"¿De verdad te dedicas a esto?"
Se sacudió cuando la voz de Dog sonó muy cerca de su oreja. Estiró el codo hacia atrás, pero para ser alguien que mantiene la nariz en libros, tenía muy buenos reflejos, y lo esquivó con facilidad. Intentó entonces ignorarlo, pero el doctor se sentó en el taburete vacío a su lado y pidió un trago al bartender.
"Este lugar no está nada mal, puedo ver por qué lo elegiste de todos los lugares. Aunque todavía no me acostumbro a este nuevo look en ti." Dylan se llevó el vaso de Cuba Libre a los labios y sorbió en silencio. "No digo que se vea mal, te luce bastante bien. Pero te hace ver tan joven que es dolorosamente agradable."
"No soy un niño."
"No es a lo que me refería."
Un gruñido frustrado se le escapó antes de que pudiera contenerlo. Hablar con Dog siempre lo hacía sentir así. Al límite. Era como si el hombre hiciera la conversación difícil e incómoda a propósito. Sus oraciones siempre se sentían a medias.
"¿Qué demonios intentas decir entonces?" Golpeó la mano en la barra y lo miró. Dog le agradeció al hombre que le dio un trago y sonrió al beber un poco. No llevaba sus gafas y su cabello estaba extrañamente desordenado. Siempre había sido un tipo extraño, incómodo y torpe que lo frustraba a niveles que no comprendía. Por eso no podía ser agradable con él. Porque no entendía qué en la vida hacía que pudiera ser tan despreocupado por todo. "Odio que hables tan crípticamente."
Dog se rió con su tonta risa nasal. "Lo que quiero decir es que para alguien que ha bebido como pez en los dos últimos días, tu piel brilla tan saludablemente que debería ser un caso de estudio." Chocó el vaso con el suyo haciendo un clic bajo. "Las vacaciones te han sentado bien."
Eso, el sexo y las estúpidas cantidades de bloqueador solar que había usado en estos meses. Al menos veinte botellas, si contaba correctamente. Sus padres debieron ser de alguna parte cálida del mundo porque su piel tampoco se quemaba con facilidad, sino que le daba un agradable bronceado.
Su hígado por el otro lado...
"La vida es buena," se limitó a decir antes de levantar la cabeza y darle un vistazo al bar. Honestamente hablando, no quería tener sexo ahora ni en ningún momento pronto. El último idiota que había jodido la noche anterior había sido demasiado rudo, aprovechándose de que estuviera demasiado borracho como para usar su fuerza. No tuvo otra opción que soportarlo y cojear de regreso al apartamento cuando terminó. Eso lastimó su ego. Pero siempre había alguien que llamara su atención y despertara ese deseo en él nuevamente. "Sabrías algo si sacaras la nariz de los libros."
"Oye, he estado disfrutando de mi estancia." Lo miró cuando él le dio un golpecito en el brazo. Hizo un gesto habitual de acomodarse la gafas, pero no tenía nada y sus dedos golpearon directo la piel, sacándole una risa. Dog se sonrojó mientras lo miraba avergonzado. Quizás había pasado mucho tiempo desde que se conocían, pero jamás lo vio sin las gafas antes. Y sus ojos eran de un marrón claro que sobresalía con su piel pálida y cabello negro. Tenía las mejillas bien afeitadas y sus labios gruesos estaban rojos y mojados por el trago. Sentía que apenas estaba mirándolo bien por primera vez, no solo como alguien que trataba sus heridas, sino como un hombre de verdad. Dog se aclaró la garganta y se encogió de hombros, sosteniendo el trago con ambas manos. "Después de pasar los últimos meses en diferentes países con estaciones de invierno, estar agradablemente caliente no está nada mal. Yo... supongo que no te vi como alguien que buscaría algo así. Te imaginé más aislado y alerta." Dog lo miró a los ojos antes de apartar la cabeza rápidamente. "Y tu cabello largo es lindo cuando está limpio."
Dylan empujó su rodilla con la suya bruscamente, mirándolo divertido. "¿Por qué estás sonrojándote? ¿Eres virgen, acaso?"
"No lo soy." Dog le dio un ceño fruncido, inclinándose para sorber de la pajilla de su bebida. "Supongo que es solo raro tener una conversación así contigo, sin que estés, bueno, ya sabes..."
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[GAY] Furtivo
RomansaDylan está disfrutando de sus vacaciones. Lejos de todo el asunto de mafiosos y armas, él se encuentra acostado en una silla frente a la playa mientras bebe todas las margaritas que puede consumir antes de tener nauseas. Es una dulce vida. Aunque...