Cosmic [SOQI | YUYEON]

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Era la primera vez en mucho tiempo que pensaba en su propia vida. Soyeon pasaba tanto tiempo trabajando, escapando de sus propios pensamientos y realidad, que cuando estaba en el ascensor todo lo que ignoraba iba a su cerebro.

¿Cuándo fue la última vez que habló con sus padres? Hasta se sentía mal por no extrañarlos, no eran malos, solo no logró tener una conexión con ellos, con nadie ¿Cuándo fue la última vez que hizo algo más que trabajar? Sacó su celular de su bolsillo para mirar la fecha. Había pasado mucho tiempo.

La bajada era larga y silenciosa, ningún tipo de tecnología debía de encontrar ese lugar. Por lo que mientras miraba los números negativos de color rojo en la pequeña pantalla. Recordó la crueldad del humano ante ella solo por ser "un poco rara".

Desde muy pequeña le gustó crear cosas con la chatarra que encontraba y desde muy pequeña el mundo hizo todo lo posible para burlarse, rompiendo sus proyectos más queridos que tardaba semanas solo por una carcajada de 2 minutos.

Mordió con fuerzas el caramelo entre sus dientes mientras desenvolvía otro. Estaba estresada y eso le aumentaba la cantidad de dulces que comía en el día. Por una parte, extrañaba estar en su cueva, con su mente solo con chatarra y herramientas; y, por otra, no sabía qué hacer con esa pobre criatura.

Con la caja de herramientas simple en una mano y sus planos bajo su brazo, caminó sin saludar a Miyeon para ir donde la cápsula rota para ponerse a trabajar en silencio. Le gustaba el silencio, por lo que era una lástima que a Miyeon no.

Llevaba una semana cambiando cables y tornillos para que su sistema se volviera realidad. Sentada en el suelo mientras la alienígena de cabello rojo la miraba y la insoportable Miyeon hablaba sin parar con los otros seres vivos que tenían encerrados. No eran mucho, pero sí lo suficiente como para que Soyeon se diera cuenta de la variedad de vida que hay afuera del planeta y estaba segura de que ninguno soportaban a Miyeon que les hablaba como si fueran su psicólogo.

—¡Me dejó plantada!—contaba ignorando la presencia de Soyeon—. Aquel chico humano que te dije que era el indicado porque pagó la primera cita ¡Me dejó sola esperando en la segunda!—negó con la cabeza y anotó los números que indicaba la pantalla frente la celda en un papel que tenía que rellenar dos veces al día—. Aunque debo de admitir que tampoco era tan interesante—soltó un largo suspiro—. Pero era más lindo que el anterior—hizo un puchero— ¿Te acuerdas de él? Te mostraré una foto del de ahora—sacó su celular y lo acercó a la celda. Soyeon giró su cabeza, se encontraba a más de 10 metros, pero pudo ver con claridad como aquella cosa amorfa de color gris, la ignoraba.

Guardó el envoltorio de otro dulce en su bolsillo y agarró una de las tuercas. Siguió trabajando hasta que escuchó a Miyeon despedirse de "sus amigos" para ir al baño. Necesitó una semana para saber que iba 7 veces al día y esa era la primera. Esa chica necesitaba ir al doctor, igual ella.

Soltó las herramientas y se giró para ver la criatura detrás de ella. No había avanzado nada, pero ese día había llegado con un plan. Sacó su celular, lo desbloqueó para abrir YouTube y le mostró el video de lo mejor que puede aprender de la humanidad "Bebes chistosos". Pegó la pantalla en lo que parecía un vidrio y observó como la criatura mantenía su mirada al video. Era el video más puro y chistoso que había visto anoche, por lo que esperaba que entendiera que no todos son malos.

Luego de un tiempo, la criatura se acercó para ver mejor e inclinó la cabeza para un lado.

—¿Por qué hacen eso?—preguntó y Soyeon vio la pantalla, era un bebé bailando y riendo.

—¿Bailar?—asintió con la cabeza al no conocer esa palabra, aunque hablara bien el idioma. Era un término nuevo—Oh, acá hacemos mucho eso—apartó su celular para colocar otro video, esta vez una presentación de un concierto de kpop masculino que le gustaba—. Es una expresión del arte, creo—las antenas le temblaron un poco y por un segundo sus ojos brillaron.