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Alana

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Alana

El karate era para cualquier persona, no solo para niños, no solo para niñas. Esos idiotas no saben lo que les espera.

Hace unos minutos había hablado con mi madre por teléfono y le había preguntado sobre inscribirme al dojo y después de muchas súplicas estuvo de acuerdo —cof* cof* favoritismo cof* cof*— las clases terminaban a las tres de la tarde y el dojo iniciaba a las tres treinta, asi que no afectaba en mi hora de salir para explorar china.

Justo ahora me encuentro en el taller de arquitectura y era ¡Sumamente aburrido! No me mal entiendan, pero las matemáticas no eran mi fuerte. Levanto mi mano y el profesor espera a que hable.

—¿Puedo ir al baño?—le pregunto y el profesor asiente. Rápidamente me levanto de mi asiento y salgo del salón.

Obviamente no iré al baño, solo no quiero estar ahí. ¿Qué puedo hacer en 20 minutos? ¡Ya sé! Iré a preguntar con el maestro del Dojo.

La escuela es algo grande por lo que tuve que ir hasta los patios de atrás y de ahí caminar un poco más. Cuando llegue la enorme puerta estaba abierta por lo que avanzo. El salón es enorme, tiene unas colchonetas para no morir mientras entrenas y hay un enorme tatami en medio del salón. El maestro se encuentra entrenando y cuando me ve para en seco.

𝐌𝐈 𝐁𝐄𝐋𝐋𝐎 𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋       | Cheng Lu   ᵏᵏ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora