Viendo el Arco 4 en El teatro de la desesperación

Capítulo 19: Episodio 18

El episodio comenzó con Subaru y su grupo parados en la entrada brillante de la Tumba, viendo a Ryuzu Alma con ropa negra apoyar a su debilitado Ryuzu Shima con ropa blanca.

"¡¿En serio?! ¿Terminaron un episodio con semejante final en suspenso y empezaron el siguiente con una escena completamente diferente? ¡No sé si debería aplaudirlos o maldecirlos!", dijo Al ambiguamente, apoyando la cabeza en una palma. Estaba exasperado por el final en suspenso sin resolver, pero no podía negar que ahora su interés se había despertado.

"¡Justo cuando estaba empezando a aliviar mi aburrimiento, decidieron recurrir a estos tontos de nuevo! ¡Este Guardián claramente carece de habilidad para contar historias!" Priscilla estaba abiertamente indignada de que la parte emocionante se pospusiera a favor de más charlas vacías.

—Shima ... ¿Te sientes mal? —Subaru estaba preocupado por ella.

—Ya te lo he dicho, joven Su. Al igual que los espíritus, nuestros cuerpos se están agotando constantemente —respondió Alma por su hermana.

—Ryuzu , los tres se turnan para cambiar, pero Shima fue excluida de esta cadena, no hay nadie que la reemplace. —Subaru asintió.

" No estoy seguro de poder aguantar hasta que Lady Emilia regrese. Así que no retrasemos nuestra conversación", dijo Shima.

" Espera. No necesitas hacer nada imprudente. Solo haz que una vieja bruja saludable tome el lugar de la vieja bruja y..." Garfiel expresó su preocupación de una manera típicamente grosera.

" ¿Hay alguna manera de poder llamar a Shima y Alma de otra manera? Y de todos modos, no funcionará. Porque Shima nos dirá lo que sólo ella sabe". Subaru lo interrumpió.

" Nadie más tiene este conocimiento, porque yo soy el único que entró en la Tumba y realizó la Prueba. Y allí vi recuerdos que no me pertenecían a mí, sino a nuestro antepasado común, Ryuzu Meyer. Eran sobre aquellos tiempos lejanos en los que el Santuario aún no había recibido su nombre actual".

La escena cambió a un panorama de un pueblo en el bosque. Luego vio a Ryuzu caminando entre los árboles.

—¡Oh, Dios mío! ¿De verdad nos van a mostrar ahora la vida de los antepasados ​​de nuestras abuelas? ¿Los tiempos en los que el Santuario aún no existía? —murmuró Frederica emocionada.

Para ella, este lugar encantado se convirtió en la puerta a todo un mundo de descubrimientos inimaginables. Vio batallas con monstruos legendarios y enemigos de todo el mundo. Vio cómo los cuentos de los bardos sobre acontecimientos históricos cobraban vida y se sumergió de lleno en secretos antiguos que ni siquiera sabía que existían. Frederica se convirtió en testigo viviente de horrores y sufrimientos increíbles, así como de ejemplos igualmente increíbles de coraje y dedicación.

Si alguien hubiera intentado decirle hace apenas una semana que ella, una simple criada, vería todas esas cosas asombrosas... Frederica se habría reído elegantemente, pensando que quien dice tales cosas debería aprender a controlar su imaginación. Pero no se puede simplemente discutir con los hechos. Todo esto sucedió, y ella tendría que tenerlo en cuenta y vivir con ello.

—¡Alégrense, mortales! ¡Están a punto de ver al primer dulce amigo de Betty, Ryuzu Meyer, en todo su esplendor! —dijo Beatrice orgullosa, sin siquiera intentar ocultar su sonrisa anticipada.

¡Podrá volver a ver a su primera amiga! ¡El Ryuzu de Betty! No importaba lo parecidas que Alma y Bilma parecieran a la chica original, para Beatrice seguían siendo personas diferentes, con personalidades y recuerdos diferentes. Por lo tanto, la chica espiritual estaba inquieta en su anticipación.