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Mordió con fuerza el dulce entre sus dientes, al mismo tiempo que sonó su alarma que le indicaba que debía despertar. Miró su celular con odio, se estiró para apagar el sonido molesto y siguió soldando el pequeño aparato que tenía sobre su mesa de trabajo hasta que al terminar cerró los ojos con fuerza al darse cuenta de la situación.

Se la pasó toda la noche trabajando, otra vez.

Lo bueno es que le pagaría las horas extras. Lo malo es que ahora que logró salir de su concentración, tendría que soportar el sueño durante todo el día. Dejó sus herramientas en sus soportes y se estiró hacia atrás con tanta fuerza que soltó un quejido de dolor al mismo tiempo que los huesos de su espalda y codos crujieran.

Se acomodó sus lentes circulares sobre su cabello y miró hacia atrás para encontrarse con un computador apagado. Como odiaba escribir el informe de trabajo. Se rascó su cabello corto hasta los hombros y muy desordenado e hizo un puchero. No quería hacer la parte aburrida del trabajo, es por eso que se levantó de su silla gamer, agarró su taza de café y salió de su taller de trabajo.

Afuera de su lugar de trabajo, que estaba lleno de herramientas y chatarras, se encontraba un lugar con gente con batas blancas de laboratorio, reglas de limpieza, un suelo reluciente y gente que no solía soportar mucho. Su imagen destacaba de tal forma que todos se detenían para verla. Sus pantalones negros sueltos, su suéter azul marino desgastado y ni siquiera llevaba zapatos en los pies que iba arrastrando.

—Por dios, Jeon, debes de dormir de vez en cuando—le dijo un hombre sonriente con un desagradable perfume de calidad de hombre que era combinado con el olor a café amargo.

—Vete a la mierda—murmulló, mostrándole el dedo de al medio, sin ganas de tener que soportar la vida más allá de su cueva.

Colocó su taza bajo la máquina. Apretó el botón de mocaccino y se quedó mirando como el líquido llenaba su taza. Ni siquiera reaccionaba a los murmullos que criticaban su existencia. Siempre decían lo mismo "¿Al menos se baña?", claro que sí, odiaba con todo su ser el sudor, por lo que tenía todo lo necesario para utilizar las duchas de la empresa donde trabajaba "¿Por qué no la despiden? Arruina los protocolos" No lo hacían porque trabajaba como si fuese cinco personas y le pagaban como si fuere solo dos. No les convenía perderla "¿Por qué será tan amargada?" Porque cuando fue amable fueron crueles con ella.

Agarró su taza y se apartó un poco para que alguien más ocupara la máquina. Tomó el bol donde tenía los endulzantes y sacó un sobre de azúcar para colocárselo a lo que sería su sustento del día. Luego le coloco otro. Un hombre sonrió al verla y le indicó a su compañero que le pusiera atención.

—Ya lleva tres—le susurró.

Le colocó otros 5 gramos de azúcar. Agarró una cuchara, lo revolvió un poco y le colocó otros 5 gramos. Acercó su mano para sacar otro sobre, pero se contuvo. Estaba en proceso de dejar de comer tanta azúcar. Se dio vuelta para irse. Pero al ver que ahora nadie la miraba, agarró un puñado de sobres de azúcar para esconderlo en su bolsillo. Antes de caminar para volver a esconderse hasta la hora del almuerzo, observó a tres personas corriendo.

—¿Qué pasa?—preguntó una a lo lejos.

—Creo que uno trató escapar—susurró otra mujer.

Soyeon inclinó la cabeza. Trabajaba tanto en su taller que ni siquiera sabia que hacía su empresa. Tenía una leve sospecha que era de espías o puede que tal vez sea de minería. Arreglaba muchas cosas extrañas, como armas extrañas, computadores con información que ni entendía ni le interesaba, sillas inteligentes, taladros y hasta explosivos que tenían una leve sospecha que estaban defectuosos, pero según ellos, eran muy costosos para simplemente botarlos.

Cosmic [SOQI | YUYEON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora