Un amor escandaloso

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Capítulo 19

Un amor escandaloso

Irresponsables - Babasonicos

Somos culpables de este amor escandaloso

Que el fuego mismo de pasión alimentó

Que en el remanso de la noche impostergable

Nos averguenza seguir sintiéndolo

Poco a poco

Fuimos volviéndonos locos

Y ese vapor de nuestro amor

Nos embriagó con su licor

Y culpa al carnaval interminable

Nos hizo confundir, irresponsables.

Cuando tienes tu primer noviazgo sueñas que todo será miel sobre hojuelas, bueno la canción con la que inició el capítulo no es tan del 2000 o 2001, pero parece que detalla perfectamente, todo lo que ocurriría de aquí en adelante.

Andrea tomó todo el valor del mundo para hablar con sus papás y decirles que Rodrigo y ella eran novios, su papá al principio no lo tomó muy bien, pero lo terminó aceptando, eso ya era ganancia, su mamá también aceptó la situación, además de que sabían que Rodrigo era un chico "bueno" luego aclararemos un poco las comillas.

El lunes que llegaron a la escuela, él la esperaba en la entrada, la tomó de la mano, cosa que a ella le sorprendió, pero impactaría más a Felipe y no sólo a él, resulta que habría muchos más a los que la noticia no les caería nada bien.

Rodrigo dejó a Andrea en su salón y como un par de bobos sólo se reían, él se despidió dándole un beso en la mejilla, ella entró a sentarse, Rosa y Regina aplaudían, ella estaba roja, en ese momento entraron dos compañeros, ambos nuevos, se sentaron cerca de ellos, la joven se acercó y se presentó.

—Hola, buenos días, mi nombre es Dafne —dijo la chica.

Era curioso, Dafne era una joven de cuerpo menudito, cabello chino ensortijado, piel blanca y venía de los Estados Unidos, eso no era lo curioso, lo curioso es que Dafne estaba casada, tenía dieciocho años y una hija de tres.

—Hola, soy Andrea Milani.

—Yo soy Regina.

—Yo soy Rosa.

El joven que llegó también se acercó, en cuanto Andrea lo vio, hubo algo en él que no le agradó, creo que en muchos lugares dicen que es gente de sangre pesada y vaya que lo sería.

—Mucho gusto, mi nombre es Trinidad —dijo el joven.

Hicieron lo mismo, se presentaron con él y comenzaron a hacerles plática a ambos.

Mientras tanto en el salón de Rodrigo, Abril y él platicaban.

—Ni se te ocurra tocarle un pelo. ¿Oíste? —dijo Abril un tanto amenazante.

—¿Qué vas a hacer, golpearme? —dijo riendo Rodrigo.

—Yo no, pero créeme que muchos meten las manos al fuego por Andrea, empezando por mi novio —respondió Abril.

—Lo sé, lo sé, pero no le haría nada, no tengo por qué —dijo él, cuando Yahir volteó a verlo.

—¿Si te dijo que ella y yo estuvimos juntos? —preguntó Yahir cínicamente.

—¿Qué dices? —dijo Rodrigo bajando la voz.

—Por eso siempre te dije que no te acercaras a Andrea, ella y yo lo hicimos en su casa —dijo el pequeño imbécil.

Curvy un amor de peso 1XlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora