo. Ruégame un poco más, quiero ver más esas lágrimas. Llora más, ¿puedes hacer eso por mí? ¿O, tal vez, eres demasiado estúpida para eso?
El tono brusco y burlón, la forma en que ni siquiera intentaba ocultar que lo estaba disfrutando te hizo gemir y más lágrimas cayeron por tus mejillas.
Después de atormentarte más, haciéndote llorar histéricamente y gritarle que parara, Ryusei decidió que ya era suficiente. Su comportamiento cambió de repente y te abrazó cálidamente, frotando tu espalda y haciéndote callar, tratándote justo como deseabas que te trataran.
"shh, está bien, mi cosa hermosa. está bien, no lo volveré a hacer..." la misma frase cada vez, en el mismo tono dulce, tan dulce que era obvio que era falso, pero siempre caías en su trampa, demasiado desesperada por su comodidad.
Hizo pensar a Ryusei: los humanos son raros, realmente. ¿Cómo puede alguien que te causa dolor, también traerte consuelo?
pero a él no le importó. Cuando te sintió llorar en su pecho, sollozando patéticamente mientras te frotaba la espalda con una falsa sensación de consuelo, sintió que se estremecía en sus pantalones.
Eras su favorito.
y no iba a dejar de destrozarte, de consolarte después, solo para destrozarte peor la próxima vez.
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