I: Zestier, acaso los dioses no te adoran

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Zestier: Pocas horas después de la reunión con los Eralith

Necesito dormir...si necesito dormir...no estar viendo flores con una princesa bipolar con mal carácter.

Resoplé en mi mente mientras pensaba en incinerar todas las flores y así callar a la princesa petarda que no paraba de explicarme todo, desde su funcionamiento hasta como se reproducían.
¿Que clase de educación había tenido esta niña?

Si, si muy bonitas esas cosas- Dije mientras me adormecía, llevaba dos horas de explicaciones sobre flores y por mucho que uno fuese respetuoso y educado, al final acabas hartandote.
-Ni siquiera estás prestando atención...- dijo mi amiga mientras se reía ligeramente no se porque, a mí no me hacía gracia.
-Bien señor sabiondo...ya que las flores te han cansado, ¿hay algo de lo que quieras hablar?- Me preguntó ella, mientras ponía cara de mona, si claro con esas orejas lo único que le salía era de buey...aunque me seguía sorprendiendo que una niña de 5 años fuese tan madura al hablar...

-No podemos ir a dar un paseo, esto es muy bonito y todo... pero simplemente es un poco aburrido- Dije francamente sin preocuparme por sus sentimientos...ella me miró con una cara de ¿en serio?. Y luego suspiro, sonrió y me abrazó, en definitiva era bipolar.

-Nop, la abuela me ha dicho que nada de paseos por la ciudad hasta que se conozca tu presencia mejor, no queremos altercados- terminó de decir antes de apartarse de mi, sus ojos brillaron ella podía ser muy terca pero era realmente bonita...al menos físicamente...su actitud ya era otra cosa, además quería entrenar ya para poder empezar a planear la venganza contra el que me quito a Silvia,en cuanto vuelva con mis padres.

-Entonces porque no me dejas irme a dormir- Dije mientras sacudía la cabeza agotado, habían sido muchas experiencias, para un día pero está niña, con mente de adulto sanguinario y sin remordimientos parecía tener energía infinita.

-Ara, ara...Tessi no sabía que ya tuvieras un esclavo sexual- dijo una voz demasiado amable y con toques lascivos, que parecía salir de la nada, mire preocupado a Tess, antes de verla sonrojarse y quedarse pensado, ella de verdad estaba pensando en sus palabras...tengo miedo.
Sentí una suave mano en mi hombro antes de girarme, para pararme frente a una mujer, ella era fuerte, y muy rápida, tenía el pelo negro, como las laderas del Vesuvio, un pequeño lunar en su mejilla derecha, unos ojos oscuros que parecían mirar tu alma, y unos rasgos dulce y afilados, que junto a sus hermosos labios haría confiarse a cualquier hombre, algo que es un grande error con esta mujer.

Lo que más me sorprendió es que ella me beso la mejilla izquierda, antes de... ¿morderme el cuello? -¡Maldita loca!- grité mientras sentía que ella me soltaba lo que provocó que cayese sobre Tessia, para mí suerte o mi vergüenza ella me sujetó.
-Hermana Aya, deja a Arthur en paz, el es muy seco para entender tus bromas- dijo Tess mientras reía ante mi reacción, ella parecía disfrutar...para mí mala suerte o disfrute depende a quien le preguntes, la tal Aya disfrutaba de llevar ropa bastante abierta, y al caer mis ojos quedaron en frente de su amplio pecho. -Ara, pequeño vas a hacer que me sonroje, ¿si querías mamar tan solo tenías que preguntarme?- dijo la loca mientras se ahuecaba los pechos con ambas manos, si a eso le sumas que no son pequeños, sino bastante grandes.
Yo estoy rojo como un tomate y Tessia parece estar disfrutando como una niña.
-Aya! Que crees que haces!- grito otra mujer que apareció rápidamente y la tapo con una manta, ella era más joven que la loca, con una figura menos desbordante pero mucho más atlética, ella desbordaba disciplina para mí suerte pues llevaba un uniforme militar de alto rango, también me fijé que Aya también lo llevaba, solo que ella parecía haberlo "modificado". Ella además stenia el pelo averdosado con toque s blancos, ojos también verdes, y una cara fina pero con facciones fuertes... bastante hermosa también, parecía ser un rasgo común entre las elfas.

TBATE: DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora