Capítulo 1 ~ los dioses siempre son raros

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>> Jessica <<

La verdad es que era raro estar rodeada de personas que no siempre se alejen de mi como si tuviera una enfermedad.

No creía en los dioses hasta que un día llegó un sátiro a mi escuela y me sacó a la tercera hora de clase cuando un monstruo gritando "¡comida fresca!" Corrió y se abalanzó hacia mi, para mi suerte el sátiro era ágil y rápido, sólo me jalo del brazo y le dio una patada con sus pezuñas en el ¿hocico? ¿Boca tal vez? Al monstruo, jaló la palanca de incendios de la escuela y me sacó después de un examen.

Esperaba que al menos pasara el examen final que estaba haciendo antes de que me sacaran de forma inesperada.

Cuando llegué al campamento mestizo, pensé que mis sueños sólo eran raros, pero resulto que eran reales cuando llegué a ese campamento, el dragón enroscado en el árbol no era imaginación mía, las mujeres que salían de los árboles tampoco eran imaginación mía y mucho menos el hombre caballo que me recibió en una casa grande de color azul junto con aquel hombre que parecía un alcohólico en recuperación.

Después de hacerme ver una película rara de caricaturas y una niña explicando que eran los semidioses y que e daba a entender que podía morir en cualquier momento, salí de aquella casa grande, Chiron (como se llamaba el centauro de acuerdo a aquella película espeluznante y rara) me dijo que llamaría a mi madre para hacerle saber que estaba bien y llamó a un campista.

La verdad es que estaba resignada a que el campista que llegara me viera con asco o morbo y yo decidiera acabar de ver por mi misma el campamento, pero el chico que llegó no me vio con asco o morbo, sólo me vio unos segundos y después sonrió de forma amable y me tendió la mano.

-me llamo Mitchell- dijo y tome su mano con precaución a lo que sonrió un poco -soy hijo de Afrodita y seré el encargado de darte el recorrido por el campamento.

Asentí y lo seguí, me llevó por todo el campamento, me explicó lo básico sobre los dioses griegos, había leído de ellos y sabía que no era buena idea hacerlos enojar, se debía ser muy estúpido o valiente o ambas cosas para hacerlo, en el camino vi que todos los campistas usaban una camiseta naranja que en medio tenía un pegado junto con la leyenda "campamento mestizo", igual que Mitchell pero estaban jugando voleibol en las canchas que estaban ahí, ellos nos veían pero traté de ignorarlos y seguir al chico que me estaba dando el recorrido.

-... Y este es el campo de fresas- me señaló el chico.

Vi el campo y me explicó que el Sr. D, (el hombre alcohólico que estaba en la casa grande) era en realidad el dios Dionisio y que era el dios encargado del campamento y que no era buena idea hacerlo enojar, aunque era gruñón y todo, no era tan malo con los campistas.

-y ¿como te llamas?- pregunto Mitchell con suavidad.

-Jessica- dije con calma y sujete un poco mejor mi mochila.

Mitchell asintió y siguió dándome el recorrido por el campamento, me enseñó el bosque y me dijo que no era buena idea meterme ahí porque había monstruos, mw explicó del porqué los monstruos no podían cruzar al campamento de forma libre como los demás campistas, me contó del pino de Thalia, la hija de Zeus, me contó sobre la historia del campamento y me pregunté cómo es que ellos no tenían traumas, y si los tenían, ¿quien los atendía?, pasar por dos guerras seguidas más las muertes de campistas era algo triste y doloroso sin duda.

-... Esta es la enfermería- dijo señalándome una cabaña larga y que tenía el logotipo de la vara de Asclepio -normalmente verás aquí a los hijos de Apollo- asentí por eso -son muy buenos en lo que hacen- señaló y sonrió de forma linda -si algún día estás herida o algo así, ve con ellos.

Y entonces... Aquí estoy (Jason Todd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora