Shinobu olvidó por completó al hombre para dirigirse a la habitación que le había comentado la enfermera, buscando el número hasta llegar a él.
Viendo a su madre tan tranquila, ¿por qué la llamaría a ella y no a su hermana mayor?
-¿Qué haces aquí? - Se notaba un tanto preocupada, eso la hizo cambiar a la chica de los ojos púrpuras su expresión a una de desagrado. Su madre nunca se preocupaba por ella.
-Nos llamó tu colega, que estabas aquí, no te veo tan mal- La trataba de la misma forma que ella las había tratado estos años.
-No era necesario que vinieran, tu estado y el de Kanae no es favorable.
-Madre nos preocupamos por usted- Giyuu había entrado a la habitación con el hombre.
-Yo los llamé Mei, estaban en su derecho en saber. A final de cuentas son tus hijas.
-Yamada-san no era necesario.
-Discúlpenme que no me haya presentado en el pasillo- El hombre le extendió la mano a Shinobu- Ryota Yamada.
La chica no fue grosera, lo saludo al igual que su esposo.
-Giyuu Tomioka, el yerno de la señora Mei.
-Si me ha platicado de ustedes dos, junto a Kanae y Sanemi- Shinobu estaba sorprendida de que supiera de sus nombres de ellos y su familia- Si tienen tiempo, podemos tomar un café- El hombre miro a la mujer que estába en su cama presenciando lo que no quería- Cariño, vendré en un momento, necesito hablar con tus hijos.
-No... - Ella estaba vergonzada por como la llamó- No es necesario.
-Déjame limpiar tu cara un poco.
Shinobu estaba presenciando algo que nunca había visto en su vida, su madre sonrojada y siendo algo cariñosa con el hombre.
Después de varias horas ellos iban en el auto del aludido, con dirección a su hogar. Shinobu iba callada, aunque Giyuu quería volver al momento donde no fueron interrumpidos, tenía que romper el hielo en ese momento.
-Cariño, es tu madre merece ser feliz.
-Si lo se pero... - Ella se quedó callada un momento, le era complicado acostumbrarse a la idea de que su madre demostrará vergüenza o cariño- Me es complicado verla así.
Él ya no quiso decir nada más, el hombre que había invitado un café a ambos les dijo que la quería de verdad, iba en serio con ella y le resultaba tierna.
Nunca nadie había dicho algo así de ella, ni su padre en lo que recordaba de su vida. Estaba en Shock.
Llegando a su casa ella se iba a dirigir a su habitación, pero le fue imposible ya que fue invitada a sentarse en el regazo de su esposo.
-Hace unas horas estabas seduciendome- Él empezó a besar su cuello, colando sus manos hasta llegar a su bra- Volvamos en donde nos quedamos.
Ella hizo caso, dejándose llevar y volviendo a ceder a sus deseos más oscuros.
La mañana llegó y ella se sentía agotada, Giyuu y ella últimamente estaban más activos sexualmente. No se quejaba, pero a veces se sentía agotada y quería dormir un poco más.
Agradecía a Dios que era su último día en la escuela, por motivos de salud y para recuperarse de lo último que pasó.
Sus clases eran normales, pero con cada exámen se la había pasado dejando una nota en que eran buenos y dando buenos deseos a su futuro ya qué, ella estaba resignada a no regresar a dar clases por un tiempo.
Se quería dedicar a su faceta de mamá por completó.
Llegó su última clase, era con sus sobrinos, la primer clase donde ella estuvo a cargo este año. Entró a está, se sentía tensó el ambiente, no le tomó mucha importancia.
La hora pasaba con mucha tranquilidad, le sorprendió un poco que todos le pusieran atención, hasta el revoltoso de Inosuke. Era raro, faltaban unos minutos para que su clase terminara cuando, estaba entregando sus últimos exámenes con ella, el representante de grupo levantó la mano.
-Sensei- Era el chico de los aretes- Tenemos algo para usted.
Ella se sorprendió al ver que los chicos sacaban de un locker un ramo de flores rojas, entre ellas iba colada un girasol, estaba sorprendida que ellos se tomarán el tiempo de hacerle una sorpresa así.
-Es para usted- Nezuko hablaba por la mayoría.
-Queremos que usted tenga un buen descansó- Tanjiro decía las palabras de corazón.
-Y qué la vamos a extrañar mucho- Zenitsu tenía una lágrima traicionera, la consideraban una de las maestras más hermosas de la preparatoria.
Inosuke no dijo nada ya que estaba llorando.
Ella no soportó mucho y empezó a llorar, sentándose en su silla, sus alumnos se asustaron que se acercaron para abrazarla entre todos.
Ella pensaba que no había dejado huella en sus alumnos, con esta sorpresa ella se dio cuenta qué si.
Movieron las mesas y las sillas para tomarse una foto grupal, no sin antes decorar el pintaron que estaba detrás de ellos.
Deseándole buenos deseos.
Terminando su día, Giyuu la estaba esperando, pero grata fue su sorpresa al sentir como era abrazado.
-¿Shinobu? - Entonces se dio cuenta que ella lloraba con mucho sentimiento- ¿Qué sucedió?
Despues de un rato se dio cuenta del motivo, apoyandola como lo debe de hacer un esposo.
Diciéndole los buenos puntos que hizo en su trabajo como maestra estos años, había un grupo en especial que le agradeció de corazón que se haya tomado el tiempo de apoyarlos en sus dudas.
Ahora ella solo le tocaba descansar.
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Cortito, pero seguro.
Ya estamos en lo último de este fic ❤
Espero que les guste.
Y qué, ¿Merezco review?
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Las Dos Rayitas Del destino
FanfictionShinobu se encontraba deprimida de saber que la persona que ella quería en ese momento estaba a punto de casarse, para olvidar las penas decide salir pero esa noche de copas, provoca un pequeño desliz. Uno en el cuál conoce a un hombre poco expresi...