X: Las bestias despiertan

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56 años después de la Batalla de Elger.

POV de Arthur Leywin, su habitación

Estoy dormitando después de que ayer tuviese un día demasiado ajetreado, primero con el abuelo y su maldito entrenamiento, que para mi suerte desde hace dos años ha evitado que me sigan dando ataques es mi núcleo, a a cambio mi cuerpo esta molido físicamente.

Segundo con Tessia, que había invitado a sus amigas nobles para una fiesta de té... si la elfa caprichosa había hecho dos amigas, incluso yo dude que fuese verdad hasta que las vi en persona, y después recibí un escarmiento de parte de la princesa caprichosa por no haberle creído...

En resumen, sus dos amigas que son igual de molestas que ella  y ayer decidieron usarme  como un muñeco de trapo para su fiesta, entonces me convertí en el sirviente, que tuvo que servirles  el té...

Acepte por dos razones, primero Tessia tenía demasiadas inseguridades sobre si misma, y me había pedido casi de rodillas que hiciese ese trabajo para al menos no quedar mal, al haberse ido de la lengua con sus amigas en la que ella era mi dueña y yo su esclavo, no quiero ni saber como, pero era irónico, y segundo me ofreció su porción de galletas en el desayuno...

Además mi venganza fue fría ya que cuándo su abuela vino a vernos, y nos encontró en tal situación puso tan firmes a Tessia y sus amigas que fue delirante... aun recuerdo la cara roja de vergüenza de Tess cuando su abuela la regañaba frente a todos...


Oí la puerta abrirse rápidamente, mire la hora y decidí  intentar dormir un poco más, cosa que me fue imposible en cuanto una Tessia de 8 años entró por la puerta, su cabello ahora más largo, trenzado hasta más allá de sus hombros, su grasa de bebe desaparecida, lo que permitía ver sus facciones bien definidas y muy femeninas, aunque pensándolo mejor eso era un rasgo de todos los elfos... por lo demás ella seguía siendo una niña, ya que aun no había desarrollado su cuerpo... eso si, ahora tenía más fuerza.

-Se que estás despierto imbécil, así que sal de la cama, o me comeré las galletas que te debo- dijo molesta mientras se acercaba a mi, poniendo su cabeza sobre la mía durante unos segundos, la proximidad fue tal que pude sentir su aberrante aliento quemándome las entrañas de mis fosas nasales, suspiró antes de que su paciencia se acabase y  en un rápido movimiento me cogió de la oreja y me la estiro con una fuerza abrumadora, sacándome de la cama mientras aullaba de dolor... que técnica más mortal.

-Se supone que las princesas debéis ser menos vulgares- le dije mientras la encaraba, nuestros ojos mirándonos fijamente el uno al otro, mientras ambos manteníamos nuestra postura para intimidarnos, de repente oí la voz del abuelo.

-Oye si queréis besaros no lo hagáis delante de mi-  dijo mientras entraba por la puerta y nos miraba tranquilamente, aunque con una sonrisa burlona, en su ahora más arrugada cara de viejo, que en aquella tarde mientras nos narraba su mayor proeza militar...

-No te metas!!!-  dijimos a la vez mientras cambiábamos nuestra atención al anciano que ambos llamábamos abuelo, un anciano demasiado molesto y petardo, que nos miraba con una sonrisa demasiado burlona para nuestro gusto, con los brazos cruzados y con su típica larga túnica.

-Ya veo...entonces es una discusión de pareja... entonces avisadme cuando estéis listos, hoy vamos a completar tu asimilación- dijo mientas nos despedía con su arrugada mano, mientras cambiaba su mirada y nos veía con una mirada que yo no pude identificar correctamente, no si era añoranza, burla o algo de tristeza... quizás todo en uno... la razón, la descubriría pronto.

TBATE: DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora